Capitulo 6

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ᴰᴵˢᶜᵁᴸᴾᴱᴺ ᴸᴼˢ ᴱᴿᴿᴼᴿᴱˢ


Krist

—Dulce Jesús —gemí cuando finalmente me salí de la cama. El Oficial Buenote era una bestia. Tan pronto como se fuera el ardor, iría de regreso a su casa y patearlo por hacerme esto. Y si esto terminaba en un tercer encuentro, que así sea, aunque termine con el culo dolorido.

Necesitaba algo de café, pero, escuché a Gulf y a los niños soltando risitas en la cocina. Con suerte, ellos no se darían cuenta de mi condición.

—¿Tío Krist, por qué estás caminando chistoso?—Preguntó Alex.

Mi condenado sobrino era demasiado observador—. Monté un caballo —contesté.

—Debió haber sido un gran caballo —murmuró Gulf.

Mis ojos se trabaron en él—. ¿Qué dijiste? —Era imposible que supiera de Singty. Nadie estaba en casa ayer, ¿cierto?

—Nada —sonrió antes de enfocarse en los enanos—. Vamos, chicos. Tenemos que ir a comprar algunos útiles escolares. —Por supuesto, los chicos gimieron. No podía culparlos.

Estaba sirviéndome una taza de café cuando Michael vino al fregadero para poner su plato—.Vas a estar en la clase de Alex —dije—. Ustedes dos van a meterse en muchísimos problemas.

Me sonrió—. Nunca he estado en un problema en la escuela antes.

—Oh, tengo tanto que enseñarte —contesté. Tendría que enseñarle todo lo inocente, por supuesto. No había manera de que quisiera que terminara como yo.

—Papá dijo que no hiciera nada que tu dijeras —dijo Alex, danzando hasta llegar hasta donde estábamos.

—¿Por qué diría tal cosa? — pregunté inocentemente. Los dos se encogieron de hombros. Suspirando, los abracé y envié a los pequeños rompecorazones a seguir su camino. Miré hacia mi traicionero hermano y vi que él y Natasha estaban frotando sus narices. Eran tan malditamente adorables. Se estaban yendo cuando recordé algo—. ¡Hey! ¿Consigue algunas trampas para ratones, quieres? —Odio a los ratones.

Mi día estuvo bastante normal. Hice todo ese rollo del secretario, leí porno con Champ, lancé unos martillos con Cho, y fui perseguido por Mew. Traté de decirle que el martillo había volado a su oficina por culpa de Cho, pero, por alguna razón, no me creyó.

Eventualmente, los jefes se fueron a preparar su viaje de acampada con los chicos por el cumpleaños de Michael. Le había comprado un regalo genial. Era una pistola de juguete que disparaba mini malvaviscos. Las municiones que te puedes comer son una genial idea.

Además me ofrecí a prepararle un pastel. Bueno, técnicamente, me ofrecí a llevar su pastel, pero Gulf no era el único que tenía habilidades en la cocina. No habíamos sacado ese talento particular de nuestra madre, después de todo. Lamai más cocina era igual a una mierda de platillo. No iba a decirle a nadie que yo había horneado la obra maestra. No quería que nadie esperara que lo hiciera muy seguido. Mi trasero era demasiado flojo como para esclavizarme en un horno caliente todo el día, a menos que fuera por una buena causa.

Fui al supermercado a comprar lo esencial. No iba ni a la mitad de lo que había en la lista cuando algún cabrón me interceptó.

Oficial Buenote|ˢᴵᴺᴳᵀᴼᴷᴿᴵˢᵀ|#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora