SOL

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Sol era de esas niñas aventureras a las que no les importa nada lo que digan de ellas, vivía en una casa moderna, venía de una familia de dinero, era muy bonita, con sus ojos color miel, su mirada dulce, impulsiva, protectora y defensora de lo indefendible, Sol era una niña valiente e inteligente.

Vivía en Canadá con su madre y su hermano, su papá no vivía con ellos, tenían una nana cuyo nombre era María, era paciente y también bonita era muy tolerante con su hermano: Emilio quien de verdad era una bestia andante, también muy guapo, sus ojos eran verdes, cabello castaño, era muy latoso y le encantaba hacer enojar a la nana, aunque por lo paciente que era jamás se molestaba con él, su madre Olivia era una señora de negocios, bastante reconocida le había costado mucho llegar a donde estaba por ser mujer, pero lo había logrado contra todo pronóstico y contra todos los estereotipos que pudieran llegar a existir, vivían bien e iban a una escuela muy buena, tenían buenos amigos. Un día mientras la nana les cocinaba la cena ellos decidieron hacer una súper expedición, buscaban algo con lo cual divertirse, cuando entraron al cuarto de su madre abrieron el cajón donde guardaba las cosas importantes y descubrieron un archivo con el nombre de su hermano: Emilio intrigados por la apariencia de ese sobre decidieron abrirlo, Emilio todavía era muy pequeño para entenderlo, pero Sol ya se había dado cuenta de que era eso, era una carta de adopción, su hermano era adoptado, de todas formas no le importaba mucho lo quería de verdad y se llevaban muy bien pero sí decidió aclarar la situación con su madre. Cuando llego del trabajo cansada pero fresca como siempre decidió preguntarle directamente.

-¿Mamá emilio es adoptado?.

Se notaba que su madre estaba muy sorprendida por la pregunta. Titubeó un poco antes de contestar:

-Sí hija. Emilio es adoptado ¿Él también lo sabe?- Preguntó

-Él también vio la carta de adopción pero no entendió nada de lo que decía.

-Menos mal, pero no le digas, por favor-Exclamó su madre.

-No mamá- contestó su hija- pero en algún momento le tendremos que decir no puede vivir siempre ignorando la verdad.

- Tienes razón, pero, hija... hay otra cosa que también quiero decirte.

-Sí mamá, dime.

-Bueno creo que ya es hora, llama tu hermano también, los espero en la cocina en 10 minutos- exclamó su madre muy seria

Sol fue por su hermano Emilio y lo llevó a la cocina entonces su mamá les dijo:

-Niños los quiero con toda mi alma son los hijos que siempre anhele jamás los cambiaría por nada ni por nadie, pero hay algo que debo decirles yo... soy infértil y ustedes... ambos son adoptados.

Sol estuvo a punto de desmayarse, corrió a los papeles y entonces se dio cuenta de que así era, había otro con su nombre que indicaba que ella también era adoptada, de repente un torbellino de emociones la atacó, su hermano era adoptado, ella era adoptada, ¿Por qué su papá no estaba con ellos? ¿Qué significaba eso? ¿Su madre les quería de verdad? ¿Los amaba?, a pesar de su sorpresa se calmó, fue con ellos a la cocina y preguntó a su madre:

-¿Nos amas como tus verdaderos hijos?

Su madre se soltó a llorar, los abrazo a los dos, y les dijo:

-Pero por supuesto. Los amo con toda mi alma y daría mi vida por ustedes-sollozó ella. Entonces a Sol no le quedó más duda, su madre con quien no compartía sangre, pero que siempre había sido su ejemplo a seguir la amaba, los amaba y ella no necesitaba mayor comprobación que la que acababa de darles, sintió su corazón tibio, acto seguido envolvió en sus brazos a su familia y les dijo:

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