4 Adorado

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Estaba afuera de su casa, sentado en las pequeñas escaleras mientras una botella de vodka lo acompañaba en su mano derecha.

Pensando en los últimos acontecimientos y ansiando otro día igual o mejor que ese, realmente lo había disfrutado y quería que eso siguiera, pero también tenía miedo de aburrirle a su profesor. Él seguramente lo dejaría tarde o temprano por ser sólo un niño, eso Jimin lo sabía, pero quería apreciar cada momento que pasara junto a él y que vea que no era un chico inexperimentado que sólo quería jugar juegos de mayores.

Interrumpieron sus pensamientos cuando alguien se acercó a las escaleras, Jungkook, para ser más específicos.

- Está bastante tranquilo aquí afuera ¿no?- preguntó el hombre con su melena rubia que caía sobre sus hombros, observando el perfil de Jimin, quien lo ignoraba completamente como si el hombre no estuviera allí.

Realmente no estaba sorprendido con que su madre haya traído a otro de sus hombres a la casa, un completo extraño. Siempre había sido así, más de cien hombres habían pasado por ese lugar, todos siendo todo lo que puedas imaginarte, un criminal, un vendedor de drogas y hasta un policía.

Ninguno de ellos durando más de un mes allí, sólo devoraban la escasa comida de su heladera e intentando tener algo con Jimin. Un Jimin de catorce años había aprendiendo a no estar siempre en casa o cerrar con cerrojo la puerta de su habitación para que ningún suceso terrible pasara. A sus diesisiete años era todo un experto, por más que no supiera diferenciar al bueno del malo, ya que siempre ellos usaban máscaras y el bueno terminaba siendo el malo, todo lo que hacía y haría Jimin era ignorar al extraño que estaba a su lado, o al menos lo intentaría.

- Parece que no eres mucho de hablar- dijo expulsando el humo se su cigarro cerca del menor- cuando tu madre me dijo que tenía un hijo no creí que fuera un adolescente, me imaginaba un pequeño de diez años- rió el rubio mientras le arrebata aquella botella de vodka al menor.

- No me apatece hablar con extraños que sé que no son para nada buenos, tampoco le veo lo bueno a hablar con un novio de mi madre que a los pocos días se irá de aquí horrorizado al preserciar ciertos actos... - mencionó Jimin recuperando su botella.

- Ya no hay nada que pueda horrorizarme, amor- una risa nostálgica abondonó los finos labios del hombre. Ocultando en aquella pequeña risa los dolores de su vida.

- No te creas, mi madre tiene el don para lograr espantar a los demás, en cualquier momento tú serás uno de ellos.

Jungkook lo observó por un rato, levantándose luego y metiéndose a la casa.

- Te juro, Hobi, su casa es un sueño, me trata super bien- hablaba entuciasmado Jimin mientras bebía de su licuado de banana.

- Ya me quedó claro, lo dijiste cien veces estas semanas- respondió Jung un poco cansado de la situación, luego vio a su amigo sonreírle a la pantalla de su celular y no pudo evitar preguntar- ¿Se han vuelto a ver?

- Sip, ya vamos tres veces, desgraciadamente todavía no nos hemos acostado, es un poco lento- mencionó el pelinegro con un puchero mirando al piso.

Jung se rió ante su comentario- ¿Lento dices? Por lo que me contaste la primera noche se besaron como si no hubiera un mañana y le hiciste una mamada, no creo que sea lento, Jimin.

- Todos hacen eso, es normal ¿no? Con los hombres que he estado hemos follado a la primera.

- Porque se encuentran en bares, no están en una cita.

- Da lo mismo.

Jimin todavía no entendía esa diferencia, pensaba que todos los hombres eran iguales, que sólo querían usar su cuerpo para divertirse un rato y dejarlo luego. O tal vez nunca le dio la oportunidad a alguien de cortejarlo como le había dicho su amigo.

Su espalda chocó contra la pared del aula cuando unos labios furiosos se acercaron a los suyos. Unas manos grandes recorrían su cuerpo con total lujuria, dejándolas en su trasero y apretándolo, sacándole un gemido gustoso al menor.

Jimin recorrió el cabello de su profesor con sus manos mientras era besado con rudesa. Tenía marcas en su cuello hechos por él hace unos minutos, cuando la clase había terminado y todos se encontraban en el acto que habían organizado por semanas. Habían cerrado la puerta con cerrojo, aunque no deberían de estar haciendo algo tan arriesgado ahí, pero tenían suerte de que la puerta no tuviera ventana y todos estaban concentrados en las palabras que decía la directora hacia sus alumnos y profesores.

Jimin iba a asistir al acto, al menos pretender que estaba prestando atención, pero cinco minutos más tarde de estar ahí le llegó un mensaje de Kim proclamando su presencia en uno de los salones, a Hoseok le había molestado un poco, ya que podrían verlos, pero Jimin no le hacía caso, así que lo que tuviera que decir era en vano.

- Quiero follarte, quiero hacerlo aquí, sobre el escritorio- susurró ronco sobre el oído de su alumno, viéndolo sonrojado y nervioso ante lo que le había dicho, tan bonito.

- Pero nos pueden ver- se apartó un poco Jimin para verlo mejor, obviamente quería cojer con él, pero también tenía miedo de que los encontraran ahí, le gustaba cuán prohibido era esto pero a la vez el temor se apoderaba de él.

- Te deseo tanto, Jimin, lo hago desde que te vi por primera vez al entrar a este salón, tan tímido tratando de no verme a los ojos, con esa boquita linda que tienes- dijo mientras acariciaba con sus largos dedos los labios de Jimin, este sonriendo ante el cumplido- Ven a mi casa en estos días, mi esposa y mi hijo se fueron de viaje, quiero tenerte ahí.


Luego de despedirse de su profesor, aunque le costó hacerlo ya que sus labios no lograban separarse de los otros, fue directo a su casa a descansar, o intentarlo.

Al entrar no encontró a su madre, sino que a Jungkook cocinando algo que desconocía su nombre. El hombre giró sobre él y le regaló una sonrisa- Tu madre está trabajando, estoy haciendo algo de comida, siéntate.

No supo por qué obedeció, pero lo hizo, recargó su mochila en la silla y sacó su celular para buscar algo que hacer.

- ¿Cómo te fue en el instituto? Eres un niño aplicado, Jimin? ¿Te gusta la escuela?- el rubio sonrió con algo de burla, sacando una jarra de jugo para servirle a ambos.

El pelinegro sólo le dio una mirada incrédula para seguir con sus ojos en el celular.

- Te estoy dando de comer, al menos respóndeme- dijo Jungkook tosco, dejando la comida sobre la mesa.

- Esa comida es mía y de mi madre, tú no la trajiste, sólo viniste a usurpar.

- En todo caso es de tu madre, ella trabaja por esto, por lo que veo tu existencia no es muy querida por aquí.

- Mira, Jungkook, no voy a dejar que me intimides con las mierdas que me dices, no hay nada que pueda dañarme, no pierdas el tiempo tratando de ser un tipo malo.

Vio cómo Jungkook se acercó a él y se sentó a su lado, muy cerca para su gusto, se examinaron el uno al otro por un rato hasta que Jungkook habló- ¿Has estado jugando a los juegos de adultos, Jiminnie?- el pelinegro lo miró sin entender sus palabras- He visto cuando llegas en un auto de un hombre mayor, no le he dicho a tu madre, pero si me haces enojar me veré en la obligación de decírselo, es mi novia, después de todo, debo de cuidar a su querido hijo.

Jimin se levantó bruscamente de su silla, dispuesto a salir de su casa cuando Jeon sostuvo su muñeca bastante fuerte- No hagas cosas malas, no sabes cómo saldrás perjudicado, amor.

Don't phunk with my heart- Kookmin (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora