Sonrió con propiedad cuando Aspros se detuvo frente suyo, luciendo una mirada torva de esas que sólo aburren. Albafika ya se había marchado prometiendo que volvería en un par de días con regalos para Kardia y el bebé Camus que cada minuto daba señales de que sus pulmones respondían al cuidado de su pediatra quién orgullosa colocaba pequeñas estrellas de fómix amarillo alrededor de la incubadora
—¡Oye!
—Dégel para ti, Aspros Gemix—sus ojos violetas barrieron al aludido quién amenazado por su altivez, retrocedió casi tropezando con una neuróloga—¿ Vienes listo para atacarme? ¿ Zaphiri Escorpio no se cansa de humillarme?
—¿ Te crees invencible porque ella te dio un hijo que para colmo nació tan pequeño?
Si algo había aprendido de su convivencia con Kardia era que hombres petulantes como Aspros debían ser vencidos con inteligencia tal como hizo días pasados con Zaphiri. Por suerte, en su trabajo le dieron el permiso por paternidad y podría ir y venir con cosas para Kardia y contemplar a Camus, eso sí procuraba que el resto de los Escorpio quienes moraban en la suite de un hotel reconocido de la ciudad intentaran hostigarlo.
—A diferencia de ti, supe conquistarla—los lentes que cubrían sus bellos ojos violetas se resbalaron cuando arrugó la nariz, gesto que su interlocutor reconoció como burla—ahora si me permites, debo visitar a mi hijo, ese que dices que es tan pequeño ¡ Con permiso!
Anonadado ni siquiera protestó cuando Dégel pasó a su lado empujándolo, Zaphiri estaba jugando mal sus cartas, debían ser más sutiles si es que querían separar a Kardia de Dégel, la fortuna de los Escorpio se le escapaba de las manos y ese romanticismo de Dégel le daba alergia.
Algo más fuerte debía llevar a cabo. Un susto tal vez.
*****
—¡Doctor!—Saori apresurada llegó agitando su celular en dirección a Sisifo quién firmaba un certificado para una paciente, el mencionado alzó ambas cejas ante la angustia pintada en el rostro de la joven—su hijo...
Ni dos veces le arrebató el dispositivo a la enfermera quién para agilizar las cosas, acompañó a la paciente afuera para darle espacio al gineco-obstetra quién se puso pálido y sin decir nada, salió con el celular de Saori ya que el suyo estaba descargado y no tenía tiempo para cargarlo.
—¡ Sasha! ¿ Qué pasó, dime exactamente qué pasó?
La joven comenzó a explicarle que Aioros, desde la ventana de la sala del departamento, vio un pequeño pájaro picotear granos de arroz en la vereda, ella notando que el infante tenía intenciones de bajar, le advirtió que no sería posible porque el ave volaría ante su presencia y además que la calle era peligrosa para los niños por los vehículos que pasaban a cada minuto. Pensó que la obedecería ya que se hallaba amamantando a Aioria que cada media hora pedía pecho. Aioros la desobedeció y cuando se distrajo dejando al bebé en su cuna, el pequeño bajó silencioso las escaleras y saltó sobre el ave para cogerla, más calculó mal y terminó cayéndose de la vereda golpeándose la cabeza, ojos y fracturándose un brazo.
—¿ Cómo que...?
De fondo se escuchaba el llanto desconsolado de Aioros, Aioria ignorante de todo dormía su siesta vigilado por una amable vecina ya que Sasha alertada por los gritos de varias mujeres quienes al ver acercarse un auto justo cuando el niño cayó, lograron que quién conducía se detenga.
—Lo llevaré al hospital, por suerte el señor Cid es quién me transportará...
No podía ser peor, Cid un pretendiente hostigoso y su hijo mayor con golpes y fracturas. Respiró profundo y se sentó afuera de su consultorio, Aioros era frágil como un cristal desde que nació y por momentos creía que la inseminación tenía algo que ver con su salud delicada, pero los infinitos cuidados de Sasha resultaban una maravilla y no se arrepentía de haberla elegido como la progenitora de Aioros y Aioria.

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Prueba de fuego
FanficUn corazón débil. Un amor pendiendo de un hilo por una enfermedad. Las Parcas amenazan con cortar el hilo de vida y dejarlo huérfano de su cariño y presencia.... Sólo una luz de esperanza podrá salvarla... Un padre que lo detesta e intenta separarlo...