🌻 One-shot

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Últimos meses

AU moderno.

Advertencias: Uso de la enfermedad hipertiroidismo.

Un blanquecino lugar aparece ante la visión de una joven mujer de tan solo veintitrés años, quien con sus ojos lo exploraba todo, asustada del ambiente en el que se encontraba y aún más por la mascarilla que no la dejaba hablar con claridad. Se sentía completamente adolorida, sus piernas no estaban reaccionando y no podía hacer más que mover los brazos muy ligeramente antes de que se caigan en la camilla. Estaba tan confundida... Su cuerpo no parecía tener lesiones, solo estaba tan cansado que incluso le daba mala espina. Intentaba recordar por qué estaba inmóvil, pero pronto cayó en que podría ser a causa de la anestesia, quizás incluso por eso no podía hablar siquiera. Eran esos los efectos negativos de despertar cuando aún su cuerpo estaba dormido, su mente dolía y no podía hacer ni un mínimo sonido.

    Era la peor sensación del mundo, casi creía que estaba muerta, pero debido a que recuperaba de a poco la consciencia recordaba lo dicho por su madre, quien siempre le enseñaba algo nuevo de medicina como buena médica, quizás su padre también le hubiera explicado eso. Su cabeza no dejaba de palpitar y sus ojos buscaban con furia a alguien que se diera cuenta que estaba ahí, viéndolo todo sin poder realizar ni un solo movimiento. Sabía que era su culpa estar de esa forma, el hipertiroidismo le habría provocado grandes estragos a su organismo y posiblemente había empeorado tanto que tuvieron que llevarla al tan odiado hospital, uno en el que su madre no debía estar trabajando.

    Pronto pudo sentir sus extremidades recuperando el movimiento, ocasionando que un suspiro de alivio salga de sus labios. Nunca le había pasado algo como eso, pero debía admitir que últimamente los mareos habían sido peores y la sudoración llegaba punto en el que acababa en cama, sufriendo a pesar de que estaban en invierno... No quería llegar al hospital, pensó que solo pasaba un mal momento, uno que era más asfixiante cada día. Con el cuerpo aún adormilado intentó levantarse de la cama, aunque solo logró sentarse, llegando a ver esa pequeña computadora que mostraba su ritmo cardiaco y su corazón estaba latiendo con una rapidez que ya conocía.

    —Señor Rengoku, ya sabe que no puede pasar —dijo una voz femenina al entrar a la sala donde descansaba esa mujer—... Oh, ya ha despertado, buenas tardes, señorita Kocho.

    —¿Ya ha despertado? —Kyoujuro asomó su cabeza detrás de la enfermera que estaba intentando alejarlo—. ¡Hola amor mío! ¿Cómo estás? ¿Puedes hablar?

    —Señor Rengoku, entiendo su situación, pero debo de revisarla y necesito calma en la habitación...

    —Por favor, me quedaré callado, en serio, solo quiero estar con mi prometida.

    —Debe esperar.

    —Esperé todo un día —refutó cuan niño caprichoso—, ¿no puede revisarla conmigo adentro? La doctora me dijo que me lo contará todo.

    La enfermera, ya sin saber cómo contradecirlo, bajó la cabeza. Ese hombre había estado ahí, en cada chequeo que le hicieron a Shinobu en lo largo de los últimos dos años e incluso la había animado en todas las charlas. Solo era muy escandaloso y después de todo, operación no iba a ver... Sería cruel simplemente robarles el preciado tiempo. Resignándose, le dio permiso para pasar a ese hombre y cerró la puerta detrás de él. Qué maravilloso era el amor juvenil, tener que soportar una vida en el hospital no es algo que cualquiera desee para su pareja, sin contar que los gastos son excesivos y gigantescos. Además, vio todo el tiempo cómo ese hombre tomaba café, sin dormirse en ningún momento por muy agotado que estuviera e incluso tratando bien a todos los trabajadores de la salud, cuando cualquiera podría estar de mal humor siquiera para intentar ayudarlos.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2021 ⏰

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