III

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"Adoro tus palabras, probablemente tanto como deseo tus brazos a mi alrededor"

"Mi querido Sinner..." Suspiró el demonio.

El nombrado volteó hacia ella al oírla, su enigmática mirada recorriendo su ser, lo sentía centrarse en cada detalle de su rostro lentamente. Ninguno se había atrevido a romper el silencio hasta ese momento.

Pocas situaciones lograban provocar tal nerviosismo en ella.


"Ya no sé que hacer" Finalmente confesó con un inusual sentimiento en su voz.

Dirigió su mirada hacia el tuerto, ansiosa por su inminente respuesta. Sólo en ese momento se percató de que él también lucia exhausto, como si hubiera enfrentado al mundo y, a pesar de sus esfuerzos, este le hubiese derrotado.

Sinner liberó una suave risa, causando que su acompañante agachara su rostro al sentir sus mejillas tornarse de un humillante tono rojizo.

Pocos segundos después sintió una mano izquierda posarse sobre su hombro, volvió a observar al tuerto cuya expresión, previamente vacilona, se había transformado en un semblante completamente serio que no dejó rastro de la carcajada que había emitido hacia pocos momentos.


"Debes mantener tu cabeza en alto, querida" Sus palabras discernían con el habitual tono inexpresivo de su voz.

El tuerto desvió su mirada hacia el horizonte de una manera que le dejó claro al demonio que algo acechaba sus pensamientos "No puedes permitir que tus cuernos caigan"


La ultima parte de la oración tomó al demonio por sorpresa, le otorgándole una tímida sonrisa a su compañero en un estúpido intento de ocultar sus rosadas mejillas.

Ambos mantuvieron la conexión entre sus miradas durante unos largos segundos, el tiempo suficiente para que los nervios del demonio sacaran lo mejor de ella y la obligaran a devolver su atención al nublado horizonte, percatándose del inminente crepúsculo.

Debía regresar a casa.


Sólo se precisó de una melancólica mirada por parte de la joven para que Sinner comprendiera que debía irse.

Muy a su pesar, ella decidió ponerse de pie, seguida al poco tiempo por el tuerto cuya expresión se mantenía tan indescifrable cómo siempre.

Divell observó las oscuras marcas debajo de los ojos de Sinner


"¿No has dormido?" Las palabras escaparon de sus labios acompañadas de un aire de preocupación poco comun en su persona.

El hombre desvió la mirada, claramente incomodo, antes de finalmente responder.


"No fui capaz de dormir, tampoco está en mis planes hacerlo" Confesó mientras que acompañaba sus palabras con un ademan en un intento por disminuir la usual seriedad de su voz "Mi mente tiene una gran capacidad para ser oscura y retorcida, Divell"


Ella asintió mientras que reflexionaba sobre sus palabras. Sinner la observó por unos instantes, quizás se había arrepentido de haber hablado tanto.

Desconociendo los pensamientos que acechaban la mente del tuerto, Divell sintió un escalofrio. Podría asegurar que aquellos hermosos ojos azules estaban atravesando su alma, si es que aún poseía una.


"¿No deberías irte?" Sus palabras sonaron fuera de lugar en la mente del demonio, como si en el fondo, Sinner deseara que ella se mantuviera a su lado.


"Si" Suspiró ella finalmente "Adiós"


"Adiós" Repitió él. 

Divell no sintió que fuera una despedida genuina.


Cuando el tuerto estuvo a punto de retirarse, sintió los brazos de la joven a su alrededor, apoyando la cabeza en su pecho.

Ninguno hablo, aterrados de que las palabras arruinaran aquel extraño e inigualable momento.

Sinner tardó unos pocos segundos en procesar la situación, algo que le resultó completamente inesperado por parte del demonio. Había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que había sido abrazado...

No alcanzó a corresponder la acción, puesto que en el momento que decidió envolver a la joven entre sus brazo, ella ya se había alejado bastante de él.


Sin intercambiar palabras, Sinner la observó a alejarse, sin moverse hasta perderla de vista.

Fue en el mismo momento en el que se percató de que ya no distinguía la silueta de la joven en el horizonte que optó por retirarse mientras que una cínica sonrisa se formaba en su rostro.

Deep Blue EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora