Capítulo #5

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            Mientras el chico vigilaba que no haya moros en la costa, Niall me acorraló contra una pared de cemento medio oculta tras unos botes de basura. Yo ya no tenía fuerzas siquiera para luchar, esto era más de lo que mi mente podía procesar...

            La persona a quien más admiraba en este mundo estaba a punto de abusar sexualmente de mí.

            Niall se inclinó y comenzó a besar mi cuello con cierta urgencia, yo lloraba en silencio, ¿cómo fue que se convirtió en un violador? Su mano se metió bajo mi pollera, él comenzó a toquetearme, presionando mi entrada y acariciándola con deseo. Una nueva oleada de lágrimas se escapó de mis ojos, ese idiota mentiroso iba a ser quien me quitara la virginidad, mi primera (y tal vez última) vez iba a ser con dos violadores, dos imbéciles que iban a arruinar mi vida para siempre.

            Niall gimió con desesperación y me empujó hasta recostarme en el piso bajo la lluvia. Levantó mi pollera con rapidez y se arrodilló para desabrochar su pantalón, se lo bajó un poco y luego bajó también su bóxer. Grité al ver su enorme miembro, y Niall pareció excitarse aún más al notar lo asustada que yo estaba.

            Estaba tan ansioso por penetrarme que en lugar de quitarme la ropa interior, la rompió. Cerré los ojos con fuerza a la vez que un sollozo angustiado se escapaba de mi pecho, nunca en mi vida me había sentido tan débil y asustada como en ese momento.

            Niall entró en mí de golpe, con fuerza, y yo grité con todas mis fuerzas, aunque la tela en mi boca no dejó que nadie aparte de Niall y yo escuchemos algo. Él comenzó a moverse dentro de mí con embestidas rápidas y fuertes mientras yo gritaba y lloraba, retorciéndome en vanos intentos de escapar de todo ese sufrimiento. Niall no dejaba de gemir de placer, mientras que yo sólo sentía asco, asco y dolor.

            Eso era todo. Adiós a mi virginidad.

            De pronto Niall soltó un gruñido animal y se detuvo, entonces sentí un líquido tibio inundando mi vientre y comprendí que había llegado al orgasmo. Tuve ganas de vomitar, y lo hubiera hecho de no ser por la tela que tenía atada en mi boca. Sólo pude seguir llorando desconsoladamente mientras pensaba en lo que estaba pasando.

            Horan no se detuvo al llegar al orgasmo, no. Al cabo de unos segundos volvió a embestirme, yo seguía con los ojos cerrados, no quería verlo, no así.

            — Mírame. — pidió de pronto, con la respiración jadeante. Negué con la cabeza y él me pegó un bofetazo. — ¡Te dije que me mires!

            Gemí, dolorida, y abrí los ojos. Me encontré con su mirada rebosante de placer, se lo estaba pasando genial, el muy idiota. Lo miré con todo el odio que había en mi interior, LO ODIABA, lo odiaba a él, a su estúpido cuerpo perfecto, a su voz de ángel, odiaba haber sido tan fan suya durante todo ese tiempo.

            Él me sonrió maliciosamente.

            — Te guste o no, ahora eres mía. — casi me ronroneó. — Yo fui tu primero y eso es algo que no puedes cambiar...

Stockholm Syndrome // Niall Horan //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora