Una victoria justa

¡Antes de que empieces a leer!
*En primer lugar, muchas gracias por el apoyo que Orange Juice sigue recibiendo a día de hoy.
*Esta historia es parte de una serie de historias cortas que narran la vida de Perry y Doofenshmirtz, estas son preparatorias para un fic posterior de más o menos la misma extensión que Orange Juice.
*Esta historia ocurre en un universo alterno al de la serie de Phineas y Ferb u Orange Juice, en este universo Perry es humano de nacimiento, es primo por parte de padre de Lawrence Fletcher y por tanto es algo como el "tío por parte de primos hermanos" de los niños.
*En esta historia Perry y Heinz ya están juntos (en otros one shots se narrará cómo llegaron a ello).
* Está histórica se ubica tras el verano de Phineas y Ferb, Heinz ya a dejado el mal y trabaja como profesor de química en el instituto de Danville, por otra parte también estrena para ocupar un puesto de agente en la O.S.A.C (Aquí la ley de Milo Murphy no entra para nada, sorry)
*Creo que eso es todo, para cualquier duda, no tengáis miedo de preguntar :)
Nos leemos

—¿Entonces, qué vas a ponerte mañana?

Heinz apartó la mirada del examen que estaba corrigiendo y lo dejó junto a los otros en la mesa del comedor. Miró a Vanessa por encima de sus gafas de lectura con gesto inquisitivo.

—Ya sabes, es tu gran noche.

El comentario llamó la atención de Perry, que estaba sentado junto al ventanal que daba al balcón, trasteando con el motor de uno de sus propulsores.

—No sé de qué me estás hablando.

Vanessa resopló indignada levantándose del sofá, con un par de pasos bruscos llegó a la mesita donde su padre solía poner el correo. Cogió una de las cartas abiertas bajo el montón y la levantó sobre su cabeza enseñandosela.

—Obviamente te estoy hablando de esto.

—¡Ah! Ya, eso. No voy a ir.

En un intento de dar por terminada la conversación, volvió a centrar la mirada en el examen que le esperaba sobre la mesa.

—¡Venga ya!

Para aquel momento Perry ya se había levantado de su posición en el suelo y Vanessa le estaba facilitando la carta para que supiera de qué trataba el tema.

“Ante la presente convocatoria, desde la dirección del premio “Docente del año de Danville” nos complace comunicarle que ha sido usted seleccionado como ganador del premio del presente año. Por eso está usted invitado a una cena honorífica donde podrá recoger su premio…”

Perry dejó de leer y apartó la vista del texto para mirar a Doofenshmirtz con expresión confusa.

—¿Te han dado el premio a profesor del año y no lo quieres?

Su voz hizo que Heinz devolviese su atención a la conversación, después de todo, cuando Perry hablaba, era básicamente una rareza.

—”Docente del año de Danville” y no, no lo quiero. Seguro que es una broma o peor, una de esas cartas de publicidad subliminal “Ven a nuestra cena gratis y después compra este lote de cosas inútiles al que está obligado por no leer la letra pequeña”...ya puedo escuchar las risas. No. Paso.

Perry le miró, luego miró la carta de nuevo y luego a Vanessa. Esta pareció captar el mensaje.

—Papá, la carta no tiene letra pequeña. Es un premio real, han votado los alumnos. Si le preguntas a cualquiera que haya tenido clase contigo te dirá que eres su profesor favorito “Ah, sí, el Señor Doofenshmirtz, en la segunda clase hizo una explosión que mandó volando dos ventanas. Nunca se me olvidará que los metales alcalinos explotan al tocar el agua, saqué un diez en ese examen”.