Soñoliento y con frio bostezo cubriéndose la boca mientras con la otra mano se aferraba a su suéter en busca de calor. La mañana era gélida con ráfagas de vientos que le helaban las mejillas y las orejas, afortunadamente había dejado de nevar hace un par de días. Anhelaba la llegada de la primavera y le molestaba que faltara un mes para eso.
Las temperaturas frías no eran sus amigas y también era un hecho que en verano se quejara por el excesivo calor.
Caminaba a paso rápido por lo tarde que era, no quería perder el tren, no era una buena idea llegar retrasado el primer día de clases, en un nuevo instituto. Mal ahí, se deprimió.
Extrañara a sus ex compañeros de clases, maestros y todo lo relacionado al instituto donde paso gran parte de su vida académica. Suspiro deprimido, solo le quedaban los buenos recuerdos e intentar mantenerse en contacto con sus viejos amigos.
Mudarse de ciudad era algo que le traería veneficios a la familia por el ascenso de su padre en la empresa y el buen empleo que obtuvo Madara. Ellos también dejaron cosas buenas atrás, personas importantes, toda una vida de rutina y costumbres, pero decidieron priorizar lo que creían sería mejor para todos. Entiende la decisión de los mayores, aun así, eso no le quitaba lo deprimente que era iniciar en un lugar nuevo rodeado de desconocidos.
Al entrar en la estación de trenes, según su reloj y el horario del tren, tenía tiempo para buscar algo de comida, su estómago se lo suplicaba, despertó algo tarde y al no conocer con precisión los horarios de los trenes se asustó y salió corriendo de la casa, sin probar un bocado.
Después de un par de minutos, con un café, frutas y un paquete de galletas en manos, busco una banca vacía donde pudiera sentarse a hacer feliz a sus desesperadas entrañas, las cuales estaban comiéndose a sí mismas. Suspiro de alivio al encontrar un espacio vacío, rodeado de estudiantes.
Momentáneamente, entre sorbos y mordidas a sus galletas, era como un niño feliz, hasta que una ráfaga de aire le helo los cachetes atiborrados. Las temperaturas frías le eran molestas, por que solía resfriarse con facilidad, le gustaría que el clima fuera siempre templado como en primavera. suspiro resignado, no tenia de otra que soportar las temperaturas en extremo bajas y altas.
Poco a poco la estación empezó a llenarse aún más, era hora pico y en algunos minutos apenas podría moverse entre tantas personas.
Cuando llego el tren logro entrar en un vagón relativamente vacío, no encontró asiento, así que, le toco viajar de pie, bufo sin ánimos y busco la forma de animarse para el primer día de clases en un nuevo instituto. Mal ahí, se deprimió, otra vez.
Una vez más, suspiro e intento ser positivo, debía poner de su parte para que el día no fuera malo o por lo menos no muy malo.
En un intento para distraerse empezó a observar detenidamente a las personas en el vagón. Había quienes viajaban dormidos: algunos con la boca abierta, otros discretos simplemente con los ojos cerrados. Sonrió aguantando la risa, los envidiaba, de estar sentado, alguien se estaría riendo de él por dormir como contorsionista. También había personas hablando con otras en susurros, en general estudiantes como él, otras simplemente miraban a través de las ventanas, o tenían toda su atención en sus celulares.
Alguien en los últimos asientos del vagón llamo su atención. Un albino, al que no le pudo despegar la vista de encima por sus rasgos faciales, el color de su piel, ojos, cabello y las pocas pecas sobre su nariz. Debió haber permanecido mucho tiempo clavándole la mirada para que el joven dejara de ver a través de la ventana y lo mirara a los ojos.
Izuna tomo el aspecto de un tomate al ser descubierto por el albino, quien le mantuvo la mirada. Se puso nervioso e incómodo, recriminándose lo mal acosador que era. Torpemente bajo del tren en un intento de fuga, pues estaba casi seguro que el albino lo observo durante todo el viaje, quizás estaba molesto por haber sido irrespetuoso.
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30 Minutos
FanfictionIntento de historia miel del TobiIzu. - Los personajes no son de mi propiedad, créditos a su autor Masashi Kishimoto. - La imagen no es de mi propiedad, créditos a su autor.