"¿Celos?"

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Maratón 2/3

BRYAN

Mis nervios van de aquí a la luna y de vuelta.

Hoy tengo una cita con ____, no saben lo que me costó para estar aquí, en este momento.

____ es la niña más preciosa que he conocido, es la persona más linda, bondadosa, amable, cariñosa, amorosa, humilde, bella que he conocido en mi jodida vida. A pesar de que voy en un grado más avanzado que ella, no me impidió el haberla invitado.

Ella llegó por cambio del turno vespertino al matutino, en el primer segundo que la vi, me pareció ver a un mismísimo ángel, y por ese motivo no tuve el valor suficiente para hablarle y pedirle que salga conmigo.

Cada vez que la veía con un chico, me entraba un enojo enorme, no por verlos juntos, sino porque mi tímidez y cobardía no me dejaban acercarme a ella y ser yo quien estuviera a mi lado.

Pero gracias al destino, a la tierra, a quien sea, ella me hablo y me pidió que saliéramos, le respondí un no pero al instante la invité yo a ella y aquí estoy, esperado a que llegue.

A las 4 en punto, la veo llegar; trae un bonito vestido floreado lila arriba de la rodilla, unos converse blancos y un pequeño bolso que cuelga de su brazo izquierdo.

Todo en ella es PERFECCIÓN.

Al estar frente a ella, no me decido si saludarla de beso, con un abrazo o sólo sonreírle y ella también piensa lo mismo. Sólo le regalo una tierna sonrisa que ella igual corresponde y siento que estoy en el suelo derritiéndome por tan bella sonrisa.

Le ofrezco mi brazo para empezar a caminar y dirigirnos hacia la heladería que está a solamente dos cuadras y ella sin duda entrelaza su brazo al mío.

Podría ver como sus mejillas se tornaban rojizas y sonreía tímidamente, casi choco con un letrero por estar viéndola; su belleza me distrae pero su preocupación en su mirada me encogió mi corazón.

¡Es un bello ángel!

Al llegar al establecimiento, le abro la puerta para que pase primero y me regala esa bella sonrisa que ya me tiene a sus pies, le regreso la sonrisa y entro atrás de ella.

Nos acercamos al mostrador para escoger el sabor de nuestros helados.

—Buenas tardes, ¿qué van ordenar? —. Dice un chico de nuestra edad; tez blanca, cabello negro rizado, ojos marrones claros, facciones marcadas y con el uniforme de la heladería que solo consistía en una playera con el logo de la heladería.

Al percatarse de ____, pone una sonrisa de oreja a oreja y habla un poco suave y coqueta, que a mi parecer no me gusta en lo absoluto.

—Linda, ¿qué vas a querer? — dice sonriente— la casa invita para ti —. Le guiña un ojo al terminar de decir aquella pregunta.

Mi niña (sí, ya es mi niña) se sonroja pero puedo ver en sus facciones que se siente incómoda y no está en mis planes que en este día se sienta así.

Así que, pongo mi brazo en su cintura y la atraigo un poco hacia mí, se sorprende un poco pero capta lo que quiero decirle y ella se acerca más a mí.

—Mi amor, ¿qué vas a pedir? —recalco el mi amor para que se de cuenta el chico que ella no viene sola.

Le doy una mirada seria al chico cuando voltea a verme con el ceño leve fruncido y mira de nueva cuenta el brazo que rodea la cintura de ___ e intensifico un poco el agarre en su cintura y ella pone su mano en la mía para dar credibilidad a nuestro "noviazgo".

—Me puedes dar un helado de nuez, con chocolate líquido arriba, por favor —dice ___ con una leve sonrisa.

El chico solo asiente con su cabeza y voltea a mirarme de nueva cuenta, esperando mi pedido.

—Y a mí, me das un helado de vainilla con nueces arriba, por favor— le digo en un tono serio y un poco brusco, quiero que le quede claro al chico que yo no juego y que se mantenga a raya.

Se retira y va a prepararnos nuestros helados. En ningún momento ___ separó su mano de la mía y tampoco se parto de mí.

Estoy perdidamente enamorado de ella, lo confieso.

En menos de tres minutos el chico vuelve y nos entrega nuestros respectivos helados, le doy el dinero de ambos helados, respondo con un "gracias" y el sólo menciona un leve "de nada" y con la mirada hacia otro lugar.

Agradezco ese gesto y nos sentamos en la mesa más alejada del mostrador. Le recorro la silla para que tome asiento y de nuevo, me sonríe junto a sus mejillas rojizas. Me siento enfrente de ella y no sé que conversación hacerle.

—Gracias por ese gesto que tuviste ahí —dice mi niña en un tono tímido y sonrojada—, realmente me sentí incómoda por el comentario que hizo– baja su mirada y no quiero verla triste, así que cambio de tema.

—¿Cómo van los preparativos de la feria? —le preguntó, porque la escuela hará una feria para recaudar fondos y ella se ofreció a organizar todo.

—Todo va muy bien, algunos problemillas con algunos pero nada que no se pueda resolver— responde mi niña más alegre.

Y así estuvimos una hora y media más ahí, hablando, conociéndonos un poco más, compartiendo ideas, sacando conclusiones sobre si hay vida aparte de la nuestra; una tarde muy agradable y feliz para ambos.

Fue una gran cita, y la segunda que tendremos será más que perfecta.

La feria será más que recordada por todos y más, para mi niña.

𝘖𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴 || 𝘚𝘒𝘢𝘣𝘦𝘤𝘩𝘦 𝘺 𝘛úDonde viven las historias. Descúbrelo ahora