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Tres meses de amistad, mañanas compartidas en el tren, conversaciones amenas con desacuerdo en la mayoría, peleas infantiles, sonrojos, mensajes hasta altas horas de la noche y una que otra video llamada.

Por primera vez desde que se conocen quedaron en encontrarse para pasar juntos toda la tarde del sábado.

Ambos desafortunadamente no viven cerca y sus horarios de estudio son un caos, cuando Izuna tiene tiempo libre, Tobirama está en clases de natación o haciendo algún trabajo de la universidad.

Cuando Tobirama está libre, Izuna se encuentra en clases de francés o en el instituto. Por ende, les costó encontrar un día que pudieran salir juntos que no afecte sus horarios de clases u otros compromisos.

Gracias al cambio de era en el zodiaco, la bendición de los ángeles y que es un año bisiesto, lograron ponerse de acuerdo en algo sin pelear en el proceso. Quedaron en encontrarse en una cafetería que ninguno había visitado antes y que se encuentra a la mitad de sus casas.

Izuna es el primero en entrar al local, un establecimiento de ambiente agradable, silencioso, con decoraciones de cuadros mostrando actividades folklóricas del país y plantas. Supone que por la hora se encuentra algo vacío. Camina hacia el fondo del lugar, tomando asiento en una mesa junto a la ventana, donde puede observar el ajetreo del exterior.

Suspira y tararea jugueteando con sus dedos, nervioso a la espera de Tobirama. Es una cita que no es una cita ¿o si es una cita?

Quizás y si se anima le pide matrimonio al albino, quien sabe, a lo mejor y sale de la cafetería con un prometido ¿a quién quiere engañar? no lo hará esa tarde, como buen Uchiha, planeara algo ostentoso, lujoso y romántico para pedirle matrimonio al gruñón que lo tiene con arritmia cardiaca e insomnio.

Es sorprendente como puede llegar a perderse en sus divagaciones sin prestar atención a lo que ocurre a su alrededor.

Después de dos minutos de pie frente al azabache, aun le intriga el motivo por el cual permanece con la mirada perdida, sin enterarse de su presencia. Suspira y se encoge de hombros, camina para pararse detrás de Izuna y le tapa los ojos.

Da un respingón asustado por tener a alguien tapándole los ojos, logra calmarse cuando escucha una risilla familiar y casi se le para el corazón al recibir un beso en la mejilla.

Toma asiento frente al azabache, auto felicitándose por lograr que el menor se sonroje. Ama los sonrojos de Izuna y se ha propuesto sacarle varios.

Está considerando anotarse en la lista de pacientes en espera de trasplante o someterse a una operación para colocarse un marcapasos, no tiene idea de cuanto más pueda aguantar su pobre corazón, Tobirama le provocara un ataque cardiaco tarde o temprano.

¿y si lo quiere matar? Condenado, le jalara las patas. Le parece graciosos como se avergüenza con un beso en la mejilla y en sus tiempos libres imagina su boda ¿y? ¿Qué sigue después de la boda? Hemorragia nasal.

Tobi con ropa, suculento. Tobi sin ropa ¡virgen María! Las hormonas les están haciendo pasar un mal rato.

Con un ojo en el menú y el otro en Izuna, le intriga el motivo por el cual el azabache permanece ido mientras su rostro adopta un color rojo preocupante.

- ¿estas bien? ¿necesitas algo? ¿Izu?

- No te preocupes estoy bien, solo... mi imaginación es muy mala.

- Bien. – no le despegara la mirada de encima por si acaso. Trata de recomponerse, se paso de fantasioso. - ¿en que pensabas antes de que llegara? Estabas ausente.

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