Parte 8

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Lehnsherr pareció calmarse un poco, luego de semejante palabrería, sin embargo, toda la tensión en su cuerpo hablaba de lo contrario. Permanecieron unos segundos así, mirándose el uno al otro, hasta que Logan al fin decidió que era su momento de hablar.

—Veo que ya ha terminado de amenazarme.

—Apenas he comenzado- respondió de inmediato, a lo que Logan contestó con una expresión poco impresionada.

—Muy bien, Lehnsherr- dijo y esperó unos segundos a que el hombre volviese a interrumpir, pero parecía que estaba más entretenido en el hecho de que su respiración bajase su ritmo y la sangre acumulada en su rostro, volviera a su curso normal. —Si no hubiese comenzado con esa escenita digna de un adolescente- el alfa gruñó ante sus palabras —Habría sabido que he venido aquí, porque el señorito Xavier- remarcó esas palabras, dejando en claro, con eso, que Lehnsherr era un atrevido y un maleducado al dirigirse a un omega, por su nombre de pila — me lo pidió.

De repente, la expresión de Erik Lehnsherr cambió por completo y en ese momento, Logan le encontró el parecido al niño de antes, con el tipo. En muy pocos minutos, padre e hijo habían esbozado en mismo gesto de venado encandilado, cosa que no debería resultarle graciosa, pero si lo hizo.

—¿Vino de parte de Ch... el señorito Xavier?- preguntó, con voz esperanzada.

—Al parecer, el señorito Xavier, malinterpretó su huida apresurada, la otra noche.

Lehnsherr soltó un gruñido y a Logan le pareció que iba a volver a despotricar, sin embargo, caminó hacia la vitrina de licores y sacó de allí uno.

—¿Bebe, usted, señor Howlett? - preguntó, tomando un vaso y sirviendo un poco de whisky, antes de tomar otro.

—No, gracias.

Lehnsherr, abandonó el vaso vació, tapó la botella y apresuró un trago de la bebida que había servido. Al parecer, los recuerdos que tenía de la cena, le habían resultado poco agradables.

—Supongo, que luego de lo que usted llama mi "Perorata"- habló y arrugó un poco el gesto por el alcohol —notará el porqué de mi accionar y la incomodidad en la que me vi envuelto- alzó los ojos hacia Logan —Era huir, o desatar una situación por demás desagradable para los omegas allí presentes. Desconozco la opinión que el señorito Xavier tiene acerca de ese hombre, su padrastro, sin embargo, no estaba entre mis intenciones generarle malestar alguno.

Logan permaneció en silencio. Por supuesto que no le diría nada a Lehnsherr acerca de lo que ocurrió después de que se hubiera ido. Esas cosas eran entre Charles y él, como su cuidador. Hablarle a ese alfa acerca de los sentimientos de Charles, solo sería exponer al omega y dejarlo a su merced. Y Logan prefería arrancarse la lengua antes de que algo así ocurriera.

—El señorito Xavier se sintió responsable, por cualquier sentimiento negativo que usted pudiese haber experimentado en ese momento. Es por ello, que me ha enviado a expresar sus más sentidas disculpas.

Lehnsherr volteó el rostro, pero Logan pudo ver en él cierto brillo vulnerable. Distraído, comenzó a jugar con el borde de su vaso y tomó un trago pequeño del whisky que aún había allí.

—Él no tiene nada por lo que disculparse -dijo —Las cosas que ellos dijeron... Yo...- negó varias veces —Lo último que deseo es que él sienta algún tipo de dolor – miró a Logan nuevamente y al beta le pareció sincero. Sin embargo, no había logrado sobrevivir en su vida, dejándose llevar por las apariencias tan fácilmente —A mi no me importa su condición... No me importa que no pueda tener hijos, que no pueda caminar. Mis piernas son las suyas. Mis hijos serán los suyos...Mi cuerpo y mi alma; todo lo que yo soy, le pertenecerá a él por completo, si me acepta... Si es capaz, simplemente, de volver sus ojos hacia mí y darme una oportunidad. Una esperanza, para este viejo y cansado corazón que late por él.

Logan aguardó en silencio unos instantes, sintiéndose un poco abrumado. Él no servía para esas cosas... Estar en medio de cortejos, con todo el sentimentalismo que había en ellos, era demasiado para un anciano como él. A decir verdad, la situación era bastante incómoda.

—Sus palabras... son muy fervientes. – dijo y se aclaró la garganta —Se lo trasmitiré al señorito Xavier –

"Seguro a Charles le gustan" pensó

—Está bien- sonrió un poco —Y... dígale que he enviado a llamar a mis hijos, para que los conozca. Pietro ya está aquí y Wanda llegará esta noche... Luego, enviaré una invitación formal.

—El padrastro del señorito Xavier aún no ha dado su visto bueno para que usted pueda tratarlo.

Lehnsherr endureció su expresión al escuchar nombrar a ese hombre.

—El señor Marko, bien conocía mis intenciones cuando fui a cenar con él... Lo ha dejado muy en claro. Y más allá de su discurso, poco agradable, no recuerdo que se haya opuesto a que yo frecuente al señorito Xavier. Por lo que, al no escuchar una negativa, me tomaré la libertad de asumir que lo ha aprobado.

Logan asintió complacido ante la respuesta.

—Antes de marcharme, señor Lehnsherr, el señorito Xavier envía un obsequio para usted- revisando su chaqueta, Logan sacó de allí la pequeña caja con el pañuelo, que Charles le había entregado y se la extendió a Lehnsherr, quien la tomó entre sus manos con reverencia. Un suave aroma a flores, salió de la caja apenas el alfa la hubiese abierto y Logan observó como reprimía el impulso, casi salvaje, de llevarse el pañuelo al rostro para olfatearlo.

—Dele mis agradecimientos al señorito Xavier- dijo con la voz afectada, dejando la caja justo sobre la mesita que contenía los vasos —Y, también, llévele esto de mi parte- de la solapa de su chaqueta, sacó el clavel blanco que en ella tenía, para dárselo a Logan, quien, de haber podido, hubiese revoleado los ojos. —Lo acompañaré a la salida.

—No se preocupe, conozco donde está - contestó, antes de guardar el clavel, dentro del bolsillo interno de su abrigo —Que tenga buen día, señor Lehnsherr

—Buen día para usted, también, señor Howlett- respondió, haciendo un leve ademán con la cabeza.

Logan salió de la sala y permaneció en el vestíbulo un par de segundos, antes de regresar, para espiar a Lehnsherr. Allí, descubrió que el alfa poco había esperado hasta que se hubiese marchado, para tomar el pañuelo que Charles le había regalado y olfatearlo como si se le fuese la vida en ello. Una enorme sonrisa se dibujó lentamente en sus labios y Logan no pudo evitar bufar divertido.

"Y a Charles le preocupaba que a ese tipo no le gustase su aroma"

Decidido a dejar de violar la intimidad del alfa, Logan, esta vez, si salió de la casa. Las preocupaciones aún no lo abandonaban, Lehnsherr necesitaba un poco más que palabras bonitas para convencerlo, aun así, una parte suya estaba un poco más tranquila.

Habiendo bajado los escalones que había en la puerta, Logan escuchó que alguien le silbaba. Dándose la vuelta, miró hacia todos lados, al no haber nadie atrás de él. Un nuevo silbido llamó su atención y esa vez, alzó la cabeza. En una ventana que había arriba del techo recto que componía el porche estaba el chico, Pietro, sonriendo enormemente.

—Aquí tienes, para el camino, anciano- dijo antes de arrojar algo, que Logan en un gesto, casi impulsivo, atrapó entre sus manos. Viendo el objeto con suma curiosidad, notó que se trataba de una manzana, por lo que alzó la cabeza para dirigirle al chico una expresión interrogante. Pietro simplemente sonrió y mordió una manzana que tenía entre sus propias manos, antes de darse la vuelta y perderse en el interior de la casa.

—Muchacho raro- murmuró, Logan, sin lograr definir, del todo, la extraña sensación en su pecho. Sin dar más vueltas al asunto, se giró para regresar junto a Charles.

El arte del cortejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora