Qué semana más ajetreada. Todavía quedan algunas cajas por abrir y cosas que ordenar.
Hace una semana pisé por primera vez el bello e infravalorado pasaje las rosas. Es la fantasía de un artista o de un jardinero apasionado, al igual que todo el sector elevado en el que ahora resido, mejor conocido como Las flores. El nombre se debe a la exagerada cantidad de plantas que colorean las aceras. Las casas están pintadas de colores alegres. Me considero una persona alegre, supongo que por esa similitud se siente agradable observar la casa a la que me mudé. Es de color celeste y parece que tuviera un piso, pero en realidad tiene dos. La entrada está en el segundo piso. El jardín, que no es tan grande, se encuentra en el primer piso. Si uno viera la casa desde el pasaje que se encuentra más abajo, notaría al instante los dos pisos que conforman el domicilio. Por fuera, como mencioné, es alegre, pero por dentro sigue sin estar del todo lleno. No siento la misma comodidad que sentía al vivir con mamá, aún no me siento... en casa. Me falta ver los lienzos y los dibujos sin terminar en el caballete que aún no está instalado en el comedor, donde solía estar cuando vivía con mi madre.
Es un dilema pensar en qué estudiaré. Este año debería postular a la universidad. Quiero estudiar diseño gráfico, aunque no esté recibiendo el apoyo total de mi familia. Tampoco descarto la opción de estudiar dibujo con algún profesional, pero ¿quién va a comprar mis dibujos si no tengo a alguien caído del cielo que pueda promocionar el resultado de aquello que me apasiona? A veces no se puede hacer mucho si no se tiene contactos. También podría hacer tatuajes. Se puede ganar bastante dinero, pero las herramientas son caras. No me demoraría en obtener reunir la cantidad necesaria, después de todo, no se gana tan poco siendo Uber. Estoy consiguiendo dinero para vivir en una casa propia, aunque con ayuda de mi familia, para mis necesidades básicas y para algún que otro deseo innecesario, como comprar un lápiz de mala calidad solo por tener un lindo diseño. No sería una sorpresa si gasto en algo así.
Por ahora me quedo con ser Uber. Soy respetuoso y me evalúan bien. Me gusta ser Uber, pero aún me urge escoger una carrera. Las postulaciones comienzan en un tiempo más y yo solo sé que quiero estudiar algo relacionado con el arte. Debo presentarle buenos argumentos a mi mamá porque ella pagará la carrera. Ojalá los talleres de debate en los que estuve inscrito durante algunos meses en el inicio de secundaria puedan reforzar mi discurso.
Me tengo fe, no tengo razones para no tenerme fe. Si algo me apasiona y sé que mi desempeño en aquello es decente e incluso bueno, ¿por qué no me tendría fe? Las advertencias de quienes me frenan siempre son las mismas, como un garabato que se repite una y otra vez, solo que trazado por distintas personas y con distintas palabras, pero todas llevan a una misma conclusión: estudia lo que quieras, pero que no se relacione con las artes.
A lo mejor estudio diseño gráfico. A lo mejor no estudio. Por suerte me intento mantener siendo Uber y lo estoy logrando.
Miro atentamente el lienzo unicolor que se encuentra frente a mí y me acomodo en la silla que está frente al caballete. Hace unos minutos lo instalé en el comedor, justo donde lo imaginaba, pero no me siento inspirado. El delantal café que llevo puesto tiene manchas de pintura a la altura del abdomen. Analizo la libreta abierta que se encuentra sobre la pequeña mesa de centro de la sala de estar. Al lado de ella hay una pluma sin tinta. Doy un suspiro y devuelvo la mirada al lienzo mientras sacudo mis manos.
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¿Cambiarías nuestro futuro? (PAUSADA)
RomanceNadie espera recibir una carta de alguien del futuro, mucho menos si ese "alguien" te conoce bien y muchísimo menos si esas cartas te advierten sobre una tragedia insoslayable. Desde la primera interacción que Thiago y Acacia tienen, la vida de la j...