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Amenaza latente.

Bucarest/ Rumania. 23:37 PM

Lucia Collins:

Observó al helicóptero que sobrevuela la zona esperando la señal por parte de mis hombres.

—Área despejada, capitán— me avisan por el intercomunicador—No se detecta movimiento sospechoso. Aparentemente, un camión de carga y dos ambulancias fueron atacados en la salida noroeste, los ocupantes murieron calcinados.

—Entendido.

El aire frío sale de mi boca esperando lo que se me viene encima, sostengo con firmeza la ametralladora apoyada sobre mi pecho y levanto mi mano ordenando a los dos escuadrones de soldados que aseguran los alrededores del hospital a que entren.

Las ramas de los árboles se chocan entre sí mientras los caninos trotan a mi ritmo haciendo crujir las hojas del suelo; mis hombres me sobrepasan poniéndose todos en posición para abrir la puerta.

Las linternas tácticas apuntan a los cuerpos masacrados de doctores y el resto de personal del hospital; las paredes se encuentran manchadas de sangre que obliga a ponerme la cuellera para contrarrestar el olor nauseabundo.

Las luces blanquecinas titilan y el sistema de computación de la recepción está desconectado.

—Revisen si hay alguna señal de Madaini— ordenó mientras me dirijo a la segunda planta.

El plan era simple: Capturar a Madaini Aziz, uno de los más grandes cabecillas del terrorismo en medio oriente y miembro del clan Aziz. La FEMSG ha tratado de seguirle el paso durante más de cuatro meses, siguiendo sus rutas de trata de blancas y diferentes atentados que se extendieron a Inglaterra, Rumania y Japón, pero todo se fue a la borda cuando reestructuraron el plan a última hora; teníamos que atacar directamente en uno de sus clubs y matar dos pájaros de un solo tiro rescatando a las personas fueron reclutadas a la fuerza.

Sin embargo, se filtró información de que clanes enemigos lo atacaron y como un intento de sobrevivir lo trasladaron a este hospital. Se especula que este sitio es un punto clave para él, ya que era un medio de traficar órganos de manera segura y discreta.

Al revisar la sala común, las habitaciones y consultorios están repletos de cuerpos. Los pisos tres, cinco y seis no hay resultados e incluso los equipos médicos los dañaron, saquearon la sala de congelación donde guardan los suministros de medicamentos, y no hay registros de pacientes porque los sabotearon.

—Quienes hicieron esto, sabían lo que hacían— susurra Jacob al ver que no queda nada de valor.

—Nos vieron la cara de estúpidos—se queja la teniente Sarah detrás de mí— Esto es un desastre, somos blancos fáciles, deberíamos irnos.

—Aún no—la detengo ver al que trata de mandar un mensaje de emergencia—No, hasta conseguir una pista o algún sobreviviente. Son órdenes directas.

—Para hacer este tipo de masacres tuvieron que tener un equipo grande, hay más de doscientas personas aquí y todas fueron asesinadas, ¡No seas incompetente!— chilla entre dientes —¡No tenemos la suficiente información y planeación para llevar a cabo la misión!

—No—no estoy para sus reclamos.

La rubia me mira con rabia, sostiene su arma con fuerza sobre su pecho y la mandíbula la aprieta con fuerza acercándose frente mi a pocos centímetros produciendo que los pocos soldados a mi alrededor se queden en silencio observando la situación y yo tengo que respirar hondo para no salirme de casillas.

—Revisaremos todo, cada rincón—la encaró tranquilamente— No tardaremos tanto así que obedece.

—¡No sea incompetente! La operación está mal, no estamos midiendo los riesgos—acabó con su paciencia al volver a negarme y empieza a gritarme, sus ojos verdes se encuentran mirándome como una fiera—¡No voy a poner mis hombres en riesgo por esta mierda, deme la orden de retirada!

PROYECTO Z- (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora