Capítulo #1

79 2 0
                                    

            Me desperté en medio de la noche, escapando de un sueño agitado. No podía recordar de qué se trataba, pero sabía que había sido una pesadilla; me lo decía mi cuerpo, empapado en sudor y con la piel de gallina, mi respiración agitada, mi pulso acelerado... Y me lo decían mis sentidos, esa sensación de estar siendo observada, acompañada por la angustia, el miedo y la ansiedad.

            Temblorosa, me bajé de la cama y caminé dando tumbos hasta el baño que estaba junto a mi habitación.

            — Sea lo que sea, sólo fue un sueño. — me recordé a mí misma al entrar al baño y mirarme al espejo. Mis ojos transmitían el miedo que yo no quería enfrentar. — Sólo eso.

            Me mojé un poco la cara y tras secarme con una toalla regresé a la habitación. Me acosté en mi cama en silencio, pensando en si lograría dormirme nuevamente. La sensación de estar siendo observada no había desaparecido, y me estaba poniendo de los nervios.

            — ¿Cristall? — me llamó mi compañera de cuarto, quien también era una de mis mejores amigas. Me pregunté cuándo se había despertado. — ¿Todo está bien?

            — Sí, Agus. — me esforcé para que mi voz no reflejara lo nerviosa que estaba. — Sólo tuve un mal sueño.

            Ella permaneció en silencio por un momento. Creí que había vuelto a dormirse, de modo que me acomodé en la cama y cerré los ojos tratando de conciliar el sueño.

            — ¿Recuerdas qué soñaste? — me preguntó entonces.

            — No. — suspiré con aplomo.

            — Esta vez hablaste dormida. — comentó, titubeante. — Dijiste algo de Niall Horan...

            Me reí a mi pesar.

            — No lo creo. Si hubiera soñado con Nialler hubiera sido un sueño hermoso, no una pesadilla.

            — P-pero...

            — Duerme ya. — le pedí, risueña. — Es tarde y mañana tenemos que estar bien despiertas... Será un día muy largo.

            — Ya. — gruñó ella.

            Sonreí y busqué mi celular a tientas. Lo encontré cerca de mi almohada, lo encendí y puse algo de música, de One Direction, por supuesto. Agus y yo escuchamos cantar a nuestros ídolos hasta que caímos en un sueño profundo.

            Desperté horas más tarde, mucho más tranquila y relajada. De la noche anterior sólo me había quedado el recuerdo, y aquel sueño angustiante seguía perdido en mi memoria... Y esperaba no encontrarlo nunca.

            Me levanté de la cama y puse a cargar mi celular mientras cantaba "Midnight Memories" por lo bajo. Luego busqué algo de ropa y me fui a bañar; mi cuerpo agradeció el suave golpeteo del agua fría contra mi piel caliente. Al salir del baño me sentí mucho más fresca y llena de energía. Tras envolverme en una toalla volví a la habitación y busqué algo de ropa. Me decidí por un conjunto de ropa interior blanco de encaje, una pollera de jean tiro alto en tonos claros con efecto desteñido, una musculosa corta con la bandera direccionar estampada en la parte delantera y unas zapatillas deportivas blancas. Luego de vestirme regresé al baño y sequé mi cabello.

            Al terminar, me miré en el espejo de cuerpo completo que había en el cuarto.

            Soy Cristall Sykes, tengo 17 años de edad, y una vida muy complicada. Soy de altura promedio, delgada, de tez pálida, ojos celestes y cabello rubio lacio largo por la cintura. Hay quien dice que tengo buenas curvas, una cintura curvilínea y sobre todo una buena delantera, pero yo creo que no tengo nada fuera de lo normal.

            Me volví hacia mi amiga, que seguía durmiendo despatarrada en la cama.

            — ¡Agus, es hora de levantarse! — le dije con voz alegre.

            Ella gruñó y siguió durmiendo. Sonreí maliciosamente y corrí a separar las cortinas para dejar entrar la luz del sol.

            — ¡Despierta ya! — insistí mientras abría una ventana para dejar correr el aire. Ella volvió a gruñir y se tapó la cara con una almohada. — Es un hermoso día... — miré el cielo cubierto de nubes con el ceño fruncido. — ... de lluvia.

            Mi amiga se rió y me volví hacia ella a tiempo para verla sentarse en la cama con expresión risueña.

            — Tengo hambre. — me dijo entonces.

            Me reí.

            — Vamos a desayunar de camino al hotel de los chicos. — le avisé. Ella me sacó la lengua y yo puse los ojos en blanco. — Ve a bañarte. En cuanto estés lista nos vamos.

            — De acuerdo. — suspiró y se levantó de la cama con pereza. — Sólo te hago caso porque quiero ver a los chicos.

            — Y porque de no ser por mí, ni siquiera estarías en este hotel. — añadí con una sonrisa traviesa asomando por mis labios.

            — Sí, también por eso. — me guiñó un ojo y entró al baño.

            Mientras Agustina se preparaba, me dediqué a hacer las llamadas de rutina; llamé a mi madre, a mi hermano, a mis amigas, en fin, a todo el mundo. Al terminar agarré una cartera y guardé en ella mi billetera, el celular, el cargador, mis auriculares, las llaves de la habitación, mis documentos, la cámara de fotos y alguna que otra cosa más.

            Al cabo de casi media hora, Agus salió del baño.

            Agustina Meier, 15 años de edad, bastante alta para su edad, buen cuerpo, tez pálida, ojos marrones y pelo castaño con un decolorado rubio. Se había vestido con un pantalón negro ajustado, una musculosa roja con el logo de 1D estampado en blanco, y unas zapatillas Converse rojas con detalles blancos.

            — ¿Vamos? — me dijo, sonriente.

            Asentí y salimos de allí.

Stockholm Syndrome // Niall Horan //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora