Cuatro de Cinco

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Escrito por castieldeansangel en Ao3

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†

La primera vez, Jiang Cheng los mata a todos.

 

Se despierta en su cuerpo de adolescente.

Sin cicatrices en su pecho, algo de grasa de bebé todavía en su rostro, líneas de preocupación aun no esculpidas por la muerte, la piel debajo de sus ojos libre de bolsas oscuras causadas por las noches de desvelo. La única diferencia son sus ojos. Ojos azules que una vez resplandecieron como las aguas de los ríos en Muelle de Loto ahora están nublados por las memorias de una vida que nunca volverá a ser. Lucen tan cansados para un quinceañero, demasiado desprovistos de alma, demasiado doloridos. Jiang Cheng supone que no hay mucho que él pueda hacer al respecto. Después de todo, ya han vivido y muerto una vez.

Independientemente de haberse convertido en uno de los más poderosos cultivadores en su vida anterior, dejar los Recesos de las Nubes sin ser detectado supone una gran dificultad. Su cuerpo es demasiado joven, demasiado débil. El bajo nivel de cultivación lo sigue tirando hacia atrás como ese estúpido talismán de cuerda que Wei WuXian todavía no ha inventado en esta línea del tiempo. Aun así, se las arregla. Después de un rápido desvío a la habitación de cierto discípulo Lan que más tarde amenazaría a su sobrino, Jiang Cheng toma algunos suministros, vuela hacia el Muelle de Loto y convoca a Zidian a través de la ventana de la habitación en donde su madre duerme. No se permite mirarla. No sabe lo que haría, y no puede lograr lo que sigue con su mente nublada.

 
 
Son asesinatos eficaces a sangre fría. Son asesinatos cobardes e injustos de inocentes que algún día dañarían a todos aquellos a quienes ama. 

Él recuerda las figuras ensangrentadas de sus padres tiradas como basura en el patio de su destruida casa, mientras le corta el cuello a Wen Chao. Recuerda el horrible olor de la piel de Wei WuXian quemándose y derritiéndose bajo el calor del Hierro para Marcar, mientras clava a Sandu en el pecho de Wang LingJiao. Cierra los ojos y evoca las memorias del dolor envolviéndolo y el vacío repentino de cuando su núcleo fue derretido, mientras corta la lengua de Wen ZhuLiu y lo estrangula con Zidian. Una vez que ni Wen RouHan ni ninguno de sus bastardos hijos viven, sale del Palacio Wen y se dirige a sus próximos objetivos.

Por la noche, la Torre Carpa es… inminente. Grandes paredes y pilares proyectando sombras a su alrededor. Mientras las briznas de luz resplandecen a través de las nubes, reflejándose en los adornos dorados, creando un fascinante contraste. Con el rostro ensombrecido por las cortinas cerradas, Jiang Cheng sumerge a Sandu a través del corazón de Jin ZiXun.

Finalmente, piensa en Lan XiChen muriendo solo en el Hanshi, quebradizo y consumido por un amor que lo traicionó, mientras asfixia a un Meng Yao dormido en la casa de una ramera.

Después de asegurarse de que ninguno de los monstruos de su vida previa permanezca respirando, encuentra una pequeña y solitaria cabaña en el bosque, lejos de la civilización e incluso más lejos de cualquier secta.

Jiang Cheng permanece en su pequeño rincón del mundo, con cuatro paredes que logran contener su soledad. A veces, mientras camina hacia la cuidad más cercana en busca de suministros, pregunta sobre nuevas noticias acerca del mundo de la cultivación. Se entera de que Jiang FengMian nombró a Wei WuXian su heredero. Jiang YanLi se casó con Jin ZiXuan y tuvieron un bebé llamado Jin Ling, quien eligió la espada de su padre. Aparentemente Yu ZiYuan abandonó Muelle de Loto y viajó de regreso a Meishan después de que su esposo abandonara la búsqueda de su hijo menor y convirtiera al hijo de un sirviente como su heredero. Nadie la ha visto desde entonces. 

Wei WuXian se convierte, como se esperaba, en un asombroso líder de secta. Lan WangJi y él nunca se casan. Nunca conoce a A-Yuan. Cuando una punzada de arrepentimiento aparece en su pecho, Jiang Cheng encuentra consuelo en el hecho de que al menos no murió.

A-Ling tiene una pequeña hermana, su nombre es Jin Liang. Lan XiChen se casa con una hermosa mujer de Qinghe que le da un heredero. 

Jiang Cheng vive y muere solo. Sin ver ni una sola vez a las personas que ama. Pero cuando cierra los ojos por última vez en este cuerpo, lo hace con una sonrisa en su rostro, pensando;

Ellos vivieron.