4. Amigas

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4. Amigas

"Con diez cañones por banda,

viento en popa, a toda vela,

no corta el mar, sino vuela

un velero bergantín.

Bajel pirata que llaman,

por su bravura, el Temido,

en todo mar conocido 

del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,

en la lona gime el viento, 

y alza en blando movimiento

olas de plata y azul;

y va el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

y allá a su frente Istambul:"

Me quedé mirando la poesía "Cancion del pirata" como si fuese algo sumamente importante. Dios, como odio literatura. Nunca fue mi fuerte aprender de memoria cosas. 

Suspiré y volví a leer la lírica de Espronceda. Llevaba como dos horas sin concibir el sueño. Después que el chico me dijese las palabras "A entrenar" me pasé un largo tiempo ejercitandome con el látigo y el arco. Acabé con los brazos adoloridos por tener que tensar la cuerda del arco y lanzar la cuerda del látigo. Por no mencionar de las corridas que tube que hacer para poder alcanzar los chicos rubios y con los ojos grises. No sé si he mencionado pero jamás fui muy fan de los deportes. 

Estiré mi cuello y este hizo ese desagradable sonido de crack. Froté los ojos y miré la hora en el despertador. Las tres de la madrugada. Me faltaban tres horas y media para que la familia Miller se levantase. La cama parecía que me llamase para dormir. Y no me oponí a ello.

(...)

Clase de literatura. Ayuda. Mi muerte va a llegar pronto. Bufé silenciosamente, mietras entraba en el aula. Como siempre estaba medio llena. Me senté en la última fila en la esquina. Apartado de los demás para evitar las molestas miraras de la gente. Puntualmente la campana sonó e igual que todos los días las pisadas de personas corriendo que iban a sus clases se oían por todo el pasillo.

(...)

 Sentí una brisa que levantó mi vestido blanco veraniego que llevaba puesto. Miré al cielo y me puse la mano para cubrir los ojos apesar que un sombrero de paja me ocultaba y refugiaba del sol. Dirigí mi vista hacia el orizonte y dislumbré un mar tranquilo. Como si fuese una niña pequeña corrí através de la colina en a cual me encontraba. Cuando noté mis pies mojandose por el agua, un zarandeo suave sacudió mi cuerpo.

-Martha dejame cinco minutos más.- murmuré sonolienta. Sin embargo los zarandeos siguieron moviendome.

-Déjala Shire.- Una voz femenina aburrida habló. Eso me desconcertó bastante. ¿Quién es Shire?.

Poco a poco abrí los ojos. Cuando los abrí por completo me encontré con unos ojos grises con un toque azulados que estaban sonriendome. Levanté mi cabeza rápidamente y mi vista se nubló. Encogí los ojos. Después de que mi vista se volviese normal, vi a un grupo de dos chicas. Una era la chica que tenía los ojos entre grises y azules, con el pelo rubio, largo y ondulado. Una falda negra, una camiseta blanca con la bella imagen de dos pájaros, como si fuesen pintados a boli, y una americana era su conjunto. La otra llevaba el pelo recogido en una coleta alta (su pelo era rubio y sus ojos grises con un toque marrón), una camisa amarilla con el cuello redondo, unos vaqueros negros y ajustados conjuntaban con sus bailarinas negras y con un lazo amarillo limón. En una palabra podía describirlas: elegantes.

Yo solo llevaba una camiseta blanca lisa con una camisa a cuadros, unos vaqueros claro y unas combers color negras. Porras.

-Hola- dije algo tímida. ¿Por qué me hablaban?. N.P.I

-Hola, Lexie- dijo alegremente la chica con el pelo suelto. ¿Cómo sabe mi nombre?

-¿Nos conocemso?- dije estrañada. 

-Em... si pero no.- dijo algo sonrojada por, creí, la vergüenza-Bueno, yo me llamo Shine y esta es mi hermana melliza Skyler Hemberk-Presentó a ambas. Sonreí. Podía que pueda hacer amigos. Llevaba quince y medio esperando ese momento. Y sí, soy lenta.

-Un placer. Bien... Em...Creo que ya me conoceís. Pero por si acaso me llamo Lexie Miller.- Nunca creí que así iba a presentarme. Ya saben. El hecho que me conozcían...Nah, déjenlo.

-¿Te apetece ir a comer con nosotras?- Preguntó Skyler. ¿Qué me estaba pasando?. Dios, esto era extraños.

-Em... Si, claro.- Dije algo insegura. No me culpen, nunca había comido con alguien.

-¿Sois nuevas?- formulé la pregunta entre esperanzada y curiosa.

-Si, acabamos de llegar a la ciudad, junto a nuestros hermanos. Somos diez.-Dijo Shine orgullosa.

-¡¿Diez?! ¿No sois un poco demasiados?- Dije sin poderme contener. ¿Donde estaban mis filtros cuando los necesitaba?. Creí que nunca cambiaría.

-Si. Pero somos mellizos y trillizos. Y lo peor de todo es que somos las pequeñas. ¿Sabes lo que significa eso?- Me dijo mietras ibamos al comedor. Negué rotundamente. Tenía a Aedeen pero ni siquiera era mi hermano de sangre y casi nunca nos hablábamos, así que no lo consideraba como mi hermano. Skyler continuó- Pues que tienes que liar con unos hermanos imbéciles y otros sobreproctetores. Es terrible. Cuando Shine dió su primer beso me recuerdo que se volvieron como locos, sobretodo Telier y Wolsh, que son los mayores. Empezaron a lanzar maldiciones e hizieron falta una cuantas horas para que se calmasen. Por no hablar de que no le hablaron por casi un mes. Es lo peor que puede ocurrir.- Y sigueron contándome anécdotas sobre lo horroroso que es ser las pequeñas. Yo a veces me reía y otras me compadecía con ellas.

A si pasé todo el rato de la comida, entre historias de Skyler y Shine y la deliciosa hamburguesa que había para comer. 

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¡Holaaaaaa!

Gracias por leer. Lo siento si no se lee muy bien la primera parte, creo que salen números y letras sin sentidos. No sé cómo arreglarlo y si alguien lo sabe, por favor, comentarlo.  Gracias, de nuevo por leer esta historia, y por fa voten y comenten.

Ya me despido,

¡Ciao!

Infinito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora