Capítulo 7

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Anayreh:

Dios, no hagan pijamadas entre semana.

Son las 6 a.m. y estoy despierta gracias a que me acordé de colocar alarma.

Anoche después de la inesperada pero muy agradable visita de Marco y Jason, Pillar regresó a las 10 p.m.

«Me pregunto qué pasaría entre esos dos después que se fueron juntos y nos dejaron a Marco y a mí solos»

En fin, son las 6 a.m. y tengo sueño, unas ojeras terribles y unas ganas de no hacer nada más que dormir.

Observo mi reflejo en el espejo y... «esas son las consecuencias por dormirse tan tarde» ,recrimina mi conciencia.

«Diosmio luzco fatal…»

Entro al baño y me doy una ducha rápida.
Salgo y busco en el clóset algo cómodo, me decido por una camiseta morada con unos jeans holgados. Cojo mis tenis color negro y me las coloco.

Me peino y aplico crema para el cuerpo. Me maquillo un poco y busco unas gafas oscuras para ocultar las horribles ojeras que cargo.

Volteo a mirar a mi dormilona amiga y sigue profundamente dormida.

Me acerco y la halo por los pies para que salga de la cama.

—Uhm, no, no quiero levantarme.

—Llegaremos tarde a la Universidad Pillar, date prisa.

—No.

—¡Que sí!, vamos, de pie.

—No quiero.

Tú lo pediste amiga

Le quito las cobija de encima y la empujo. Quizá con mucha fuerza, ups. Se cayó de la cama.

—Auch— dice sobándose las rodillas y los brazos.

—No cooperabas Pil, lo siento.

—Que cruel eres.

—Gracias por notarlo— respondo con sonrisa sarcástica.

Pillar me saca la lengua y yo solo digo:

—Date prisa, iré a ver si mi madre ya llegó.

Sí, a veces soy cruel.

Salgo de mi habitación, bajo la escaleras y voy hacia la cocina.
Me encuentro con la señora Romina, la nueva empleada de la casa. Llegó a trabajar ayer en la mañana.

Ella tiene casi 54 años, su cabello es castaño oscuro pero con algunos rastros de canas en él. Su piel es clara y tiene algunas arrugas, sus ojos son color celeste y su nariz perfilada. Tiene unas hermosas cejas y pestañas, sus labios son delgados y, su estatura es casi igual a la mía.

Mamá dice que Romina estará aquí más que todo para no sentirme tan sola en la casa ya que ella no puede estar tanto tiempo aquí por su trabajo.
Últimamente su trabajo le absorbe mucho tiempo ya que fue ascendida en la nueva empresa que trabaja.

—Buenos días señorita Anayreh– dice la señora Romina desde la isla de la cocina.

—Buenos días Romina.

—¿Cómo amanece señorita?.

—Muy bien, ¿y tú?.

—Bien gracias. ¿Qué gusta comer?.

—Lo que cocines estará bien Romina.

—Está bien señorita.

—Mi mamá, ¿ya llegó?.

Las Notas Hacia la Felicidad [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora