Cerca de la verdad.

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Seokjin se maldecía a sí mismo por siempre tener la costumbre de olvidar sus cosas en otras casas, a veces se olvidaba su billetera, alguna prenda de ropa, las llaves de casa e incluso llegó a dejar olvidado su teléfono. Esta vez había dejado su abrigo favorito en el departamento de Jimin, abrigo donde tenía una tarjeta importante que llevaba buscando días sin encontrarla, hasta que recordó donde la había dejado, y que el sitio donde estaba, era justamente el bolsillo de su abrigo favorito que para su desgracia olvidó en el departamento de su amigo.

Seokjin sintió el peso de los años mientras subía cada escalón hasta el noveno piso por culpa del elevador averiado que lo obligó a tener que forzar tanto a sus esbeltas piernas. Al llegar al destino, tuvo que sostenerse unos segundos de la pared para recuperar el aire. No estaba ni cerca de los treinta pero podía sentir como su cuerpo le gritaba que ya estaba viejo para hacer tanto ejercicio.

Ya más o menos recuperado se acercó al extintor encerrado en la típica caja metálica roja con un vidrio reluciente que hay en cada piso de los edificios y le dio un golpe suave a los laterales sabiendo que por la parte de abajo caería lo que sería la llave de repuesto que Jimin escondía por si algún día perdía la principal, por si ocurría una emergencia y alguno de sus amigos necesitaba entrar o por algún otro motivo que pudiese suceder. Con eso logró entrar al departamento, y una vez dentro, prendió las luces a la par que cerraba la puerta.

—Verdad que está en el estudio con Yoongi, me asusta tanto silencio. —Comentó bajito mientras miraba alrededor en busca de su abrigo. Como no lo visualizó desde la entrada, pasó a la habitación a echar el vistazo, y para su suerte, lo encontró a un lado de la impresora que tenía sobre su escritorio. —¡Amor, casi muero al pensar que no te tendría de nuevo sobre mi cuerpo! —Pudo escuchar como su abrigo le recriminaba haberlo abandonado por tantos días en ese cochino lugar cuando se suponía que era su favorito, a lo que se disculpó dándole un fuerte abrazo.

Seokjin pudo haberse ido del departamento saltando de felicidad por haber recuperado su abrigo que tanto amaba, volver a casa y tomar la siesta del día, pudo, hubiese sido lo mejor, pero supo que estar solo en el departamento de Jimin era una oportunidad para muchas cosas, solo que esta vez no tuvo ni que gastarse en buscar, porque desde la impresora que estaba frente a él, una hoja con un llamativo texto en coreano estaba sobre ella.

Seokjin tomó el documento curioso, tratando de leer sin equivocarse en la interpretación.

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Para: Park Jimin.

¡Hola, Park Jimin!

¿Me recuerdas? Fuimos compañeros durante tu período como estudiante en la secundaria XXXXX, nos sentábamos uno junto al otro en clases, compartimos mesas en la cafetería y siempre nos elegíamos para hacer equipo en educación física. Incluso le agradabas mucho a mi madre, así que venías a comer muy seguido a casa. Podría decirse que fuimos buenos amigos. Pasamos muchos momentos buenos hasta que sucedió el escándalo con los chicos de último año. Cuando pienso en ese día, la escena se recrea en mi mente en cámara lenta, los gritos son más altos, y mi visión se vuelve completamente roja. Cuando pienso en ese día, me doy cuenta que en realidad nunca fuimos buenos amigos, solo tú fuiste un buen amigo.

Continúo recurriendo a terapia, con menos frecuencia que hace dos años, y físicamente me recuperé totalmente. El especialista que me atiende me dijo que pronto podré dejar de tomar pastillas, siento que estoy cada vez más cerca de armar una vida tranquila como tanto deseo. Eso es lo que creo, porque todavía me queda arreglar mis relación con la gente que me importa, o por lo menos intentar dejarlas ir de la forma que se debe. Es por eso que dudé tanto tiempo en enviarte este mensaje, porque no pude decírtelo antes. Cuando abrí mis ojos luego de unas semanas inconsciente por las contusiones, primero escuché los fuertes llantos de alegría de mis padres, luego que te habías ido. No pude disculparme, ni despedirte, ni agradecerte.

Cada día que trascurre me siento más arrepentido que el anterior. Porque fuiste mi primer amigo, el primer amigo que cenó con mis padres, el primero con el que salté clases, y el primero que me dio alegría, por eso, ese día tú tuviste que continuar tu camino e ignorar lo que sucedía, pero no lo hiciste... nada fue tu culpa, nadie puede culparte por haber hecho algo que cualquiera con moral haría, yo fui en problema por ser débil y tonto.

Espero que estés bien, que te hayas recuperado y seas más fuerte. Si algún día vuelves, contáctame, me gustaría salir a beber como los buenos amigos que éramos. No quiero quitarme la culpa invitándote, solo quiero saber que estás bien para poder vivir sin preocupaciones.

Gracias, quizás, si no hubiese sido por ti, yo no podría cumplirles el deseo a mis padres de visitar la vieja villa donde mi abuela vivía.

Atte: Park Minjun.

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Seokjin dejó la hoja en el mismo lugar que la encontró y salió de la habitación a pasos lentos tratando de procesar la carta que había leído.

—¿Qué diablos sucedió en ese tiempo?

Jimin ocultaba algo, era evidente, y Seokjin estaba dispuesto a saber qué era.

Classroom |Kookmin AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora