II.

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1

-Señores pasajeros, soy su oficial de vuelo al habla, para informarles que en pocos minutos empezaremos en descenso a la ciudad de Beacon Beach, condado de Beacon, la temperatura local es de 21 grados centígrados y el cielo se encuntra parcialmente despejado. Estaremos aterrizando cuando sean las 12:20 AM, hora local. Muchas gracias...

Mis oídos se taparon con el aterrizaje del avión y tuve que recurrir a mis chicles ya que siempre dicen que tragar saliva ayuda a destapar los oídos.  Miré a mi izquierda el chico se encontraba con los ojos cerrados y las uñas enterradas en los apoya brazos de los estrechos asientos.

-Tranquilo campeón- golpeé su mano- ya aterrizó

-Odio el sonido de las ruedas golpeando la pista ¿A estas alturas debería existir una manera de aterrizaje menos escalofriante? ¿No crees?

-Eres un bebé con chistes malos- dije poniéndome debe pie.

-Todos tenemos miedos absurdos señorita, apuesto que el tuyo es aún más tonto- dijo acercándose a mi mientras caminábamos hacia la salida del avión

-No andaré por ahí diciéndole mis miedos miedos a un desconocido y completo extraño, podrías ser un asesino y usar mis miedos para manipular me y luego llevarme a tu guarida para ser degollada por tu novia psicópata.

-Eso es una completa aberración y insulto hacia mi persona, soy sólo un chico que vuelve a su casa, que terminó  con su novia que no es precisamente una psicópata...

-Que bien, y ahora quieres contarme tus problemas amorosos... ¿Entonces vuelves para arreglar las cosas?

-No, en realidad estoy escapando de ella... -por primera vez vi  en su mirada algo más denso que el brillo del humor, quizás le habían hecho daño, o quizás de verdad era una psicópata y no quería admitirlo.

-¿Qué  hay de ti?-prosiguió él

-¿Yo?... Bueno, estoy perfectamente segura que no quiero matar a nadie, aún, y que no soy psicópata...

Dylan me sonrió - Yo pensaba que era bueno conociendo a las personas por su impresión per tu...No eres nada fácil de descifrar Holland...

Me habían mencionado un sin fin de veces que era cambiante, que nadie comprendía mi carácter y que debía ser más dócil para que la gente me quisiera, pero en las palabras de ese chico yo parecía un desafío. Caminamos juntos en silencio hasta que llegamos a la cinta transportadora de equipaje. Dylan tomó su maleta y me dedicó una sonrisa.

Eso de tener que tirar tu equipaje de la cinta me ponía nerviosa. Me aterraba que no pudiera tomar mi maleta o que la cinta me arrastrará porque la verdad es que mucha fuerza no tenía. De repente la vi pasar frente a mi, y pasar, y pasar, sin reacción de mi parte, empecé a correr tras ella hasta que la perdí de vista.

-Nadie pidió tu ayuda...- Dylan se acercaba con mi maleta.

-No puedo evitarlo, si seguías corriendo lloraría de risa.

-Podría hacerte llorar si quieres...

-Wow chica, controla ese genio, no creo que a Chris le gusten las marcas de expresión. Además tu almohada personal no merece ese trato tan insolente...

Ese chico me tenía nerviosa ¿Por qué no simplemente se alejaba? Pero era de alguna forma adorable y extraño. Creí que era un idiota pero con el rato me dí cuenta que quizás de verdad era así su personalidad, y para ser sincera conmigo misma, me agradaba.

-Tendrás que hacer un mejor trabajo la próxima vez si es que no quieres que despierte de mal humor... No fuiste una buena almohada después de todo...

-Holly tranquila ahí, no creo que quieras dormir con un completo desconocido, podría tener una enfermedad o .... -Me di vuelta para seguir caminando e ignorar su desubicada respuesta.

-Ahí está tu gran genio otra vez- continuó Dylan- nunca conseguirás esta almohada otra vez con esa actitud.

-Ya quisieras- respondí riéndo.

La brisa de la costa acarició mi cabello, acomodé mis medias y mi vestido, y guardé mi gorro de lana en mi bolso. Beacon Beach era un pueblito olvidado con una playa increible, en el centro de la ciudad se encontraban un monton de pequeños cafés y restaurantes tradicionales que, como toda zona costera, servían esquisitos pescados, también habían grandes marcas abarcando territorio y debo admitir que Beth y yo hicimos una fila para comprar ropa cuando Forever 21 abrió una tienda en Cherrie St, además de lugares pintorescos en Beacon habían hermosas construcciones, casas antiguas y edificios muy parecidos a los que se ven en New York. Mi pueblo tenía todos los paisajes que me encantaban y en él vivían todas las personas importantes para mí. 

-Esto es mucho mejor que ese frío ¿no?-dijo Dylan luego de tomar un  respiro

- ¿Hasta donde pretendes seguirme Dylan? Podría empezar a pensar que mi teoría del asesino es cierta.

-No tengo lo que se necesita para ser asesino, ellos son muy listos, no tengo tanta cabeza.

-Creo que fue un placer viajar contigo - dije volteandome hacia él

-Lo mismo pienso- me sonrió y entendí que debía buscar mi auto y partir a casa antes de que se hiciera más tarde...

2

Mi papá me decía que cuando las bandadas de gaviotas dejaban la costa de Beacon era porque mamá las llamaba para que le informarán todo lo que su niño Dylan hacia durante las vacaciones de verano. Yo me creía que las gaviotas que se posaban en mi techo me estaban vigilando. No sé si era un método de mi padre para que yo me comportará bien o una linda forma de decir que mi madre me sigue cuidando. Tom nunca se llevó bien con mi papá, no soportaba la idea de que mamá hubiera dejado a su padre para formar una nueva familia con el Sheriff de un pueblito en la costa este. Por eso cuando ella falleció él se mudo a Inchland donde la hermana de mi madre lo recibió a él  y posteriormente a mí. Creo que es por eso que una parte de Tom me odiaba, yo tenía una familia completa mientras su padre estaba a kilómetros de Beacon tratando de salir de su alcoholismo, pero sé que Tom se preocupaba de mí, se que me quería y que también quería a mi padre, después de todo fue un padre para él también aunque no lo quiera aceptar.

Yo tenía nueve años y recuerdo todo el tiempo que pasábamos en el hospital, mamá seguía diciéndonos que todo estaba bien y que pasaríamos navidad en casa. La verdad fue que tuvimos que armar un árbol de navidad en su habitación en el hospital y ella murió dos semanas después.

-Adiós Holly- dije sereno.

Eran pasadas las 1 de la madrugada y no tenía claro si encontraría un taxi, debí haberle avisado a  papá que volvería así el podía ir por mi al aeropuerto. En fin el pueblo no era tan grande, en última instancia podía caminar o pedir un aventón  al llegar al centro.

- ¿Dylan? - la chica pelirroja había dado la vuelta, sus manos arreglaron su cabello- No te parará ningún taxi, te puedo llevar si quieres

- Si, gracias- exclamé sorprendido- eso sería genial - aceleré mi paso para alcanzarla.

Las Mil Historias del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora