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— Y que Dios se apiade de su alma — Mencionó el sacerdote antes de hacer un Cruz en el aire, observando con tristeza como el ataúd iba descendiendo lentamente a aquel profundo hoyo.

Sollozos se escuchaban en el lugar y una que otra palabra, el sacerdote se acercó a la viuda y apretó su hombro, tratando de reconfortarla, ella asintió y se acercó al agujero, beso la rosa que llevaba en la mano y le susurro unas palabras para después arrojarla sobre el ataúd.

Se retiró con su mano cubriendo su boca, siendo consolada por su mayordomo. Los demás miembros de la familia hicieron lo mismo, dejando caer rosa por rosa, incluso las personas del servicio se acercaron se hacerlo. Una vez hecho los hombres que estaba ahí comenzaron a hechar la tierra sobre el ataúd.

Shin Hye observo como la caja, de un brillante color negro, desaparecía lentamente bajo la tierra, sus lágrimas caían como torrentes por sus mejillas, sentía una presión desgarrando su pecho.

¿Por que?

Era lo único que pasaba por su cabeza, ella mejor que nadie sabía lo que su marido ocultaba, lo que era, pero aún así sabía que lo que ellos habían tenido fue verdadero, ella lo amaba, lo amo hasta el último momento.

— Mi señora ahora debe ser fuerte, por sus hijos, ellos la necesitan y usted a ellos, también me tiene a mi, nadie la dejara sola — Mencionó el mayordomo acariciando su espalda.

— Lo se SeokJin, es solo que... No puedo creer que esto haya pasado ¿por que? Se que no fue un santo pero tenía una familia preciosa, siempre apoyo a sus amigos ¿por que alguien habría de lastimarlo? — Pregunto sintiendo la impotencia invadir la.

— No se preocupe, la policía esta investigando, su hijo también está viendo lo que pasó, estoy seguro de que encontrarán al culpable — Mencionó tratando de reconfortar a la mujer.

La castaña sorbio de su nariz y soltó una risa seca.

— ¿Sabes que es lo peor de esto SeokJin? — Preguntó la mujer observando lo.

—¿Señora? — Preguntó el castaño con una cara llena de confusión.

— Ahora la familia tendría algo de paz — Susurro con una sonrisa amarga en su rostro.

SeokJin asintió y guardo silencio, tarde o temprano las verdaderas intenciones salía a la luz, son humanos y no se puede aparentar todo el tiempo.

Al funeral solo asistió la familia, el comandante y el servicio de la casa los cuales eran el mayordomo y las 2 sirvientas.

Todos estaban en silencio, mirando fijamente la lápida que tenían enfrente, pensando, reprochandose, arrepintiendose y quizás, solo quizás, sintiendo alivio.

— Joven Lee ¿Me puede regalar unos minutos? Se que no es momento, mucho menos el lugar, pero necesito hablar con usted — Habló el oficial observando al moreno.

Este simplemente asintió y siguió al oficial hasta alejarse un poco de los presentes, una vez estaban lo suficientemente lejos el oficial aclaro su garganta.

— Señor Lee más tarde me entregarán el reporte de la autopsia, hable superficialmente con el forense y me dijo que su padre fue envenenado — Mencionó.

— ¿Envenenado? ¿Pero como? — Preguntó el hombre frunciendo el ceño.

— Aun no estoy seguro, como le dije, más tarde me darán el informe y podré investigar mejor, ya tenemos sus declaraciones así que solo queda ver el reporte y en base a eso continuaremos con la investigación— Respondió suspirando — Trate de mantener la calma con su familia, yo le mantendré informado de todo — Aseguró.

¿Quién Mató Al Señor Lee? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora