IV

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"Enamorarse de un Dios no es una tragedia a menos que este también te ame"

El invierno se había retirado por completo, a excepción de ocasionales días helados, dando lugar a una inusualmente cálida primavera que le permitía al demonio estar sentada junto a su acompañante sin la necesidad de un abrigo.


Irrelevantes conversaciones provocaban tímidas sonrisas y cortas pero obvias risas por parte de de la joven, a diferencia de ella; el rostro de Sinner, quien continuaba usando su habitual tapado, mantenía una expresión dolorosamente neutral de la cual el demonio no tardó en percatarse. Evitó continuar la conversación, centrando su atención en el cielo que, a pesar del obvio cambio de estación, permanecía nublado.

Sinner intentó mantener viva la conversación con palabras irrelevantes, según el joven demonio, que eran respondidas con simples monosílabos.

Él desvió la mirada en el sentido contrario de la joven, claramente molesto por su infantil comportamiento. No estaba seguro de que hacer ante este tipo de situaciones.

Finalmente optó por romper el silencio, suspiró resignado antes de hablar.


"¿Estas bien?" Por primera vez desde que se conocieron, Sinner se oía genuinamente preocupado por ella, pero en el fondo, aunque Divell no quisiera aceptarlo, ambos eran conscientes de que ese interés no era genuino.

El hombre, quien aparentemente había leído su pensamiento, poso su mano izquierda en el hombro del demonio en un extraño intento por reconfortarla.

"Lo lamento" Divell sintió su voz quebrarse, consciente de que en ese preciso instante no había una situación que igualara el dolor y humillación que le provocaba el no poder evitar que su aura "madura" se cayera a pedazos. "No sé lo que estoy sintiendo, ni siquiera puedo explicar por que estoy llorando"

El tuerto volteó hacia ella, debía admitir que el repentino llanto de la joven lo había tomado por sorpresa. Intentó considerar lógicamente que haría a continuación, meditando sus palabras cuidadosamente.


"Divell, mi querida..." Volvieron a caer en silencio por unos cortos segundos en los que lo único que Sinner tenia en su mente eran los intentos de la joven por contener sus sollozos "quiero que sepas que eres lo único que no me disgusta de este mundo"

No era el momento ideal para decirlo, era consciente de ello, pero no creyó ser capaz de decir otra cosa.

Ella finalmente se atrevió a observarlo, mordió el interior de su labio inferior en un intento de contener sus lagrimas mientras que repetía las palabras de Sinner en su mente, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

"Podría decirse que me resultas sumamente interesante" Confesó mientras que el tono de su voz se veía afectado por una tímida sonrisa formándose en sus labios "Es la primera vez que siento algo así, y es extraño"

El demonio supo que las palabras del tuerto eran genuinas, o por lo menos así decidió creerlo.

Sonrió ocultando el sofocante ardor en su pecho al oírlo. Posó su mano sobre la cicatriz de su acompañante, intentando poner en palabras sus pensamientos.


"No seas estúpido, Sinner" Expresó finalmente, su voz se tornó firme con el pasar de sus palabras "No te hagas esto, sabes que no lo merezco"


Sinner rió ante sus palabras, pero esta carcajadas no se asemejaba a ninguna que hubiera escuchado antes por su parte, esta se oía sincera, como si aquel comentario le hubiera parecido tan ridículo que incluso el había sucumbido.

Él la observó con una amplia sonrisa en su rostro, ella correspondió su mirada rápidamente, ya conocía esos ojos, los más hermosos que había visto.

Unos ojos que relucían con un brillo que expresaba  una sorprendente tranquilidad para tratarse de él, su color era un azul tan oscuro y tan misterioso que le recordaba al océano, y se veía a si misma ahogándose en ellos.


Sinner se acercó hacia ella, sus rostros separados por unos pocos centímetros de distancia. Ambos se mantuvieron en silencio por unos segundos, que aparentaron ser mucho más largos de lo que fueron realmente.

"Divell, lo único que se requiere para que esto sea una gran historia es que ambos nos mantengamos con vida" Su voz sonaba reconfortante, ella sintió el aliento del mayor sobre sus labios.

Sin previo aviso, Divell sintió como los fríos labios del tuerto se posaron sobre los suyos.

Fue un contacto suave, con una delicadeza de la que no creyó que Sinner fuese capaz; sus manos se encontraban posadas sobre la parte trasera de su cabeza, sus delgados dedos entrelazados con su cabello.


Era un caos, siempre lo había sido, solo que en ese momento el era el único sentimiento de calma que había sentido en toda su vida.

Deep Blue EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora