Te recuerda

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Al igual que los otros chiquilines de su edad, Emma apreciaba con creces ir al parque, pasando los minutos que se desvanecían como agua, más cuando le permitían llevar a su peluche, Chester.

Un diminuto perrito de carita aplastada y cuerpo regordete, con dientes suaves, tejidos de lana y ojos grandes y salidos para el tamaño de su cabeza; en toda expresión de la palabra, Chester era un animal muy feo, pero feo y todo, Emma lo quería.

Lo llevó a las resbaladillas y las mesitas de piedra, pasando entre su trayecto por los columpios y un dinosaurio de a mentiritas, (Como lo decía su mamá), sus únicos lugares prohibidos serían los pasamanos o la rueda donde los demás niños giraban, pues una caída entre el pasto y el lodo ensuciarían o lastimarían a su mascota.

A su vez, Chester resulto codiciado, tanto que, cuando Emma se despisto para ir a tomar un jugo, el peluche desapareció de donde lo había dejado sentado.

Su mamá no le dio importancia, era uno entre tantos de sus juguetes, pero Emma si tenía el dolor de pecho de no tener a su chonchito para jugar, comer y dormir. Siendo poco perspicaz a cada tanto se le olvidaba, hasta que algunas otras personas paseaban perros parecidos a él, ahí le preguntaba a su madre donde estaba Chester, a lo que ella respondía.

Tenía algo que hacer y se tuvo que ir

Siguieron pasando los meses; con el tiempo dejaron de ir al parque, y Emma jugó más en su habitación. Ahí donde todos los juguetes se encontraban bien cuidados, procuraba no sacarlos más allá de la cocina y al pasar a cuarto de primaria compraron la primera computadora en casa.

Parecía una cosa muy aburrida, con horrible internet y que solo servía para escribir tareas, solo que en sus accesos directos Emma encontró un juego raro que era sobre tener una vida.

Lo inicio, no lo entendió y casi lo abandono, hasta que se encontró con el apartado de tus mascotas, le dio click vio a un perro muy parecido al suyo, tenía pug escrito encima y con muchas monedas se podía adoptar.

Así Emma se vicio día a día con la excusa de seguir haciendo tarea cuando ya la había terminado, adoptando a un nuevo Chester dentro de su máquina, poniéndose un nombre y creando su propia casita, apartándose lentamente de los juguetes y las salidas.

Pese a que se le daba muy mal o por ratos no entendía, en ese juego tenía a su amigo, ahí lo iba a cuidar, en el mundo dentro la pantalla, lugar donde el cachorrito nunca la volvería a abandonar.

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(Foto tomada por Burst y descargada desde Pexels)

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2021 ⏰

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