—Me había parecido escuchar a alguien refunfuñar, no me sorprende nada haberte encontrado aquí. ¿Todo bien? Espero no ser un motivo de discusión.
La seriedad, a pesar del sarcasmo inicial en su tono, me abrumó. Pensaba que vendría a burlarse, pero, en cambio, me daba la sensación de que se estaba tomando todo con extrema seriedad y madurez. Me quedé en silencio por no saber responder.
Aunque, igualmente, esto era algo normal cuando estaba en su presencia. Siempre encontraba una manera de dejarme sin palabras. Tal vez la estaba prejuzgando sin conocerla y sólo criticaba sus actos por su apariencia.
—Brynne —tomé aire— creo que hemos empezado con mal pie. Todo esto... —ella ni siquiera me dejó terminar.
—No tienes que hacer ningún tipo de apología. Las circunstancias en las que coincidimos después de aquella noche en el bar... digamos que no eran las que esperaba.
Eso último me dejó desconcertado. Más que por lo que dijo, fue esa seriedad que no le pegaba. No a ella. Pero me volví a repetir que no la conocía y no sabía cómo era en su día a día. Ni siquiera en ámbito familiar y, mucho menos, tan personal. Aun así, no pude evitar mostrarle mi sorpresa.
—¿Disculpa?
Ella soltó una risa corta, pero se notaba a leguas que era fingida.
—Deja la falsa modestia, Logan. Sabes que eres un hombre atractivo, de éxito y que tienes el mundo a tus pies. Pero —hizo una breve pausa en la que me miró fijamente a los ojos y vi una pasión y contención que nunca había visto en otros antes. Un escalofrío me recorrió la espalda—, tú estás casado, con mi tía para más inri. Eres terreno prohibido.
No sabía si me estaba vacilando y burlándose de mí o si me lo estaba diciendo completamente en serio. Necesitaba volver a preguntar.
—¿Estás diciendo lo que yo creo? —Dudé. Tenía que hacerme el tonto para que ella fuera más directa. No entendía qué quería decirme. Entendía bien el cuerpo de las mujeres, su mente ya no tanto.
—Vamos, por el amor de Dios, Logan —levantó la voz y volvió a calmarse cuando se dio cuenta de que su tía nos podía escuchar. Yo rezaba para que Caroline no se hubiera enterado—. Te estoy diciendo lo que ambos sabemos. Esto no sería así si tú no estuvieras con-
—Veo que ya os estáis conociendo —Caroline nos sorprendió a los dos, tal y como me había temido, a pesar de que no estábamos haciendo nada raro ni indebido. Aun así, me sentía como un asqueroso infiel.
—Estaba hablando con Logan, que lo vi en su despacho bastante... frustrado y le he pedido ayuda en una tontería para distraerlo un poco —respondió Brynne con soltura. Hasta yo me creí esa excusa.
Me quedé perplejo. Mentía con tal naturalidad y el nivel de improvisación me dio miedo. Estaba abrumado a la par que excitado por esta chica.
—¿Ayudarte? ¿Te ha pasado algo? —Caroline parecía genuinamente preocupada.
Brynne ahora estaba de espaldas a mí y no me había fijado hasta ahora de que solo llevaba una toalla envuelta en su esbelto cuerpo. Tenía la espalda casi al descubierto porque se le escurría, pero tenía el pelo seco. Probablemente pensaba ducharse cuando me vio en el despacho. O tal vez...
—¿Logan? —La voz de Caroline me sacó de mi idea descabellada—. Responde. Te está preguntando si te importaría ayudarla.
La puerta de mi despacho se había convertido en una zona de reunión sin quererlo ni haberlo pedido.
—¿Qué? —Expresé totalmente confundido.
—Contéstale de una vez, la tienes esperando medio desconcertada —parecía muy enfadada por su tono.
No sabía de qué me estaba hablando y estaba poniéndome muy nervioso con todo esto. Sabía que no podía decir cualquier cosa porque Caroline sospecharía de todo y haría preguntas. Así que opté por la vía fácil.
—¿Ayudarla? —Caroline asintió y Brynne me miraba como un cervatillo asustado. No sabía dónde me estaba metiendo—. Claro que sí, cariño. Sabes que haría lo que sea por verte feliz y será todo un honor ayudar a tu sobrina.
Mi mujer pareció muy satisfecha con la respuesta que le di. Una gran sonrisa se extendió en su bonito rostro y me quedé confuso.
Se dirigió a Brynne para decirle que, si necesitaba cualquier cosa, estábamos a su disposición.
Me quedé pensando si esto había sido buena idea, decir que sí; pero ya no podía retractarme. Por suerte, y esperaba, que no involucrara mucho embrollo.
Caroline nos dejó tras decir que iba a recoger todo un poco antes de irse a la cama y bajó por las escaleras, volviéndonos a quedar solos.
—Por un momento pensé que lo ibas a joder todo —dijo Brynne casi en un susurro unos segundos después de que su tía se fuera—. No se me ocurría otra cosa y dije lo primero que me vino a la cabeza.
—«Todo» ¿qué? —Pregunté—. ¿En qué me has metido? —Mi tono sonó más acusador de lo que pretendía en un principio y alcé la voz un poco más de lo debido. Lo supe en cuanto vi la reacción en la cara de Brynne.
—¿Cómo te atreves? —Me respondió en un tono escalofriantemente tranquilo. Aunque veía un entrecejo ligeramente fruncido que me indicaba que algo no iba bien. Había metido la pata hasta el fondo diciéndole eso. Lo sabía. Pero ya poco podía hacer.
—Oye, disculpa. No quería que sonara así, me refería a que no sabía qué le habías dicho —su mirada se endureció más aún y decidí quedarme callado. No quería joderlo aún más.
—Da igual, me apañaré bien sin tu ayuda, Logan —replicó—. Contéstame a una cosa: si resulto un problema y tanta carga para ti, ¿por qué no le dijiste a mi tía que no me querías aquí?
La pregunta me pilló desprevenido y solo tragué saliva, intentando pensar rápido en alguna respuesta. Pero no se me ocurría nada a eso.
—Lo que me suponía —dijo con desdén antes de darse la vuelta y entrar en su habitación, y antes de que cerrara la puerta detrás de ella, vi cómo dejó caer la toalla de su cuerpo y cómo su pequeño, pero curvilíneo terso trasero se balanceaba al son de sus caderas.
La inesperada visión me dejó la boca seca y sin palabras. Un jadeo se me escapó y me quedé mirando fijamente a la puerta, que ahora estaba cerrada.
Después de unos cuantos segundos ahí parado, decidí encerrarme en el despacho, tal y como había sido mi plan inicial, antes de verme envuelto en este lío. Si antes me parecía suficiente la presencia de una mujer en casa, ahora me veía desbordado con esta chica.
Nunca había sido alguien que no pudiera estar sin compañía de mujeres, sobre todo cuando estudiaba, pero la situación era muy diferente cuando el objeto de mi deseo era la sobrina de mi mujer. Y me iba a volver loco.
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Juego de Seducción [+18]
RomanceLogan se frotó la cara con ambas manos en la ducha, ahogando un gruñido de frustración. Sus malditos juegos lo estaban volviendo loco, ignorarla no había funcionado, al contrario, ella jugaba con él todavía más. ¡Acababa de entrar al baño en ropa in...