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Caminar era un fastidio, y más a estas horas de la madrugada. Observe el cielo, para verificar que todo estuviese bien para dirigirme a la ciudad. Vagas nubes se asomaban en el cielo medio estrellado, ya que poco a poco el sol hacía su entrada. Suspiré; hoy iba a hacer un gran día. Volví adentro para tomar lo que necesitaba para el día de hoy. Apenas dormí la noche anterior, pero este día sería importante.

–¿Ya te vas? – la voz de mi hermana me sobresalto, haciendo que casi se me cayera un frasco de hierbas de menta y flores dulces. Estaba semi dormida, todavía con su pijamada puesta y el cabello todo desordenado. Aunque ella se notaba bien, detrás de sus ojos pesados, había una enfermedad que se alimentaba de ella lentamente.

Y yo no podía hacer nada.

– Eh, sí – le afirmé mientras guardaba disimuladamente par de utensilios importantes los cuales ella no debía ver –hoy me toca hacer varios recados en Mondstadt. Día importante.

–¡Oh, sí! – la emoción de su voz me dio un vuelco amargo en el corazón –¡El festival!

–Exacto. Así que, hoy Isabel debe hacer todo lo posible por ganarse el sueldo de la semana.

– Quisiera probar las Hash Brown de El Buen Cazador – camino por la pequeña sala mientras daba vueltas – y correr mientras soplamos dientes de León. ¿Podemos ir este año?

Suspiré otra vez, pero esta vez más pesadamente.

– No creó Elena. Ya sabes porque.

– Pero....

–No, y se acabo el asunto –concluí
tomando mi bolso –Ya le avisé a Brook sobre hoy así que vendrá de vez en cuando– me giré hacia ella. Yo se que observar lo devastada que estaba que estaba no ayudaba para nada en mis ánimos, pero era lo correcto. Me acerqué e inclinándome para quedar a su altura la tomé por los hombros –En ninguna circunstancia salgas, ¿estamos claro?

–Está bien– refutó entre dientes.

–Es por tu bien– le deposite un beso en la frente –te adoro Elena. Intentaré tararte al menos los dientes de León.

–¿Lo prometes?-

Sonreí.

–Lo prometo.

Y diciendo esto la dejé una vez más en nuestro humilde y simple hogar. Le dediqué una última mirada mientras que ella se despedía desde el umbral de la puerta. Luego me dispuse a comenzar lo que sería una gran caminata.

Nuestra vida nunca fue fácil. Mi padre nunca estuvo presente en mi infancia. Mi madre siempre mencionaba que era un aventurero, y que un día se marchó en una expedición importante en Liyue. Desde ahí nunca volvió a saber de él. Muchos de sus compañeros lo dieron por muerto, aunque la esperanza y el amor que mi madre le tenía era más poderoso. Al punto que la tiró casi al borde de la locura. Al final, ella también desapareció. Así que solamente éramos mi hermana Elena y yo.

Cuando cumplí mis 12 años, mi hermana Elena comenzó a debilitarse. Se desmayaba con constancia y tenía grandes fiebres. Llegó al punto que caía en sueños profundos en los cuales despertaba meses después. Al despertar parecía como si no hubiese pasado nada, ya que me contaba que había visitado tierras y ciudades que yo ni siquiera conocían ni existían. Realmente no entendía que le ocurría, y nadie de Springvale podía decirme que era lo que tenía. Hice lo imposible por averiguar qué era esta enfermedad tan rara que ella estaba presentando pero nada. Era como si los dioses de Celestia hubiesen conspirado en contra mía.

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⏰ Última actualización: May 22, 2021 ⏰

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