El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
✩ Advertencias: Contiene sentido de humor estúpido.
✩ Notas del autor: ¡Feliz cumpleaños! Estoy muy nerviosa porque siento que hice un desastre con la trama, perdón, has tenido la mala suerte de leer mi humor estupido demasiadas veces así que ya me conoces, pero esta hecho con mucho amor, brillitos gays y cosas bonitas. Espero que lo hayas pasado muy bien, eres una personita a la que le tengo mucho cariño. Mil gracias por tanto.
¡Espero que les guste!
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—¿Qué le va a dar a Eiji para su cumpleaños, boss? —La lata de Coca-Cola se estrelló contra la alfombra, él parpadeó, procesando esas palabras una infinidad de veces sin llegarlas a comprender.
—¿Qué? —Sus subordinados intercambiaron una mirada repleta de perplejidad.
—El cumpleaños del camaroncito es en un par de días, ¿no lo sabías? —La mandíbula le tembló, las piernas se le crisparon hacia el sillón, los papeles se rasgaron entre sus manos.
—Él no me dijo nada... —Su atención pendió hacia la serie de documentos que estaban revisando contra la fundación de Dino Golzine—. ¿Cómo es que ustedes lo saben? —No era su intención haberlo descuidado durante estos días, sin embargo, estaban volando demasiado cerca del sol.
—Porque él nos quiere más a nosotros. —La frustración le quemó las mejillas—. ¡Ya le compramos un regalo! —Bones sacó de su mochila un peluche de cocodrilo con un listón rosa en el cuello—. Bonito, ¿verdad?
—¿Por qué lo andas cargando para todas partes? —El reproche de Alex pereció bajo la estridencia de Nueva York.
—Porque necesito saber si le gusta antes de regalárselo para que sea una buena sorpresa. —Kong se frotó el ceño en busca de paciencia—. ¿Finalmente se va a confesar, jefe? —La violencia de los latidos se le acribilló en la garganta.
—¡¿Confesarme?! —Una risa histérica retumbó por el apartamento—. Nosotros solo somos amigos, no sé de lo que estás hablando. —La indignación que la pandilla le mostró le revolvió las entrañas.
—¿Cómo se lo decimos? —El amor que sentía por el japonés era fraternal. ¡Claro! Era completamente normal quedarse embobado mientras contemplaba al otro.
—Jefe, usted babea cuando mira al camaroncito, la tensión sexual entre ustedes dos es gay.
—¡Sí ¡Sí! ¡Especialmente cuando lo ve con delantal! Parece un lince al asecho contra un conejito. —Las orejas le calcinaron por culpa de la vergüenza.
