Poco X Piper - Notas lluviosas

La sombra del paraguas

Piper invitó a Poco a tomar un té en su casa. El mariachi aceptó la invitación y caminaron juntos con el brillante sol, que hacia bailar a las plantas de alegría.

Poco: No me has dicho tu apellido. Creo que eras "De la Prim", ¿cierto?

Piper: ¡Exactamente! ¿Cual es el tuyo?

Poco: La verdad no recuerdo.
Respondió el esqueleto, mostrando incomodidad.

Piper puso una mirada seria y no le dió importancia al asunto, mientras tomaba los cupcakes que ella mismo preparó.

Poco: ¿Qué es lo que sueles hacer en tu tiempo libre?
Preguntó Poco con una pequeña sonrisa.

Piper: Oh... cosas como hacer pasteles, postres, magdalenas y colocarles granadas dentro.
Respondió Piper también sonriente, a lo que Poco reaccionó con una mirada de asombró, para a continuación observar los cupcakes que ella preparó para él.

Piper: No creerás que te estoy dando bombas de comer, ¿no?
Preguntó Piper sarcásticamente.

Poco: ¡No, para nada! Solo... me resultó curioso.

Tras un tiempo, mientras ambos conversaban, Poco se fijó en varios cuadros. Uno contenía una imagen de Piper con un hombre mayor a su lado. Ambos estaban en un campo, delante de una casa en bastante mal estado.

Piper: Él era mi padre. Durante esos años vivíamos en pésimas condiciones. Murió hace mucho tiempo.
Dijo ella al darse cuenta de lo que estaba viendo el mariachi, para a continuación bajar la cabeza y mirar su taza de té.

Poco: Oh... lo siento mucho.

Piper: No lo lamentes. Realmente no fue la mejor compañía ni la mejor vida.

Ambos se quedaron en silencio unos segundos. Sin embargo, Poco creía que debía saber mas sobre aquel tema. Tenía el presentimiento de que aquello es lo que ella quería contarle cuando estaban en los arbustos. Podía sentirlo.

Poco: ¿Quieres contarme mas sobre eso?

Piper dió un profundo y lento suspiro.

Piper: Viví en un mundo lleno de guerras y eventos sin ningún sentido. Mientras habían naves espaciales volando sobre nuestras cabezas, aparecían monstruos que amenazaban con destruir las viviendas. Vi cientos de portales invadiendo el mundo... portales que parecían estar hechos de aire. Pude ver seres oscuros de mundos remotos. Vi mi casa destruirse, vi a mi padre morir y... me vi morir a mi misma.

Esas últimas palabras Poco nunca las había escuchado. Sin embargo, como siempre, sabía de que hablaba solo con sentir el sonido de su voz, de sus lágrimas y de su sombra.

Piper: Yo morí. Avancé por el pasillo que divide la vida con el otro mundo... tu mundo... el mundo de los muertos. En ese momento no sentía nada, pero sentía todo. Sentí el momento en el que casi toco "el otro mundo", sentí lo que hay entre la vida y la muerte y, sobretodo, sentí cuando fui salvada y regresé. Volví a la vida.
Creo que por eso puedo entender por todo lo que pasas y tu también conmigo. Lo que no se es si... en el fondo realmente si fallecí.

Poco miró a Piper con una mirada de tristeza. Él no sabía que decir. Sin embargo, su guitarra si.
El esqueleto tomó su instrumento y comenzó a tocar lentamente cuerda por cuerda.
Ambos se miraron fijamente.
Poco vio las pupilas llenas de vida de la chica, mientras que ella miró los ojos muertos del mariachi.
Piper acercó su cabeza hacia la de él. Sus ojos vivos cada vez estaban mas cerca de los apagados de Poco. Por segunda vez, ella acercaba sus sentimientos hacia la muerte. Ambos se besaron, volviendo el pasillo que da al mundo de los muertos mucho mas corto. Así, Piper entendió que morir es solo un sentimiento. Un sentimiento que se produce de muchas formas y al mismo tiempo solo de una; tocando una guitarra. Porque ésta fue la manera en la que después de un segundo intento, Piper besó a la muerte. Ella pudo ver con mas claridad aquella calavera con sangre azul oscura, la cual se unió a la melodía. Con esos acordes y ese beso... ella murió.