Capítulo 10

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Anayreh:

Despierto del sueño profundo en el que estaba.

Desde anoche cuando Matías me mandó a dormir no me desperté más hasta ahorita.

Volteo a ver el reloj de mesa en la cómoda al lado de mi camilla. Marca las 7:30 a.m.

Trato de sentarme pero en el intento siento una pequeña punzada en mi cabeza. Aparte todo mi cuerpo se siente débil y adolorido.

Al terminar de sentarme emito un quejido que a pesar de no ser tan escandaloso o exagerado alerta a mi madre la cual se encuentra acostada en un sofá.

Ésta inmediatamente se levanta y llega hasta mi lado.

—Hija, mi amor— dice abrazándome y dándome besos en la cabeza. —¿Te sientes bien?, ¿qué tal dormiste?, ¿necesitas algo?.

—Ma-má, necesito aire— respondo tratando de respirar luego de que mi madre me estuviera obstruyendo el aire con su brazo.

«Quizá soy muy dramática».

Aunque luego de semejante susto ayer, no lo creo.

—Disculpa hija. Pero, ¿necesitas algo?.

—No mamá, estoy bien. ¿Cuándo nos iremos?.

—Hoy mismo hija, solo que el doctor debe hacer otros análisis. Esperemos a ver.

—Está bien mamá— respondo algo desganada.

—¿Qué quieres comer?.

—Con un sándwich de jamón y queso amarillo estaré bien.

—Okay, ¿y bebida?.

—Un zumo de manzana.

—Bien, ya vuelvo Ani.

Veo como sale mi madre de la habitación.

Segundos después, tocan la puerta.

«Que raro».

—Adelante.

Veo como hace presencia el chico que desde el primer día en que lo vi me dejó encantada con su belleza y amabilidad.

Esos preciosos ojos color miel que tanto me gusta ver. Y al tenerlo aquí frente a mí siento que entraré en un paro cardíaco.

Este me observa con pura preocupación —Aney, ¿cómo te sientes?— pregunta acercándose.

—Hola Marco, estoy bien, tranquilo.

Él parece no creerlo.

Le hago señas para que se siente a mi lado en la camilla. En este momento es que recuerdo que debo parecer una momia, no me he lavado la cara y tampoco estoy maquillada como siempre acostumbro.

—Y… ¿Quién te dijo que estaba aquí?— pregunto, cambiando el tema de como me siento.

—Pues… fue extraño la verdad pero, Matías llamó a Jason y le dijo que me avisara.

—Uuh.

La verdad sí es raro.

—¿Ya comiste?, ¿te traigo algo?.

—No Marco, tranquilo. Ya mi madre salió a buscar mi desayuno— respondo cariñosamente.

—Ah, está bien.

Nos quedamos en silencio y Marco me observa atentamente.

De repente vuelve a sonar la puerta pero esta vez solo es mi madre entrando a la habitación, y… ¿Matías?.

Las Notas Hacia la Felicidad [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora