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Meses de amistad en los que por treinta minutos durante las mañanas permanecen apegados en el tren entre conversaciones ''filosóficas'' que en realidad son vainas del delirio de sus mentes en busca de sobre analizar todo, otras son de ''conspiraciones'' y películas de terror. En las noches se desvelan mandándose emojis a lo pendejo, manteniéndose con un aura de enamorados entre las nubes que, por momentos sus familias los observan divertidos y en otros preocupados.

En el caso de Izuna, su torpeza alegra las noches de Madara, cuando camina distraído con el celular en mano, chocando con muebles y puertas. Bueno, todo es risa y diversión hasta que el menor se distrae cocinando y le toca comer comida al carbón.

Uchiha Tajima hace mucho se huele el enamoramiento del menor y ya preparo la escopeta.

Por parte de Tobirama sus hermanos menores lo mantienen vigilado para encontrar y capturar al ovni que tiene idiotizado al mayor. Hashirama no deja de acosarlo con preguntas acerca de Izuna, cuando lo conocerá o tendrá los cojones de pedirle ser su novio. El castaño siempre termina sacado a patadas de la habitación del menor.

En una ocasión se pusieron de acuerdo para hacer una video llamada y así ver juntos una película de body horror, las pelotas que tuvieron esa noche para ver thanatomorphose, los dejo muy mal. Pasaron días comiendo y durmiendo mal. Ni con Disney se les paso el mal rollo que cogieron esa noche.

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Junto a la ventana del vagón observa sin prestarle atención al mundo que sigue su curso al exterior del tren, piensa en su amistad con Izuna, no quiere ser amigo del menor, desea ser otra cosa, a estas alturas lo conoce lo suficiente para estar enamorado incluso de sus defectos y manías, ya ni le molesta que lo muerda, si se descuida Izuna le arranca un trozo de piel.

Con eso en mente se soba el brazo izquierdo, donde tiene una marca de los dientes de Izuna, una ''muy pequeña marca de amor''

Tomo la decisión de empezar a preparar el terreno para declararse, en dos semanas tendrá su segunda cita con el menor y planea pedirle ser su novio en esa ocasión.

Como en la mayoría de las mañanas Izuna aborda el vagón sonriendo en cuanto lo ve. Hay ocasiones agobiantes en las cuales al menor le toca subir a otro vagón, esos días no se ven y hay que sumarle los fines de semana, esos periodos para su pobre corazón enamorado son una tortura, por eso todos los lunes que tiene la oportunidad de verlo, lo primero que hace es abrazarlo, estrujarle las mejillas y esquivar los golpes del menor por tener el atrevimiento de pellizcarle los cachetes.

- ¿Has traído el chocolate que me prometiste anoche?

- Primero se dice ''buenos días'' - Izuna sonríe y le besa la mejilla.

- Me perdonas.

- Un beso mas y lo considerare. – el menor volvió a besarlo, en esta ocasión cerca de la comisura de sus labios. Tobirama embobado saco de su mochila una barra de chocolate para Izuna. Con dos neuronas funcionando recordó la rosa con tallo cortado que también trae consigo y se la extiende al azabache, quien la recibe sorprendido por el detalle a la vez que encantado.

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Por dos semanas Tobirama estuvo regalándole una rosa cada mañana que se veían. Rosas que el menor guarda en una caja junto a fotos instantáneas en las que aparecen ambos, el mayor tesoro que esconde de Madara y su padre.

Donde lo sigan tratando como la mujer de la familia les pone laxante en la comida.

Emocionado toma su caja de madera y la regresa a su escondite. Le manda un ultimo mensaje a Tobirama y se dispone a dormir, al día siguiente tendrán su segunda salida juntos y le emociona que sea en la playa.

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