ARMANDO GRUAS

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Emilia se encontraba en un 10-33 junto a Torrente, llevaban horas dándole vueltas a la ciudad pero todo estaba demasiado tranquilo para sorpresa de ambos. Un vehículo los sobrepaso por la izquierda del zeta a toda velocidad y los oficiales comenzaron la persecución. La chica trató de acelerar lo mayor posible pero el auto no respondía a sus exigencias hasta que finalmente vio como comenzaba a salir humo de este.

-No me la creo- dijo dándole un golpe al volante.

-Bueno señorita Emilia véale el lado bueno, irá a ver a su amado- rió su compañero.

Este se refería al jefe de mecánicos, Armando Grúas, el cual se paseaba bastante coqueto cada vez que la comisaria llegaba a su lugar de trabajo. La verdad es que Emilia tampoco podía negar que se sentía muy atraída a él, era un hombre de muy buenas formas y siempre tenía pequeños detalles con ella, aunque nunca se habían dado el lujo de compartir una velada a solas.

Para la suerte de los oficiales estaban muy cerca del taller de mecánicos, así que acercaron el auto hasta las características rejas del lugar. Entrando al salón estacionó el vehículo y ambos bajaron de este, visualizando a bastantes personas esperando su turno de ser atendidos y a un ocupado Kalahari quien se encontraba insultando a la mayoría de los clientes. Al verlos el oriental se sobresaltó un poco.

-Emilia, estas aquí, voy a llamal a Almando- y sin permitirles una respuesta salió en búsqueda del jefe.

Minutos después ambos mecánicos aparecieron en el salón para seguir con sus tareas, al visualizar a su comisaria preferida apareció una gran sonrisa en su rostro e inmediatamente se dirigió a ella.

-Emilia, ¿cómo estás?- habló el jefe.

-Bien Armando, ¿y tú?- respondió.

A continuación de una agradable charla entre los tórtolos el jefe de mecánicos le encargó a Yun que reparara el auto de la comisaria, así esta podría continuar con sus tareas. Emilia subió al despacho de Armando para proceder a pagarle lo que debía por el arreglo del vehículo.

-Bien, ahí tienes, deuda saldada- rió la chica.

Armando la miró con ternura, luego volteó y trajo un regalo para ella.

-Permítame regalarle una rosa roja Emilia, símbolo del respeto y la admiración que le tengo, recuérdelo siempre- y la entregó.

La comisaria tomó con mucha delicadeza aquella flor, le parecía un gesto hermoso y romántico por parte de Armando, quien siempre era una persona bastante seria y fría.

Emilia atesoró la rosa por días hasta que esta tristemente cumplió su ciclo, aunque le dejaba tranquila que las palabras tan profundas de aquel hombre la acompañarían por siempre

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Emilia atesoró la rosa por días hasta que esta tristemente cumplió su ciclo, aunque le dejaba tranquila que las palabras tan profundas de aquel hombre la acompañarían por siempre.

Los días siguientes a este bello encuentro fueron tormentosos para todo aquel oficial de policía que se pasara por la comisaría. Conway estaba muy cerca de dar con la mafia que asesinó a Ivanov y Gonetti, la cual se hacía llamar The Union, por lo que todo eran gritos y porrazos a su alrededor, las cosas debían salir perfectas y Jack no se arriesgaría a cometer un error teniendo en la palma de la mano a aquellos mafiosos.

ONE SHOTS ~ GTA RoleplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora