Diciembre del 2000 | Daniel ha vuelto.

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Escribe Amanda:

(No olviden que ella todavía tiene la libreta donde escribe sobre Daniel y guarda recuerdos de él. Pohibido el cringe, mi cumpa, porque a tí también te pasará 🤧👉)

Recuerdo bien ese día, aunque no tanto como si hubiese sido ayer. ¿O sí?

Le estaba agarrando ritmo a trabajar en la tienda de ropa de Miriam, la hermana de Daniel. A menudo organizaba las camisetas más de una vez porque nunca terminaba de convencerme la forma en la que las había colocado. Trabajaba todos los días una hora, si no me equivoco, antes de abrir la tienda, era breve pero de mucha ayuda para Miriam, ya que ella estaba ocupada con la organización de su boda que sería ese mes, diciembre… diciembre nunca había sido tan triste y frío como la fue hasta ese día.

Aún recordaba a Daniel, a veces, y sólo a veces, me preguntaba qué sería de él, qué estaría haciendo en esos momentos.

La puerta de la tienda se había abierto de pronto, estaba acomodando otra vez las camisetas cuando lo ví entrar.

Daniel había vuelto.

Había llegado haciendo su aparición de forma tan casual que fue como si nunca se hubiese ido, como si fuese un día normal después de haber corrido huyendo de Andy Gregson, como si viniera a pedirme prestados otro par de CD's.

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— Guten Tag. — saludó con frialdad. ¿Acaso no me reconocía?

No sabía cómo contestarle, en alemán o en español, si lo hacía en español significaría que sabía que hablaba el idioma y que por tanto lo conocía. Es que él parecía no reconocerme, sería raro (?). 

— Guten Tag. — respondí tratando de no sonar tonta, me pareció lo más apropiado, al menos, si es que me reconocía, sabría que había aprendido algo de alemán.

— ¿Se encuentra mi hermana? — preguntó con su voz fría. "Su hermana", si me había reconocido, porque de lo contrario no sabría que yo sabía que él era su hermano. 

— No. — respondí apenas mirándolo, y el español se me salió sin querer — Recién llegará, seguramente en unos minutos.

Él no pareció sorprenderse. Sí, me reconocía, pero…era tan ajeno, tan distante. Afirmó con la cabeza y se fue a sentar en las escaleras. Traía un libro, cuando se sentó lo abrió de inmediato y comenzó a leerlo.

Yo lo miraba de reojo a la distancia. Me fijé en su aspecto, había algo distinto en él… qué era, qué era…

Traía unos blue jeans desgastados, las zapatillas de siempre, y un abrigo demasiado grande para él pero al parecer lo suficientemente acogedor. Además tenía unos audífonos colgados al cuello…

…Sí, se estaba haciendo el interesante sentado ahí leyendo su libro… ignorándome… maldito infeliz… qué dirá pues… qué se creerá pinche v…

— Hola hola, buen día…— Miriam llegó, animosa como siempre y se topó con su hermano. — ¡Daniel! — exclamó emocionada.

— Aquí me tienes.— dijo él con su español desgraciado.

Se abrazaron y murmuraron algo que no entendí.

— Buen día, Miriam. — saludé yo, ignorando la indiferencia, con la mejor sonrisa que pude sacar. Saquenme de aquí.

— Buen día, Amanda.— me saludó ella con ese tono tan amistoso. — ¿Ya viste a Daniel? Míralo…— Sí, ya había visto a ese sonso, y ella me lo mostró como si tuviera que emocionarme por su presencia..

El chico estaba guapo, no voy a negarlo. Tenía algo diferente a la última vez que lo ví y era eso, que se había puesto más…no sé, estaba más lindo, su cabello, su cara, qué sé yo…su pinche actitud medio altanera…pff.

DANIEL BRÜHL || Una terrible pero intensa historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora