La playa

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Ayer fui a la playa con él. Y hubo un momento en el que lamenté más que nunca que no haya nada entre nosotros. Luego me recompuse y estuve genial, me lo pasé genial y recordé que puedo seguir adelante y que otra persona me puede hacer feliz pero en el momento en el que se quitó la ropa y echó a correr mar adentro, volví a sentir mis entrañas ardiendo de amor y pasión. Entonces mientras lo miraba solo quería una cosa con todas mis fuerzas: seguirlo mar adentro. Seguirlo como cuando lo seguí hasta Noruega, como lo seguiría a cualquier sitio, hasta el fin del mundo. Aún así, me quedé parada porque sabía que quizás, no estaba haciendo lo correcto. Pero, qué es lo correcto? Muy relativo, lo correcto depende del punto de vista de cada persona y realmente para mí lo correcto habría sido quitarme la ropa cual persona valiente y decidida y haber entrado en el mar, romper el agua hasta llegar donde estaba él. No podría haber tocado sus preciosas curvas ni saboreado sus labios como siempre he querido pero, lo más importante es que lo habría seguido. Pero, si lo hubiera hecho, quizás ahora mismo estaría otra vez perdida. Otra vez me perdería en un océano de lamentos porque lo que me hizo quedarme pasmada mirando cómo su hermosa silueta se fundía con el mar, fue recordar que si él quisiera estar conmigo, que si sintiera algo por mí, estaría conmigo, y no con otra persona, como lo está. Y en ese instante, sonó a cristales rotos dentro de mí. El viento zarandeaba mi pelo y mis lágrimas, que eran invisibles pero brotaban en el interior de mi alma, deseando que algún día cambiara mi suerte. Justo ahí bajé a tierra, y arrugué la arena de la playa con los dedos de mis pies desnudos, cogí fuerza, me construí y recordé lo que soy y lo que me ha costado llegar hasta aquí. Lo miré cómo salía del agua mientras lo grababa. Lo analicé, recorriendo todos y cada uno de los rincones de su cuerpo, de su cara tan divina, de sus ojos tan brillantes y llenos de vida, y me llenó los míos de felicidad. Me llenó el corazón de felicidad porque yo sólo quiero que sea feliz y escoja lo que él quiera mientras yo hago mi vida, porque quizás, y sólo quizás, el destino nos tenga preparado algo muy grande en otro momento. Pero sea lo que sea y como sea, seremos felices. La vida da muchas vueltas, y yo cuando amo a las personas las amo para siempre.

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