Odio a la ley de la atracción. O mejor dicho, odio a sus ciegos adeptos. Odio a mis padres, quienes basaron su vida en esta ley que no es para nada una ley.
Mis padres se conocieron en un retiro espiritual, basaron su vida en el poder del pensamiento y las energías. Todo lo que tenían se lo agradecían a la ley de la atracción, y todo lo que no les resultaba, se culpaban a ellos mismos por no pedirle al universo que lo cumpla con la suficiente fé. Por ello, mis padres nunca nos llevaron al médico a mi o a mis hermanos, según ellos, el solo preocuparse por una vacuna atraería al virus. Lo mejor, según decían, era no pensar en eso y mantener un pensamiento positivo. Mi mamá nunca miraba a ambos lados antes de cruzar la calle porque el "preocuparse" atraería un accidente, eran muy extremistas.
Crecimos muy débiles, pero con ese pensamiento positivo respecto a la vida. La ley de la atracción propone que con solo pensar en algo, tus vibraciones se proyectan al universo y este responde entregándote lo que pensaste, sea bueno o malo. ¡Y juro por Dios que yo tenía solo buenos pensamientos!
Un día regresaba de mi universidad, estaba en primer año. Era tarde así que tomé el subterráneo. No había casi gente en el vagón, pero se subió un tipo que olía a alcohol. No me preocupé, ni siquiera cuando los demás se fueron bajando en cada estación, mi mente era completamente inocente y mi crianza había bloqueado toda señal de peligro. En un momento, él comenzó a tocar mi blusa, solo me moví unos pasos confiando en que nada pasaría, pero entonces él se abalanzó sobre mí.
No podía levantarme, los funcionarios del subterráneo me encontraron sangrando, con la ropa destrozada y sin mis pertenencias, ellos me ofrecieron ayuda. Cuando estábamos en la estación policial llegaron mis padres alarmados, pero al escuchar lo que me hizo ese tipo me llevaron lejos de la estación. Me llevaron a casa, no hicieron la denuncia, ni siquiera dejaron una constancia. Mi mamá se sentó frente a mi, yo temblaba, y ella me dijo: "¿Estás consciente que lo que pasó fue tu culpa?"
Yo estaba destruída, destruída aún más por lo que me estaba diciendo, quería su apoyo en un momento tan horrible, pero mi padre continuó "De seguro debiste haber estado pensando en cosas sucias, por eso atrajiste a ese violador".
Yo lloraba, les juraba que no era cierto. ¡Jamás mi mente hubiese pensado en algo así! Yo ni siquiera sabía qué era un abuso."No vas a denunciar, debes hacerte cargo de lo que atraes y agradecer al universo por responder a tus pensamientos", dijo mi padre, mi mamá entonces agregó: "Sí, como dice en el documental 'El Secreto', literalmente incluso si te pasa un accidente de auto, lo atrajo tus pensamientos negativos. Es tu culpa."
Mi culpa. Ellos me culparon siempre, me decían que piense positivo, que si lloraba más cosas malas me iban a pasar. Ese positivismo tóxico es horrible, pero ¿Cómo puedes convencer a personas que basan su vida en algo así? No fue mi culpa, no tuve ningún pensamiento malo, y ellos le quitaron toda responsabilidad a ese tipo asqueroso que ahora está suelto y puede lastimar a otras chicas.
Lo odio, odio a la ley de la atracción, odio como todos normalizan el culparte de todo lo malo que te pasa. Si eres pobre y no tienes para comer, es tu culpa. Si tienes cáncer, es tu culpa. Si te hicieron lo que a mi, es tu culpa. Si un conductor ebrio te atropella, es tu culpa, tu culpa por pensar en negativo, y hay cientos de personas que piensan eso. Y creen que con solo "pensar positivo" y no tomar acción vas a sanar de lo malo que te pase.
Odio, y tengo rabia, odio esta creencia tan peligrosa. Odio a ese tipo que por sus propias decisiones me arruinó la vida, y odio a mis padres por culparme de ello.
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Subliminal Stories - (OneShots)
Ficción GeneralCompilación de relatos y cuentos sobre audios subliminales, ley de la atracción, poder mental, parapsicología y otros temas que yacen en un mundo oculto para la mayoría, pero que existe entre nosotros.