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Sunyeol corrió de un lado a otro siendo perseguido por pequeños perros criollos a pesar de que su appa le había dicho que no podía salir al patio. Los animales no paraban de ladrar ansiosos por jugar detrás de él, algunos se alzaban poniendo sus patitas sucias encima de la ropa del niño.

Uno de ellos logró alcanzar a Sunyeol y empezó a lamerlo por todos lados. Al ver eso Hoseok, desde su oficina corrió al patio y tomó al niño en brazos.

—Sunyeol, ¿Cuándo vas a obecerme?, si te digo: quédate adentro, tienes que quedarte adentro y hacerme caso. Mira tu ropa: estas hecho un desastre.

—Se parece a ti —Youngjae, su amigo de la infancia atinó a decir cuando Hoseok regresó a la oficina y cerró la puerta—, eras muy inquieto de niño, contrario a ti, Jungkook era tímido. Sunyeol se parece físicamente a Jungkook, pero su comportamiento, es por tus genes.

—No recuerdo haber sido tan problemático —Hoseok hizo un puchero—, además tu tampoco eras muy tranquilo, siempre usabas a Jungkook como tapadera de tus travesuras.

Youngjae sonrió, de forma sonora, su risa era demasiado contagiosa y al mismo tiempo incómoda. Hoseok se unió a él sólo por unos segundos.

—Será mejor que nos pongamos a trabajar o haremos enojar a Jiyeon —dijo Jung—, tenemos que organizar el evento para las donaciones o los animales se morirán de hambre.

—Y nosotros también, el dinero no cae del cielo —aseguró Youngjae, sino lograban conseguir fondos suficientes, podrían ser desalojados del centro de apoyo para animales de la calle y Jiyeon se enojara mucho, los regañara y luego llorara.

Jung se concentró en el papeleo de las adopciones que estaban al pendientes, por un tiempo hasta que el teléfono de la oficina sonó y, dejó lo que estaba haciendo: contestó, al otro lado se escuchaba la voz de una pequeña niña.

—Hola —dijo, con un tono infantil, ella parecía nerviosa y triste—, hola.

—Sí, con la asociación huellitas, ¿con quién quiere hablar?

—Bueno yo... —la niña parecía dudosa y Hoseok temió por perder el tiempo—, encontré a un gatito en la basura, pero no puedo llevarlo a casa.

Jung lanzó un suspiró.

—¿Puedes decirme la dirección? —preguntó seriamente— estaremos ahí enseguida.

Después de anotar la dirección, se apresuró a tomar sus cosas y a Sunyeol.

—Iremos por un gatito —le dijo a su hijo, quien saltó emocionado mientras se colgaba una pequeña mochila, con forma de minion, en la espalda.

—Vamos, vamos, vamos —decía una y otra vez—. Tendré un nuevo amigo.

—Así es —Hoseok sonrió, tomando la mano de su hijo y luego miró a Youngjae—, está a media hora de aquí, espero no tardar, le avisaré a Jiyeon más tarde.

—No te preocupes me encargaré de seguir organizando el evento, tengo varias propuestas para hacer, y ya tengo una lista de invitados, la mayoría omegas.

—Entonces sigue con eso, regreso en un momento.

Hoseok se apresuro a manejar hasta el lugar que la niña le había mencionado antes, era un callejón donde se encontraban muchos contenedores de basura, pero la niña no estaba ahí. No era la primera vez que se encontraba en este tipo de situaciones, muchos jóvenes creían que era divertido hacerles bromas y hacerlos salir  lugares solitarios para nada.

Poco a poco perdia la fé en la humanidad, hasta que escucho un pequeño gruñido, busco por todos lados de donde venia el sonido, cuando miro a Sunyeol correr hacia un rincón.

Siguió a Sunyeol y lo jaló del brazo con fuerza para que se detuviera.

—No corras, puedes caerte —le dijo— Y no puedes alejarte mucho de mi, no sabemos la clase de locos que habitan en este mundo, hay gente muy mala Sunyeol; si te pierdes, me muero y Jungkook me reviviría sólo para matarme de nuevo.

—Pero hay un miau haya.

Hoseok acaricio la cabecita de su hijo y asintió.

—Lo sé, pero iremos juntos.

Caminó de la mano hasta el rincón, había un contenedor de basura y pudo ver a un delgado y sucio gato de color mostaza. El animal tenía una apariencia desagradable por lo que Hoseok tuvo que ponerse unos guantes para tomar al animal y lo colocó con cuidado en una caja.

—Esta muy feo appa —dijo Sunyeol apenas lo vió.

—Se verá mejor después de un baño y que recupere su peso. Vamos, regresemos al refugio.

—¿Voy a poder jugar con él?

—Por ahora no, ni sabemos si tiene algún virus.

De regreso a casa, Hoseok paso por el supermercado y compró la despensa de por lo menos dos semanas y junto con Sunyeol acomodaron los víveres en la alacena y el refrigerador.

Se tiró a la cama cansado y Sunyeol encima de él.

—¿Puedo ir con papá?

—Ya fuiste ayer, no deberías importunar a su nueva familia.

—Pero yo quiero jugar con papá, quiero estar con él y verlo todos los días —dijo estirando sus manos—. ¿Por qué mi papá no nos quiere?

—Tu papá te ama Sunyeol —dijo Hoseok con pocas ganas, estaba cansado, Jungkook estaba al otro lado, ni siquiera estaban separados a varios metros pero su lobo podía sentir que había perdido a su compañero de vida.

—Entonces porque me dejó y se fue con ese señor.

—Ni siquiera yo lo entiendo —Hoseok cubrió sus ojos llorosos con su brazo, no quería mostrarse débil frente a su hijo.

El ex esposo de mi novio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora