Capítulo 8

31 5 7
                                    

Amelie

Me enseñaron desde muy pequeña a esconder mi dolor, a no demostrar que no te afecta. Me e esforzado en aparentar esta chica amargada, desinteresada, en demostrar que nada me lastima.

Cuando la realidad es otra, cuando cada vez me duele más, cuando cada vez siento que entierran una daga en la herida abierta. Para el mundo Amelie Foster es la hija de un padre millonario que la ama y da la vida por ella, para el mundo Amelie es la hija de una madre que la apoya incondicionalmente, para el mundo Amelie es la hermana ejemplar para una hermana que piensa que ella es feliz.

Para el mundo Amelie Foster es la chica que todas quisieran ocupar su lugar. Cuando la realidad es otra, su padre no la quiere por que ama más a su otra familia, quizás si la quiera pero no la ama, como debería de hacerlo. Su madre está decepcionada de ella y se lo demuestra cada que tiene oportunidad, solo por no acatar sus deseos, solo por no ser esa hija que ella quiere.

Me limpio las lágrimas con la manga de mi sudadera y observo al chico que tengo enfrente. Él observa la libreta que tengo en mi regazo y me percato que está observando el dibujo que acabo de hacer y yo lo cierro de inmediato para que no mire.

—¿Estas bien?—me pregunta— estaba trotando y me percaté que tú estabas aquí y quise saludarte.

—Estoy bien—digo algo bajito.

Y observo mis zapatillas que están algo mal amarradas, salí tan apresurada de casa que no me fije que las amarre mal.

—No parece, ¿Te sucede algo? — vuelve a preguntar.

Yo me quedo en silencio por qué si hablo sé que lloraré otra vez. Odio sentirme así de sensible, odio que me afecte hasta la mínima cosa y eso me hace llorar.

Yo asiento por qué mi voz no es capaz de salir en este momento. Y él me observa unos instantes y se sienta a mi lado viendo hacia el mar.

—No se qué sucede y no quiero entrometerme, pero quiero que sepas que puedes hablar conmigo, sé que no es fácil hablar muchas cosas, pero dicen que no hay nada mejor que hablar con un desconocido—me dice y me observa un segundo y vuelve su vista al mar— por qué un desconocido no te juzgará como un conocido.

Me quedo callada unos segundo sopesando la idea si hablar o no.

—Agradezco que quieras escucharme, no sabes cuánto necesito a veces que alguien me escuche—digo algo bajito— pero no sabes cuan difícil puede llegar hacer, por que siento que si digo en voz alta lo que me pasa se vuelve más real.

—Pero es bueno soltarlo, no te lo quedes solo para ti.

—Darren, siento que si lo suelto embarraré de mi mierda a alguien más y tengo suficiente conmigo.

Él se queda callado un momento y luego asiente.

—Que tienes ahí—dice señalando mi cuaderno— vi algo bonito.

—No te lo enseñaré— digo y agarro mi cuaderno y lo coloco en mi pecho a modo de protegerlo.

—Vamos Amelie, deja de estar a la defensiva todo el tiempo conmigo, se que empecé mal y me disculpo por eso. Pero solo quiero ser tu amigo.

Me observa y me da una sonrisa que debo decir le sale jodidamente sexy.

—Aceptó tus disculpas, pero eso no quita que estaré dos semanas en la biblioteca.

—¡Oye! Pero si estarás conmigo, me encargaré de que te la pases genial.

—Uhmmm ya veremos Darren, ya veremos.

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora