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La academia de U.A estaba totalmente desesperada por encontrar a Mikumo.

¿Que le paso? Te preguntas.

Había desaparecido.

Nadie sabía absolutamente nada...

─ ya, ya, Takeyama-chan... Se que lo encontraremos. ─ el cenizo decía, mientras le acariciaba la espalda a la pelimarron.

*snff* g-gracias , Gogo-kun... ─ suspiró limpiándose sus lágrimas. ─ s-solo... Estoy muy preocupada...

─ lose... Pero ya hay que irnos a casa,.si quieres, le digo a Tsu-chan o Todo-kun que se queden contigo. ─ dijo, no quería dejar a su amiga sola.

─ no quiero molestar...

─ t-tu nunca serás molestia para mí, Y-Yuu-chan, Kero. ─ hablo una voz detrás de ellos, que había escuchado todo, se voltearon, encontrandose con la semi-animal, con su típico aura deprimente.

─ gracias... ─ murmuró abrazándola.

─ bueno, chicas, yo tengo que irme, cualquier cosa.... Llámenme. ─ hablo Katsuki, antes de irse, no sin antes abrazar a sus dos amiguitas.

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Llegó a su casa.

Entro al baño, hizo sus necesidades, se baño, y salió ya vestido.

Cocino un poco de comida, para luego ir a su habitación.

Corrió un poco la cama de su lugar, viendo su entrada al sótano.

Entro ahí.

Una vez dentro, prendió la luz, ya había luz, pero era baja.

Avanzó un poco más, se sentó en una cama, y acaricio el cabello de un pelinegro.

Yami, despierta. ─ dijo en tono suave, con una leve sonrisa, en lo que la persona que estaba acostada, se despertó.

El sentimiento de miedo invadió el ser de Mikumo, que retrocedió por instinto, pero chocó contra la pared ni bien hizo un movimiento.

─ ¿Aún tienes miedo, eh? ─ murmuró Katsuki, para avanzar hacía el, sentarlo en sus piernas, y poner el plato de papas con carne entre medio de el y el de pecas, para luego proceder a sacarle la mordaza que llevaba en la boca.

─ sabes lo que pasará si gritas. ─ habló el mayor, en un tono serio, a la par que juntaba un pedazo de carne y papa en el cubierto, para acercarlo a la boca de Akatani, quien por puro miedo a volver a rechazar la comida del cenizo, abrió la boca, para proceder a comer.

Katsuki le daba comida a Mikumo tranquilamente.

Mikumo tenía miedo terrible de Katsuki.

─ ¿Sabes? ─ volvió a hablar Gogo. ─ hoy de nuevo estaban con el tema de que desapareciste, y ya me tiene harto que hablen de ti cada dos por tres. ─ frunció un poco su ceño, juntando de nuevo unas cuantas papas y carne para darle al contrario. ─ estoy pensando seriamente en desaparecer yo también, para irnos a un lugar donde no haya nadie que interfiera en nuestra relación. ─ sonrió leve.

Vio como Mikumo como empezaba a llorar en silencio.

─ que no se metan en lo nuestro, así como lo hizo el estúpido de Kirishima.

Cuando dijo eso, Mikumo lloró más.

─ ¿Aún recuerdas? Me engañaste con el.

─ n-no fue m-mi intención m-me agarró d-desprevenido... ─ explicó a duras penas, entre sollozos.

─ pero no lo separaste, te quedaste ahí y no dijiste nada. ¿A caso lo disfrutaste?

─ ...

─ ¿Te beso bien? ¿Te mordió? ¿Acaso te gustó como dijo que quería que termines conmigo así te vas a revolcarte con el? ─ su sonrisa se ensanchó más, mientras que se acercaba cada vez más al rostro de Mikumo, haciendo que el menor entre en pánico y comience a imperventilarse.

─ yo te dije. ─ siguió, dejando el plato en el piso. ─ cuando iniciamos nuestra relación en la secundaria, lo dije.

"Nadie ni nada nos va a separar y si alguien quiere hacerlo... me encargaré de que no lo haga, para que puedas amarme por siempre..."

  ¿Lo recuerdas? ─ apretó las muñecas de Yamikumo, el solo asintió entre lágrimas. ─ tu me dijiste "te amaré por siempre"...

Ante esto, el sótano quedó en silencio, excepto por los constantes hipidos que provenian de Akatani.

─ se que aún me amas. ─ susurró, poniendo una cara seria, levantando el mentón de Mikumo, para que esté lo mire a los ojos. ─ quieres irte, no verme, pero me amas.

En respuesta, el pelinegro quedó en silencio.

─ ¿Lo ves? ─ unió ambas frentes. ─ tu aún me amas, me anhelas, pero no te gusta lo que te hago... Pero lo hago por nosotros, por nuestro amor... Mikumo. ─ dijo para luego besar al menor, quien no le quedó otra que corresponder, entre lágrimas.

Katsuki se separó, comenzando a morder con fuerza su cuello.

Yami se mordió la mano, intentando no largar algún ruido obsceno.

Cuando se dio cuenta, estaba abajo de Gogo, siendo embestido por este.

al menor le dolía, y sabía que Katsuki era conciente de su dolor.

Cuando terminó dentro de Mikumo, se acostó al lado de el, abrazándolo mientras que acariciaba su cabello.

─ Yami... No sabes lo que me duele hacer esto, pero a veces te tengo que demostrar de quién eres. ─ dijo dándole un pequeño beso en la frente.

Mikumo solo suspiró, rindiéndose, sabía que no podía escapar.

El era inteligente.

Pero Katsuki lo era más.

El cenizo sabría que cosas intentaría para escapar, pues lo conocía como la palma de su mano.

Se acurrucó mejor y durmió, en los brazos de Gogo.

Soñando con irse...

#5 ¡Cortos! KatsuYamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora