Doce

495 40 5
                                    

Es extraño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es extraño. Ver a Uraraka sentada en el comedor de la sala me hacia sentir como ella estaría a punto de experimentar como es mi vida en esta casa. Resulta que mi madre tuvo la magnifica idea de preparar pizza, así que no hacia falta preocuparse por tenedores. Mi casa no es lujosa por dentro, sino normal y acogedora. Con fotos de mi y de mi madre colgadas en las paredes en marcos de madera, y estampados de cuadros rojos y blancos por todas partes.

Mi madre siempre a sido una mujer agradable. No paraba de llenar el plato de nuestra invitada a lo largo de toda la cena, y nuestra invitada no paraba de comer, a pesar de que parecía estar llena. En una ocasión, Uraraka me dijo que cuando mi madre sonreía, se parecía mucho a mi.

Se hizo tarde. Era hora de que nuestra invitada regresara a casa. Pero no antes de que viera lo nuevo que tenia planeado para ella. Después de que Uraraka se despidiera de mi madre con un abrazo salimos de mi morada.

―Veo que le caíste bien a tu futura suegra, Uraraka ―lo dije riendo, a lo cual ella se sonrojo ante lo dicho, tanto que hasta que ya parecía un tomate.

—Bu-bu-bueno, ya hay que irnos ¿no crees? —dijo nerviosamente mientras comenzaba a caminar.

—Espera —le sujetó la mano—, antes de irnos... quiero mostrarte algo.

Después de que tomáramos un taxi, guíe a Uraraka hacia una gran colina donde se podía presenciar esplendorosamente toda la ciudad desde ahí. Era uno de mis lugares favoritos y donde frecuentaba constantemente. Nunca se lo había mostrado a nadie... hasta ahora.

Nos quedamos en silencio durante un rato, observando el luminoso paisaje. Hasta que Uraraka decidió romper ese silencio:

—¿Deku-kun?

—¿Qué?

—Tus padres están... divorciados ¿verdad?

—Sip.

—¿Ves a tu padre a menudo?

—No mucho.

Uraraka encoge la cabeza.

—¿Lo hechas de menos?

—...No lo se. Creo que hecho mas de menos como eran las cosas antes. El, mi madre y yo. Formábamos un equipo. Venia a todos mis partidos de Basquetbol. —hago una pausa—. Papá... se ocupaba de todo.

—Supongo que eso es lo que hacen los padres.

—Si... y es lo que ahora esta haciendo por su nueva familia. 

Lo dije como quien no quiere una cosa, sin rencores.

—Pero basta de mi.

Vuelvo a sonreír.

—Ahora tu dime una cosa.

—¿Si?

—¿Cuál es tu meta en la vida? ¿Qué es lo que te impulsa a levantarte de la cama todos los días?

Se toma su tiempo, cuatro segundos enteros, antes de decir junto con una sonrisa—:Mis padres.

—¿Que?

—Mis padres —repite con claridad—. Desde pequeña siempre he querido apoyarlos de cualquier forma. Nosotros tenemos una empresa de construcción y... —hace una pausa— no nos han contratado ultimamente y estamos por quebrar.

Un gesto incomodo se cruza por mi cara, arrepintiéndome de haberle hecho aquella pregunta.

—Mi meta es ingresar a una buena universidad y cumplir el sueño de mis padres de viajar a Hawái.

¿Quién no quisiera estar ahí? Fue lo que pensé.

—Pero... 

¿Pero?

—Toda buena universidad cuesta mucho dinero, y la verdad... creo que ya me estoy resignando.

En ese momento no sabía qué palabras debería decir, no quiero mentirle dándole falsas esperanzas, pero tampoco quiero que se sienta derrotada.

—Uraraka, escúchame —la hice mirarme sujetando su mentón—, quiero que sepas que si tienes un sueño, nunca te dejes derrotar hasta que logres cumplirlo. Y... que si hubiera alguna forma en la que pudiera ayudarte, créeme que lo haría sin pensarlo dos veces.

Sus ojos comenzaron a brillar, para luego mostrar una sonrisa.

—Hay porque tienes que ser tan adorable —gimió riendo.

—Supongo que es mi naturaleza —respondí.

Reímos por un corto tiempo, hasta que nos quedamos mirándonos un par de segundos a los ojos y... la bese.

Al principio solo fue un beso corto, hasta que se empezó a convertir en algo más apasionante; y cuando comencé a sentir como mi camisa era lentamente desabrochada, entendí al instante de que probablemente no llegaría casa esa noche...

Al principio solo fue un beso corto, hasta que se empezó a convertir en algo más apasionante; y cuando comencé a sentir como mi camisa era lentamente desabrochada, entendí al instante de que probablemente no llegaría casa esa noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬 -Temporada 01-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora