the rest of my life; taeten

[2]

Renunciar a su empleo había sido más difícil de lo que hubiera esperado, y es que luego de estar años ahí, las cosas no habían sido sencillas.

Su jefe de inmediato le había dado muchas opciones para que no abandonara su puesto, desde un aumento, hasta la posibilidad de trabajar en casa, pero sabía que eso no funcionaría. Incluso el rostro de Chittaphon había aparecido en su cabeza cuando empezó a dudar.

Había sido una buena decisión, necesitaba descansar.

El rubio tenía que esperar el menos una semana para poder tener sus vacaciones, es por ello que ahora Taeyong estaba jugando algún juego aleatorio en su computadora, un tanto aburrido a esas alturas.

Ya había ordenado toda la casa, y preparado la comida para cuando su novio llegara, e incluso, había jugado un buen rato con Louis, no sabía qué más hacer.

Apagó la computadora, ya completamente aburrido de jugar ahí, yendo hasta el salón para prender la televisión; podría ver una de esas series que Johnny le había recomendado hace un tiempo.

Para su sorpresa, una de esas series lo mantuvo ocupado por el resto del día, siendo consciente sólo cuando escuchó el sonido de la puerta.

Pausó la televisión, dispuesto a ir hasta su novio para saludarlo, hasta que vió cómo este luchaba con la caja en sus manos, junto con algunas bolsas cargadas de cosas qué desconocía.

— Tranquilo, no me ayudes, estoy bien. — Habló el tailandés.

— Lo siento. — Se disculpó, tomando las bolsas y llevandolas hasta donde estaba él hace unos minutos. — ¿Qué es todo esto, amor? — Se acercó al rubio de nuevo, dejando un corto beso en sus labios. — Estoy seguro que hicimos la compra hace sólo unos días.

— Esto, bueno... — Rió nervioso. — Es que, Tae, iban a abandonarlo en algún feo lugar si es que no lo adoptaban pronto, y yo... Fuí débil.

El peliblanco no dijo palabra alguna, suponiendo de qué se trataba todo, sacó la pequeña manta que cubría la caja; descubriendo a un pequeño y delgado gatito café con algunas manchas más oscuras, y algunos bocadillos repartidos a su alrededor.

— Sé que deberíamos hablarlo, pero quiero que se quede, prometo cuidar bien de él, además Louis tendría con quien jugar —  Habló, dando un pequeño salto.

Taeyong lo miraba inexpresivo, más su corazón se sentía cálido y contento al ver la emoción de Chittaphon por el felino, haciendo que sus ojitos brillaran, y que esa sonrisa tan linda suya creciera al hablar del animal en la caja, ¿Cómo iba a negarse a eso? Era repentino, pero no le molestaba, más bien, como él mismo había dicho, el pequeño animal sería de gran compañía para Louis, y para él mismo cuando el otro no estuviera, aunque claro que la principal razón era por la felicidad que le causaba al tailandés la estancia del gatito en la casa.

Carraspeó, llevando sus manos dentro de la caja para sacar al felino, inspeccionandolo, viendo algo de suciedad en su cuerpo, además de la delgadez de este mismo, sus ojos estaban algo infectados, haciendo se le dificultara poder abrirlos.

— Es tan chiquito... — Lo acunó en su brazo mientras la acariciaba con su mano disponible, todo bajo la atenta mirada del menor. — ¿Qué nombre le ponemos?

Chittaphon casi chilla de alegría, soltando la caja para abrazar al mayor, agradeciéndole con una sonrisa gigante en sus labios.

— No podía negarme, ¿o sí? Ya le compraste de todo. — Se carcajeó el coreano.

Sonrió también al ver cómo este empezaba a acomodar de inmediato todas las cosas que había comprado para el animal.

Sentía esa calidez en su pecho al sólo percibir la felicidad del otro, y se preguntaba si algún día podría dejar de sentir eso por el menor; no lo creía para nada. El chico le daba los mejores momentos de su día, quería sentir eso por el resto de sus días, y eso le hacía preguntarse si era igual para el contrario.

La idea de casarse con él ya no sonaba tan descabellada como en algún momento lo fue, más bien, cada día estaba más seguro que eso era lo que quería para ellos.