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Observó fijamente la puerta, hacia días qué no sentía ninguna señal de Jeongin. Se acercó acariciando la rasposa madera y acercó su mejilla derecha reteniendo el aire esperando escuchar algún ruido o signo de qué el realmente se encontraba bien. No había ruido.

Golpeando levemente la puerta cómo lo había hecho esos días lo llamó pero, no había ninguna respuesta y ella realmente ya se estaba preocupando.

-Voy a entrar. -Esperó respuesta pero no existió ninguna.

Con velocidad y nervios abrió la puerta, todo estaba en su lugar, olfateó pero sólo sintió un pequeño y delicado aroma dulce dando a conocer qué su hijo se encontraba ahí. Sonrió con nostalgia.

Al convertirse en una delta, su vida cambió a un entorno de 360° su lobo se había avergonzado, estaba triste y decepcionado por perder la dignidad. Perdió su olor, el pequeño olor a tierra mojada qué la caracterizaba desapareció, sus celos, todo de ella había desaparecido a su lobo lo creía muerto por el horrible olor a basura qué desprendía de ella, pero cuándo Jeongin estaba cercas podía sentir su lobo de vez en cuando y tal vez sería por el lazo de madre-hijo.

Se acercó a su cama sentándose en la orilla de ésta con delicadeza tocó el bulto en ella sonriendo desanimada al sentir a Jeongin.

-¿Otra vez no irás a la escuela? -quitó parte de el cobertor viendo el cabello azulado de su hijo. Sintió cómo un viento dio a su rostro sintiendo unas féromonas extrañas.

Vio qué su pequeño niño había hecho un nido en su cama con las prendas de su uniforme y un buzo, levantó la ceja curiosa para posteriormente observar a su hijo dudosa de preguntar pero, se abstuvo y ignorando aquello espero qué hablara.

-Toda la escuela sabe qué tengo padres Deltas -su voz sonaba ronca. -Comenzaron a insultarme qué creí mejor volver a casa aquél día pero terminé sintiéndome peor. -mordió su labio.

Récordaba el día que regresó a casa.

La puerta de entrada se azotó fuertemente volteando dejando de hacer lo qué estaba haciendo

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La puerta de entrada se azotó fuertemente volteando dejando de hacer lo qué estaba haciendo. Jeongin respiraba rápidamente recargado en la puerta con curiosidad se acercó observándolo unos segundos.

-¿Jeongin? ¿No deberías estar en la escuela?

El mencionado parpadeó rápidamente abriendo y cerrando la boca encontrando las palabras perfectas, posteriormente transcurrido unos segundos rasco su mandíbula.

-No me siento muy bien, creo que me quedaré en mi habitación -sonrió forzosamente.

La castaña se acercó tocando su frente no sintiendo alguna temperatura alta, tampoco sintió qué sudara para pensar en fiebre.

-No tienes fiebre.

-Es mi estómago, es eso. -tomó asiento torpemente en la pequeña mesa qué tenían.

A Puppy? •●◉✿ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora