Dos

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Estaba sentado afuera de su habitación, junto al jardín. Había dispuesto el tablero de shogi para jugar unas partidas antes de tomar el desayuno. 

Ahogando un bostezo contra la palma de su mano, se convenció de que era aún muy temprano. No solía despertar a esas horas, pero no era un día común y corriente. Ese día se llevaría a cabo la primera etapa de los exámenes Chunnin. Y siendo él uno de los moderadores, debía presentarse y estar espabilado dentro de dos horas. 

Tenía tiempo de sobra para jugar unas partidas de shogi, desayunar y tomar un baño. Después se reuniría con Temari en la entrada de la aldea y podrían dividirse el itinerario con las labores para supervisar a cada grupo. 

Terminando de repartir las fichas sobre el tablero para una partida en solitario, Shikamaru oyó los suaves golpes contra la puerta de la entrada de su casa. Sus padres aún dormían y era demasiado temprano para suponer cualquier visita que no tuviera que ver con el ajetreo en torno a los exámenes. 

Seguramente Temari o algún enviado de la Hokage. 

"Que fastidio" 

Suspiró y fue hasta la entrada, pero grande fue su sorpresa al encontrarse con Naruto, quién, inclinado y con ambas manos en señal de súplica, mantenía la cabeza gacha. 

-¿Naruto?

El aludido sonrió nervioso. 

-Necesito tu ayuda, Shikamaru. 

Mirando a derecha e izquierda para corroborar que no fueran vistos por nadie, Shikamaru lo instó a pasar. Sospechaba de qué iba el asunto, pero decidió prudente esperar a que Naruto se lo expusiera verbalmente.

Ambos se dirigieron hacia el jardín y allí, Shikamaru retomó su actividad de hace unos minutos, mientras Naruto se sentaba delante de él.

-No estudié- reconoció al cabo de unos segundos. -No sé nada y si no apruebo, tendré que esperar hasta los siguientes exámenes y asi nunca me convertiré en Hokage.  

La situación rayaba en lo hilarante. Sin embargo tenía sentido. Naruto había estado fuera entrenando todo el tiempo. No había tenido oportunidad para prepararse. 

-Naruto. Los exámenes empiezan en menos de dos horas- le hizo ver, moviendo dos fichas simultáneamente. Después reprimió otro bostezo. Fuera, quizá, lo único divertido de ello, el hecho de que Naruto lo buscara exclusivamente a él para pedirle ayuda. No esperaba toparselo hasta más tarde. Y en cambio, allí estaba.

Más decidido, Naruto le quitó una a una las fichas y las arrojó sobre la hierba. 

-Lo sé. Pero tú debes saber las respuestas- lo acusó, señalándolo con el índice. 

Shikamaru exhaló. Si hacían mucho alboroto, terminarían despertando a sus padres. 

-No puedes esperar que simplemente te diga las respuestas, Naruto. Es trampa y va en contra de las reglas- se excusó. -Ademas, si Tsunade o cualquiera nos pillara, terminarían sancionandonos a los dos. Piénsalo. No vale la pena. 

Una vez más, Naruto se inclinó en una pose de reverencia. 

-Seré cuidadoso. Lo prometo. Sólo necesito que me ayudes en el examen escrito. 

Intranquilo, Shikamaru sopesó los pros y los contras. Ciertamente nada le costaba hacerle un favor a un compañero suyo, el problema radicaba en las consecuencias póstumas a ello. Los problemas que tendría si los descubrían. 

Primeramente recibirían una buena reprimenda de parte de la Hokage. Posteriormente, Tsunade le comunicaría a sus padres lo acontecido y, muy probablemente, los sancionaría a Naruto y a él asignándolos a misiones nimias, o en última instancia, privandoles de ellas. 

-Lo siento, Naruto. 

Molesto, Naruto lo confrontó con la mirada, hizo un mohín de disgusto, infló las mejillas y finalmente suspiró, aparentemente derrotado. 

-Entonces ¿Podrías darme algunos consejos? 

Esbozando media sonrisa, Shikamaru se encogió de hombros. Ya se esperaba algo así. 

-Te daré los mismos consejos que dan los supervisores. Primero, procura no demorar demasiado tiempo con cada pregunta que lees. Si no entiendes, puedes saltarte a la siguiente.

A toda prisa, Naruto extrajo una pequeña libreta del bolsillo de su chamarra para tomar nota. 

-Debes recordar que cada pregunta equivale a dos puntos y, conforme avances, aumenta la dificultad.

Naruto dejó de garabatear. Todo eso ya lo sabía. 

-Va sobre hacer trampa- aventuró, recordando vagamente a Ibiki Morino.

-No- negó prontamente Shikamaru. -Va acerca de la obtención de información por diversos medios. 

Asintiendo, Naruto procedió a sentarse en posición de loto justo delante del estratega. 

-¿Qué hay en la segunda parte?

Algo incómodo al ver invadido su espacio personal, Shikamaru se sostuvo el puente de la nariz con el pulgar y el índice. De no estar al tanto de la ingenuidad del Uzumaki, podría apostar que lo hacía a propósito. 

-Eso debes averiguarlo tú mismo- lo persuadió en voz baja. Estaba por levantarse cuando Naruto lo tomó del brazo. 

Al verlo, Shikamaru notó el repentino cambio en su rostro, antaño calmo. Parecía angustiado. Y él entendía la razón. Su futuro estaba en juego. De nada le servía entrenar en demasía si no podía ascender de rango esta vez. 

Silentes, se miraron a los ojos. Naruto no soltaba su brazo, y Shikamaru empezaba a sentirse extraño por la cercanía entre ellos. No era como otras veces. No se trataba de simple incomodidad. Iba más allá de eso. 

Por acto reflejo, cerró los ojos. Tomó el otro brazo de Naruto y lo atrajo hacia su cuerpo. Notó entonces la mirada de extrañeza y muda perplejidad en el semblante del rubio y, poco antes de que sus labios rozaran los suyos, lo soltó. 

-Buena suerte- le deseó. 

Naruto quiso decir algo pero se arrepintió de último minuto y salió, asintiendo y dando las gracias. 

Seduciendo a un vago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora