Retrato de un hombre en el agua

5

─¿Por qué mierda piensan que, si eres de South, eres un jodido gamberro? ─preguntó Shane.

─Lo sé, nadie pensaría eso de ti.

Nos encontrábamos en la misión de tener la cena lista esa noche. Había iniciado unas horas antes. Con la llegada de Shane, tuve la esperanza de que las cosas resultaran. Lo que no era el caso.

Era tan útil como yo, pero menos participativo. Por eso todo terminó cayendo en mis manos. 

Mika solía hacerse cargo de las comidas la mayoría de las veces. Si no, lo resolvía con lo primero que encontrara en la alacena. Podría decir que sabía de cocina lo suficiente para no morir de hambre, pero, de los cuatro que cenaríamos aquella noche, uno iba a darnos problemas.

─¿Crees que Alice note si le pongo esto? ─preguntó Shane.

Agitaba una lata de salsa de tomate en el aire. Era su cuarto aporte de la noche; igual que los anteriores, sin ningún sentido. Ni siquiera tenía idea de cuánto tiempo llevaba ahí o si seguía siendo comestible.

─No lo quiero averiguar.

─Cobarde ─murmuró.

Nos miramos con preocupación.

─Tu apartamento... ─dijo Shane.

─¿Quién era el cobarde?

─Perdón por llegar tarde.

─En realidad… ─Alice me dio esa mirada de “qué hiciste ahora” que tan bien le resultaba─. Hoy soy el chef designado.

Su expresión lo dijo todo.

─¿Dónde escondiste a Mika? ─preguntó.

─Saldrá más tarde.

─¡Un día se morirá a este ritmo! ─gritó Shane desde la cocina─. De un infarto, sería una maldita ironía.

─Deberás enseñarle, profesor.

─Es un pésimo alumno. ¿Qué hay de los tuyos? ¿Ya los aleccionaste?

─Son un dolor de cabeza. Todavía estás a tiempo de cambiar de opinión; no hay forma de que respeten a alguien que no les doble la edad.

─Incluso si les doblaras la edad, hay que ser realistas.

─Todos sabemos que no, Shane.

─Son unos idiotas, los dos.

─Lo siento, las hamburguesas son jodidamente poderosas. Me pueden.

─No sé por qué todavía hablo con ustedes.

─Porque somos tu dosis semanal de locura.

─Creí que yo era el cuerdo aquí.

─No.

─¿De qué hablan?

─De que Leo es el insano aquí.

─Y el del peor sentido humor.

─¿Gracias? ¿Ya cenaste?

─Enamorados ─dijo Shane─. ¡Que asco!

─Tú cállate, gamberro.