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- Estoy arto – gritó el superintendente Volkov sintiéndose sofocado por su esposa – dime ¿Ni siquiera puedo estar tranquilo en casa después del trabajo? – preguntó fastidiado de ser cuestionado por cada acción que cometía.

- ¿En verdad estuviste en el trabajo o te fuiste de nuevo con ella? – preguntó Hortensia con apenas un hilo de voz, después de descubrir una infidelidad de parte de su pareja le había resultado muy complicado confiar ciegamente en él de nuevo.

- Cometí un solo error Hortensia, pero al parecer nunca me podrás perdonar – comentó con gran recelo colocándose de nuevo su saco que se encontraba colgado en el perchero de la entrada.

- ¿A dónde vas? – preguntó la mujer cuando observó a su esposo tomar las llaves y dirigirse a la entrada.- A cualquier lugar en donde no estés tú- respondió Volkov sin mirarla provocando que cientos de lágrimas cayeran por los ojos de su mujer.

Habían pasado un par de horas desde que su esposo había salido de la casa, le había llamado incontables veces y no respondía su llamada, estaba realmente preocupada.

En un arrebato tomó su abrigo y sus llaves, saliendo del departamento su plan era dirigirse a comisaría, sabía que si llamaba, aunque estuviera allí le dirían que no se encontraba, no era la primera vez que ocurría y Volkov siempre amenazaba a sus subordinados con despedirlos si daban informes de su paradero a su esposa.

Al intentar arrancar su auto se percató de que esté no encendía, así que decidió caminar hasta el lugar, de todas formas, su destino estaba tan solo a unas cuantas cuadras de su hogar, por lo que no demoraría demasiado tiempo en llegar.

Como si la hubieran estado vigilando apenas se separó unos cuantos metros de la entrada de su edificio una furgoneta la interceptó.

Un par de hombres enmascarados salieron de la camioneta y la subieron a la fuerza a ella, mientras que un tercero aguardaba de piloto para avanzar apenas la tuvieran adentro.

A pesar de los gritos y sus intentos de escapar fue totalmente inútil, los hombres eran demasiado fuertes para que evitara el secuestro.


Inmediatamente colocaron una cinta sobre sus labios para que se mantuviera callada a la vez que un pedazo de tela fue amarrada alrededor de sus ojos para privarle la visión.

Hortensia a pesar del miedo que estaba sintiendo, se mantuvo tranquila cuando se dio cuenta de que sus intentos serían completamente en vano.

Unos minutos transcurrieron cuando ella sintió que la furgoneta se detuvo, siendo forzada a bajarse mediante empujones, siendo prácticamente arrastrada por el mismo par de hombres que la subieron en primer lugar.

Después de caminar un poco, la sentaron en una silla, en la que amarraron sus manos con demasiada fuerza a los reposabrazos de la misma.

Un silencio inmenso e inquietante abrazó a Hortensia, poniéndola nerviosa, en realidad no le sorprendía el hecho de que la hayan raptado, al ser la esposa del hombre más odiado de la ciudad era totalmente normal que estuviera rodeada de muchos más peligros que cualquier otro civil, así que solo le quedaba esperar que se ejecutara el intercambio que tuvieran planeado.

La mujer escuchó el taconeo de unos zapatos acercarse, para enseguida sentir como quitaban la tela de sus ojos, observando como un hombre se encontraba justo frente a ella.

- le pido unas disculpas por cómo fue tratada en el trayecto – mencionó el hombre quitando con sumo cuidado la cinta de sus labios y las cuerdas que detenían sus manos.

Hortensia masajeo la zona donde minutos antes estaban las cuerdas a la vez que observaba cuidadosamente al sujeto que se encontraba frente a ella de pie, le preocupaba de sobre manera que el individuo no estuviera enmascarado, eso no significa nada bueno.

- ¿Qué es lo que quiere? – preguntó Hortensia con voz clara sin titubear ni un poco.- Solamente quiero que abra los ojos – respondió el desconocido levantando los hombros y recargándose en la pared del frente – y darle una advertencia a su esposo –

- ¿Abrirme los ojos? – cuestionó la mujer frunciendo el ceño – ¿una advertencia? – volvió a preguntar temiendo la respuesta de ambas preguntas.- Así es – contestó el hombre asintiendo a la vez con su cabeza – su esposo se metió con la mujer equivocada – confesó el extraño.

"Genial" pensó Hortensia ahora estaba cien por ciento segura de que su esposo le estaba siendo infiel de nuevo, y no solo eso al parecer se metió con la mujer de ese hombre y ahora tomaría venganza con ella, no solo tenía que lidiar con la infidelidad de Viktor sino que también pagaría por los platos rotos.


Decisiones VOLKACIO||JACKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora