I.

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Mis manos temblaban al mirar su rostro. ¿Que lo sentía? ¿Acaso eso era todo lo que podía decir en su defensa?

-¿En serio lo hiciste?- pasé mis manos por mi cara dejándolas allí por unos segundos. Sentía ira e impotencia, ambas cruzándose y calentado mis neuronas. -¿De verdad no creíste que no me iba a dar cuenta? - Ni un par de azules ojos llorosos me haría bajar las revoluciones- ¡Es mi hermano mayor por el amor de Dios!

-Yo, yo no quise que esto pasara, nunca quise herirte Dylan- su voz temblaba junto con el sonido amargo de mi nombre en sus labios. Labios compartidos y rojos de labial.

-Yo te amo, te he amado toda la secundaria y cuando por fin pensé que tu también...- "Siempre amas más que ellas" me grito mi subconciente.

-Y yo te amo a tí Dylan, todo esto es un error- Su cabello brillaba como siempre dejándome prendido de tal belleza.- Podemos solucionarlo... sólo déjame arreglarlo.

No pude evitar que mi cabeza me devolviera un recuerdo, el recuedo más oportuno para reafirmar mi desición.

- ¡Sueltala imbécil!- sentí como una fuerza externa me separaba de su beso y luego de sus brazos. Unos fornidos brazos me lanzaron al suelo y luego ¡PAM! un puñetazo en la izquierda de mi cara y eso sumado con el dolor del azote de mi cabeza contra el pavimento. Me puse de pie para afrontar a mi agresor y me encontré con que estaba siendo retenido por otros ebrios adolescentes.

-Cálmate Peter, la pelea no es con él- pero ese tal Peter, al cual nunca había visto en mi vida, tenía tantas ganas de pegarme que ni cinco chicos fueron capaces de retenerlo, ¡PAM! mi otra mejilla,¿O era la otra? Me sentía aturdido.

-¡Detente Peter, le haces daño! ¡Para por favor! - su dulce voz apaciguaba el ambiente y calmaba un poco el dolor, sentí como me ayudaba a ponerme de pie.- ¿Estás bien Dylan?- preguntó tocando mi mejilla hinchada. Asentí con mueca de dolor.

-¿Quién es este eh eh?- gritó el pitbull enrrabiado. 

-¡Estás borracho Peter! no voy a contestar ninguna de tus preguntas en ese estado.¡Deja de ser un bobo de una ves por todas, eres un hombre- Puso mi brazo por sobre su hombro para que me apoyara en su pequeña anatomía. -Vamos Dylan, tenemos que ponerte hielo en eso- 

-Hey, te amo, vamos- dijo ella poniendo sus manos en mis mejillas.

-Dime la verdad, sólo dímela- dije apartándome de sus manos.

-De qué estás hablando, tu conoces la verdad- su ritmo era rápido y nervioso

-No, dime... ¿Engañaste a ese tipo conmigo?

-¿Qué? ¿De qué hablas amor?

- ¡A ese tal Peter!- dije gritando y alejándome de ella para mirar por la ventana como la nieve caía. -¿Por eso estaba furioso, no?

-Vamos Dylan, eso no tiene nada que ver con nosotros, lo único que importa aquí es...

-Lo único que me importa es que respondas la maldita pregunta - 

La respuesta ya la sabía pero sólo quería oirlo de sus labios, quería estar seguro. Su rostro cabizbajo, y su mirada en el piso. Ella era capaz de volver a engañarme, como había engañado a Peter, y como me había engañado con mi hermano Tom el día de acción de gracias cuando me ofrecí a llevar a su mejor amiga Amelia a casa.

-Si Dylan, pero es que me estaba enamorando de tí - dijo suplicando- tienes que entender que..

-Tú tienes que entender- la interrumpí- supongo que eres lo suficientemente lista para entender lo que significa... - sus ojos despedían las primeras lágrimas, esas lágrimas cuando comprendes que no hay nada más que puedas hacer y que tus actos hablan mil veces más que tus adornadas palabras.

Las Mil Historias del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora