Las Mil Historias del Fuego

Prólogo

Prólogo

Cuando conocí a Dylan todavía era de la idea de que las personas llegan y se van de tu vida. Cuando conocí a Dylan aún pensaba que nunca podría terminar lo que comenzaba. Cuando conocí a Dylan no conocía la verdadera tristeza, no había saboreado al amor en toda su dulzura y no creía que las margaritas en los hombres fueran tan cautivadoras. Cuando conocí a Dylan me conocí a mi misma, conocí el mundo, conocí los matices del fuego y sus peligros, conocí miles de maneras de romper una promesa. Conocí la aventura de amar a la persona incorrecta y sentirse dichosa de haberlo hecho. 

 Dylan fue el fuego que hizo romper todas mis olas. Desordenó todos mis proyectos, lanzó por la ventana mis prejuicios y llenó de ternura mi corazón. Al desnudo, vió mis lagrimas caer por cada estuidez y cada dolor menstrual. Me cambió la vida saber que la aventura empezaba donde otra terminaba. ¿Que voy a hacer ahora? Eso, eso Dylan lo sabía, él sabía que yo iría por él y esperó que en mi despertará el deseo de lo conocido. 

Holland  fue esa llama, fue la ola, fue caricias de vientos otoñales contra mi cabello. Ella no es lo mejor ni nada parecido, ella es simplemente todo, lo bueno y lo malo, todo lo que odio y adoro. 

Si ella fuera una palabra sería incertidumbre, si fuera un color sería el negro más brillante, si fuera una canción sería la más profunda, si fuera lugar sería una playa desierta,si fuera una droga sería la con más largo efecto, si fuera un punto cardinal sería sur, sería rocío, sería arena en el trasero, sería comida congelada pero deliciosa, sería un par de esposas policiales, sería la diosa de la ropa de algodón, sería lo único que me pertenece sin ser su dueño,y si Holly fuera una parte del cuerpo sería un corazón, pero no cualquier corazón; el mío.

Esta es la historia de Holland y Dylan. El inicio de sus vidas, el esperado encuentro de sus almas, el oráculo jugando a su favor y en contra, y cómo juntos escribieron Las Mil Historias del Fuego.