Fui a visitar a Tn al hospital. Había comprado sus flores favoritas y un poco de comida; pensé que tal vez eso la animaría. La verdad es que estoy preocupado. Ella se ve tan frágil, y siento que, con cada visita, su luz se apaga un poco más. Quiero hacer lo posible por aliviarle aunque sea un poco el peso que lleva por dentro.
—Tamaki... hola— Me saludó apenas con una sonrisa débil al verme entrar en la habitación.
—Hola, Tn. ¿Cómo te sientes hoy?— Pregunté mientras colocaba las flores en el pequeño jarrón de la mesa junto con la comida.
—Creo que... bien — Murmuró, aunque su tono de voz me decía lo contrario. Alargó la mano hacia mí y la tomó con suavidad —Gracias por venir, Tamaki.—
—Tn, deberías comer algo. Traje takoyakis... sé que te encantan— Dije con una pequeña sonrisa mientras sacaba la cajita de comida.
—Sí... gracias. ¿Sabes qué me gustaría?— Respondió, mirando a través de la ventana con una expresión melancólica.
Mi pecho se apretó. Su piel estaba pálida, casi translúcida. Sus manos, antes llenas de vida, ahora eran delgadas y frías. Todo su ser parecía más frágil con cada visita. Su brillo, esa chispa que la hacía tan especial, estaba desapareciendo.
—¿Qué te gustaría?— Pregunté mientras abría la caja de takoyakis, intentando mantener la calma en mi voz.
—Quiero ir a la playa... con todos. Quiero sentir el sol en mi piel, reírme, nadar en el agua. Quiero que sea como antes, cuando todo estaba bien— Dijo, dejando escapar una sonrisa pequeña, pero cargada de tristeza.
No supe qué responderle. Mi mente estaba inundada de preguntas, pero ninguna palabra parecía adecuada para ese momento. Solo le pasé el plato con los takoyakis y forcé una sonrisa.
—No hables tan rápido, Tamaki...— Intentó bromear con voz suave, aunque la fuerza en sus palabras se iba apagando.
—Tn... ¿por qué no les dices a tus amigos sobre esto?— Pregunté, armándome de valor. Tal vez ellos puedan ayudarla más que yo.
—Quiero hacerlo, Tamaki. Pero no quiero que me vean así... no ahora que estoy tan rota.
—.....—
—Tamaki, ¿puedes hacerme un favor? — Dijo de repente, cambiando el tema.
—Claro, lo que necesites— Respondí, sujetando su mano entre las mías.
—Ve a mi casa... hay algo que necesito. Busca mi diario. Está en mi habitación, en el segundo cajón de mi escritorio— Explicó con calma.
—De acuerdo, pero... ¿para qué?—Pregunté con curiosidad.
Ella simplemente sonrió, una sonrisa que parecía esconder algo más. Algo que no quería compartir en ese momento.
Después de comer, Tn se quedó dormida. Me quedé a su lado, como siempre, porque sé que suele tener pesadillas. No podía soportar la idea de que despertara sola en medio de una de ellas.
—Tn...— Susurré mientras acariciaba su cabello suavemente —Iré por lo que me pediste, pero prometo volver pronto.—
Al día siguiente fui a su casa y encontré su diario, tal como me pidió. Regresé al hospital al mediodía, pero lo que me encontré al llegar fue algo que jamás olvidaré.
El pasillo estaba lleno de enfermeras corriendo de un lado a otro. El sonido de las alarmas de las máquinas resonaba en mis oídos como un martillo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Y entonces la vi.
Su cuerpo estaba cubierto de sangre. Había manchas en el suelo, en su cama, incluso en sus manos. Ella estaba inconsciente, y el equipo médico la rodeaba mientras intentaban estabilizarla.
—¡Joven, no puede quedarse aquí!— Gritó una enfermera mientras intentaba sacarme del área.
—¡Ella...!— Traté de avanzar, pero mis piernas no respondían. Estaba paralizado.
Mi respiración se aceleró. Mis piernas temblaban, mi estómago se revolvía, mi pecho estaba tan apretado que apenas podía respirar. Quería gritar, pero las palabras se atoraban en mi garganta.
—Es mejor que no la vea así— Dijo otra enfermera, poniéndose frente a mí con una expresión de compasión.
—Pero... ¿estará bien? ¿Qué hago?— Pregunté, sintiendo cómo las lágrimas caían sin control.
—Ella está en las mejores manos. Pero ahora usted necesita calmarse. Por favor, siéntese...— La enfermera me guió hasta una silla y me ofreció un vaso de agua.
Intenté calmarme, pero las imágenes de Tn, su cuerpo cubierto de sangre, seguían repitiéndose en mi mente. No podía soportarlo.
—No puedo perderla. Ya me encariñé demasiado con ella. No quiero imaginar un mundo sin Tn.
Continuará.
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"La flor en invierno" Tamaki & Tu
Fanfiction¿Conoces la leyenda de la flor Naupaka? En esta leyenda la diosa del fuego de la isla, Pele, separa a dos amantes. Sus hermanas protegen a la pareja, convirtiéndolos en dos medias flores: una mitad en las montañas, la otra mitad cerca del océano. S...