Salí de la habitación de Nicolás y me dirigí a la sala, ahí me encontré con la señora Martha la cual estaba sentada en el comedor perdida en sus pensamientos, se percató de mi presencia y giró a verme.
- ¿Te vas tan rápido? - preguntó con asombro
- Sí, es que... hoy solo quería presentarme y hablar un poco con Nicolás, la próxima empezaré con... el tratamiento. - dije algo dubitativa, realmente quería ayudar a Nicolás, pero aún no sabía si tenía las capacidades para hacerlo, al fin y al cabo yo no estaba del todo preparada, era apenas una estudiante.
- Bueno entonces está bien. - pronunció con alivio - Por un momento pensé que él te había corrido de su habitación. - soltó una risita inocente.
- Emm bueno... en realidad... él si me corrió de la habitación. - ví como su expresión cambió totalmente. - p-pero ya hablé con él, no se preocupe. - dije tratando de calmarla.
- ¿Él te trató mal o te insultó? - dijo preocupada, yo solo la miré y me quedé en silencio, de pronto vi como apareció un gesto de desesperación en su rostro. - No te arrepentiste, ¿verdad?
- No, no, no, claro no. - mencioné mientras negaba con la cabeza. - no me he arrepentido de nada, yo hice un contrato con usted y voy a cumplirlo, y bueno... con respecto a su hijo, no voy a negar que tiene un carácter un tanto difícil. Pero no se preocupe yo trataré de ayudarlo. - me acerqué a ella y tomé su mano para calmarla.
- Abril, conozco a mi hijo y sé que el no es fácil de tratar, pero en el fondo el es un chico muy bueno y agradable.
Reí un poco por lo que dijo, ¿agradable? Nicolás parecía de todo menos agradable, aunque... nunca se puede saber del todo lo hay dentro de una persona, ¿no?.
- Espero que llegue a sacar su lado agradable conmigo algún día, por que hoy a dejado muy en claro que me odia - ella me miró y sonrió un poco
- Nicolás es así, parece que odiase a todo el mundo, pero verás que con el tiempo van a llegar a ser amigos, tú eres una persona muy linda y amable, no creo él tarde en darse cuenta de eso. - sonreí por sus palabras y le di las gracias.
- Bueno... tengo que irme señora Martha, pero volveré el próximo viernes, cu-
- No espera Abril, todavía no te he pagado. - dijo interrumpiendo mis palabras.
- No es necesario señora, hoy solo me presenté, no es necesario que me pague. - dije mientras tomaba mi bolso y me dirigía a la puerta
- Pero yo insisto
- No, no, gracias, pero no puedo aceptarlo, además ya tengo que irme - abrí la puerta de la casa y me despedí con la mano. - Adiós señora Martha cuídense mucho, volveré la próxima semana.
- Oh bueno, tu también cuídate mucho Abril. - dijo mientras me sonreía.
Salí de la casa y comencé a caminar hacia la parada del autobús, la cual estaba bastante lejos a pie, pero no me importaba, disfrutaba mucho de caminar, me gustaba ver a los autos que pasaban, a los niños jugando, a las parejas caminando tomadas de la mano o abrazadas, sentir el viento en mi rostros y el sol calentandome e iluminandome con sus dorados rayos.Caminar era como mi terapia, me permitía pensar y en ese momento tenía que pensar en algo o más bien dicho en alguien.
No podía sacarme de la cabeza a Nicolás, la conversación que tuvimos y sobre todo a sus ojos, aquellos ojos color caramelo que se desnudaron ante mí, que me mostraron toda la amargura y rencor que guardaban, pero que a la vez me dijeron que no había maldad en ellos, aquellos ojos que no eran capaces de verme, pero si de mostrarme lo que habitaba dentro de sí.
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You're eyes tell me
RomansaNicolás es un chico que perdió la vista en un accidente cuando era apenas un adolescente, ahora han pasado los años y el aún sigue sin poder superar el echo de ser ciego. Por otro lado Abril es una estudiante de psicología que casualmente se encontr...