Único capítulo (parte tres.)

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Taehyung se levantó a las seis de la mañana con un ligero dolor de cabeza, no había dormido demasiado debido a que había terminado de estudiar a las dos de la madrugada, por lo que solo descanso cuatro horas. Él castaño tenía un muy mal genio cuando no dormía bien. Con pesar deslizó las sábanas fuera de su cuerpo.

Ya habían pasado casi dos semanas de la rutina que hacía con Jungkook. Hoy era el día en que tanto él como Jungkook verían el progreso. El objetivo habían sido seis kilos de noventa. Taehyung soltó un gran suspiro, tenía miedo de ver los resultados en la balanza, se había esforzado en comer las porciones que le había realizado en la dieta él mismísimo Jungkook, quien al parecer también tenía una licenciatura en nutricionismo, información otorgada gracias a la tarjeta de presentación que él mismo le había otorgado.

Esperaba que el esfuerzo no fuera en vano, realmente se habían esforzado, tanto Jungkook como él. Su teléfono vibró en su mesa de luz interrumpiendo el rumbo de sus pensamientos, "Hijo de Hades", ¿Por qué lo llamaba? ¿Quería que fuera más temprano? Taehyung casi gimió con súplica, apenas se desperezaba. Finalmente atendió la llamada presionando el botón verde.

—Hola Tae, quería avisarte que hoy no abriré el gimnasio. Quería tomarme un descanso y no hacer tantas cosas hoy. Nuestras clases siguen en pie, obviamente. No podría dejar las clases contigo—Jungkook murmuró la última oración y se avergonzó de sí mismo ¿Uh?

—Quedamos en que sería a las tres de la tarde ¿El horario cambió o...

—No, no, sólo que en lugar del gimnasio vendrás a mí casa—Jungkook se sintió extraño al soltar aquello. Las discusiones no habían parado del todo con Taehyung aún había esa extraña sensación de que en cualquier momento se comerían.
No entendía el motivo pero Tae con su personalidad excéntrica…—Si con excéntrico te refieres a que te calla la boca como muchos no lo hacen entonces cambiemos las definiciones de excéntrico a personas que saben poner en su lugar a machos alfa sumamente mal educados—su mente le dictó aquello, cosa que Jungkook simplemente ignoro. En resumen: Taehyung lograba sacarlo quicio en un santiamén y tendría que preparase mentalmente para su llegada.

Le molestaba en demasía, no entendía. Nunca en sus años como personal trainer le había pasado algo similar ¿Por qué en presencia del castaño salía lo que era en realidad y a veces peor? Jungkook con su trabajo era amable y profesional por donde lo vieras, porque parte de su ética como entrenador tenía que ser amable con las personas que trataba para poder tener una confianza que le permitiera hablar sobre el cuerpo de cada uno de ellos y para un contacto físico impersonal.

Sin embargo con Taehyung su ética profesional se iba por la tangente, pero es que su mirada, esos ojos obscuros que parecían rodeados de inocencia, se esfumaban de inmediato cuando sus prominentes cejas se fruncian y su mirada se llenaba de molestia hacía su persona. Debía admitir que había algo en esos ojos que le provocaban un sentimiento extraño, y Taehyung desde el primer momento que fue cuando le dijo que su cuerpo sería suyo porque trabajaría en el como si fuera el suyo propio, que ese sentimiento de levantar sus paredes y actuar con su verdadera personalidad se había activado. La mirada desafiante y las palabras lo habían dejado mudo, era estúpido pensar en ello pero…¿Cómo no hacerlo? cuando nunca en sus años de profesional había pasado por algo como desafiar a un cliente por el amor de Dios. Y eso que había tenido a las personas más cascarrabias y hasta las que tenían la voluntad por lo suelos. Taehyung por lo contrario…No le había dado problema alguno, más que reaccionar ante su propia actitud infantil, mediocre y mal educada.

Era extraño, extraño porque le gustaba ver como esos ojos de la inocencia pasaban a un torbellino que se llevaría todo a su paso.

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