Capítulo 58

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De hecho, simplemente tomé de la mano a Regina y la admiré alegremente. Todas las personas reunidas aquí estaban emocionadas de ver la gran cantidad de joyas que la reina había almacenado.

Diamantes, rubíes rojos, esmeraldas, cornalinas, amatistas, ágatas, obsidiana y hasta plumas decoradas con platino sobre piedras de obsidiana. La noble reina mostró una sutil sensación de aflicción al mostrar los tesoros de la familia imperial.

—Su Alteza Real es realmente genial.

—¿Qué tiene de bueno esto?

—Si vendiera estas cosas aquí, creo que realmente podría comprar un país. Es increíble. 

Ya había empezado la marcha de halagos.  Creo que tendré que decir algo.  Buscando un tema conversación adecuado, señalé un collar de diamantes del tamaño de un puño colgado en la pared.

—Mira esto. ¿No es maravilloso?

No estaba bromeando. Era un collar de diamantes del tamaño de mi puño, una altura pura de belleza. Tendría que ser de la Princesa Real Lotte, que tenía más poder que una emperatriz y reina de un país, para sacar ese collar. Francamente, no tenía ninguna habilidad práctica en absoluto, pero seguía siendo enorme poder.

—Sí, es hermoso.

—Es un collar de diamantes llamado Corazón de la Diosa. Es un objeto precioso que el legendario maestro, Eston Martin, trabajó en él. 

Era una cosa tan valiosa que hasta yo tenía miedo de caminar con ella y perderlo. Decidí que la Reina Lotte lo intentara.

—Su Alteza Real, creo que este collar se verá realmente bien en usted. 

—¿De verdad?

—La próxima vez que haya una fiesta, asegúrese de colgar este collar. Es una promesa. 

A propósito sonreí con una lengua corta.  Debía mirar lo más lejos que pudiera y encontrar el anillo de la madre de Alex. Por ello, actué como si estuviera tan interesado en ese diamante gigante como fuera posible.

Estaba bastante satisfecha con mi apariencia aunque no era mía. La reina Lotte sonrió con gracia y me acarició la cabeza.

—Si Siel lo quiere. Estoy dispuesta a hacerlo. Eres una niña que podría ser mi nuera, ¿no?

Solo quiero que me hagas un favor. Sin poder seguir con esto, actué con una cara de emoción. Aún así, cuando la felicité, sus seguidoras la elogiaron por no quedarse atrás.

—Oh, realmente estoy deseando que llegue. 

Estúpida, si usas un collar tan pesado, obtendrás una marca en el cuello.

Ella no sabía que las seguidoras excesivas también podían ser venenosas para ella.

Ya no era fácil creer en las personas. 

Mientras tanto, Regina miró extasiada el diamante del tamaño de un puño en las manos de la reina.

—Qué hermosa joya. 

—Regina, ¿te gustan las joyas?

—Sí. Me gusta todo que sea bonito. Siel también es bonita. 

No podía creer que de repente dijera eso así. Había escuchado muchas palabras bonitas, pero cuando Regina me dijo esto, de repente me puse roja.

Al igual que la emoción que sintió Anne cuando conoció a Diana, mi corazón latió sin darse cuenta cuando vi su sonrisa inocente y brillante.

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