Alimento para el alma (En Corrección)

Capítulo 3.- Comida a media noche

La noche cubría la habitación, mezclándose con el espeso aroma del sexo y lo que Regina solo podía describir como Emma. Era el aroma del amor, la seguridad, el placer y, lo más importante en este momento, las promesas. Más allá de la promesa de cachorros, que Emma pasó el día prometiendo darle, pero promesas de buenos momentos, buenos días y sin miedo. Emma no la lastimaría, no la lastimaría. Emma no era Alfa. Emma era Emma.

Entonces, cuando Emma la sacó de su sueño pinchándola con esa bestia insaciable a la que llamaba polla, a Regina no le importó demasiado. Le sorprendió que Emma le diera la oportunidad de dormir. Bueno, es más como desmayarse. Si bien tenía resistencia y estaba impulsada por la química de su cuerpo que se veía afectada por la de Emma, ​​ni siquiera ella podía pasar veinte horas seguidas de sexo sin un descanso intermedio a menos que estuviera en medio de su calor. Realmente no debería haber alimentado a Emma durante todo el día.

"Emma", dijo Regina en un bostezo, con los ojos apenas abiertos.

"Solo necesito ..." Emma no se molestó en terminar su pensamiento. Era obvio y Regina estaba orgullosa del control que mostraba Emma. Demasiados alfas se habrían abierto paso al interior, violado todo sentido de decencia debido al derecho. Emma era demasiado buena para eso.

Regina asintió con la cabeza, o pensó que lo hacía de todos modos. Era difícil saber cuándo el cansancio lamía sus huesos. Pero, entonces Emma la lamió y se estremeció, el cuerpo listo para más con un simple movimiento de un músculo magistral, a pesar de que estaba mentalmente enervada. No importaba ya que la lengua de Emma estaba sobre ella y luego dentro de ella y ella era un desastre de gemidos, la cara perdida en su almohada, las manos agarrando las sábanas, las caderas balanceándose por más.

Los dedos de Emma reemplazan su lengua, pero no por mucho tiempo. Regina sintió que le movían la mitad inferior. Emma la movió, de modo que su trasero estaba levantado. Ella gimió una queja, pero no pudo hacer mucho al respecto. Si bien se pondría de rodillas por Emma, ​​y ​​ya lo había hecho si recordaba, le gustaba que fuera su decisión y no la dirección de Emma. Regina gimió su protesta más fuerte.

"Quédate", dijo Emma. "Por favor."

Regina gruñó, pero decidió no causar escándalo. Emma no estaba en su sano juicio, pero aún así logró hacer de esto una solicitud en lugar de una orden, y lo necesitaba. Regina estaba muy a favor de darle a Emma todo lo que necesitaba. Entonces, ella se quedó quieta. Ayudó que Emma estuviera tratando de complacerla, aunque dormir más sería más placentero que tener más sexo.

Emma gimió como si hubiera encontrado una buena comida. "Este culo". Dio una palmada en la mejilla derecha de Regina, provocando un agudo gemido del alcalde. A pesar de sus azotes anteriores, a Regina no le importaría más.

Hubo un apretón y Regina palpitó cuando Emma presionó dos dedos contra ella, extendiendo una sedosa humedad. Regina esperaba sentir la presión de la longitud de Emma en cualquier momento, pero se sorprendió cuando Emma se inclinó y mordió el trasero levantado de Regina. Esto era nuevo, pero de todos modos envió sacudidas a través de ella.

"Mío." Emma gruñó y arrastró su lengua por el trasero de Regina.

Emma. La voz de Regina era un aullido largo y agudo. No estaba segura de qué quería Emma o qué planeaba, pero necesitaba que algo sucediera ahora.

Emma le dio otro golpe en el trasero. "Mío."

Tal vez esa era la forma limitada de Emma de decir, "no me apresures", pero no había forma de que ella pudiera articular eso. Con un gruñido, Emma continuó su viaje explorando el trasero de Regina. Manos, labios y lengua. Ella agarró, mordió y lamió. Con cada pasada de su lengua, Emma se acercaba más y más a su ano. Regina se tensó.