— ¿Porque lees tanto? — se acerco el menor.
— Para no ver tu carita tan linda, prefiero embriagarme en la suave lectura que se, que aunque la lea mil veces sabré el final, se que este final será bueno... El tuyo no tanto, me aterra el tan solo despegar la mirada de este libro y ya no tenerte cerca pequeño, porque cada vez que leo me encanta cuando me preguntas relacionado a la lectura.
— También te quiero papá — sonrió, antes de ser envuelto en unos cálidos brazos cariñosos.